Vitiligo: reacción inmunológica y emocional

Es un trastorno que padece la piel y que afecta especialmente a niños y jóvenes.

El vitiligo es una enfermedad de la piel, caracterizada por la presencia de parches blancos, debidos a la pérdida de la pigmentación, que padecen entre el 1 y el 2% de la población. La mitad de los que la sufren la desarrolla antes de los 20 años y un 20% de ellos ha tenido un familiar con vitiligo. Es considerada una enfermedad autoinmune, y aunque no se conoce con certeza su etiología, se sospecha que una predisposición genética, sumada a disparadores emocionales, la desencadenan.

«Puede ser evolutivo o no, depende de la forma de presentación», afirma la doctora María Rosa Cordisco, médica principal del servicio de Dermatología Pediátrica del hospital de pediatría Juan Garrahan.

La forma más común, explica, es el llamado vitiligo vulgar: «Es el que se ve en la cara o en el dorso de las manos y consiste en unas manchas blancas de un color marfilino con bordes irregulares. Es bilateral y totalmente asintomático. También puede ser focal, cuando aparece sobre una sola área. Por ejemplo: es muy común la consulta por una mancha blanca alrededor del labio o un delineado sobre el labio superior. En esos casos, suele repigmentarse más fácilmente.»

Otra variedad es el vitiligo segmentario, que se manifiesta en una región en forma de segmento. «Lo vemos en los chicos en la zona de la parrilla costal y suelen tardar más tiempo en repigmentarse», acota. Para estos casos hay una hipótesis neuro-química: un funcionamiento anormal de algunas células nerviosas produciría una sustancia tóxica que dañaría los melanocitos, células de la piel encargadas de producir el pigmento.

Otra presentación es el vitiligo perinévico o enfermedad de Sutton. «Es un lunar que se rodea de un halo blanco. Popularmente, se dice que el halo se come al nevo –mancha blanquecina–, ya que el nevo desaparece. Y se sospecha que la gente que manifiesta este tipo de halo –agrega la especialista– tiene anticuerpos contra el melanoma».

 

Aspectos claros y oscuros

Respecto de la progresión de la enfermedad, la dermatóloga reconoce que se desconocen los mecanismos fisiológicos internos que actúan para favorecerla. «Lo que sí conocemos son los factores desencadenantes», sostiene. En ese sentido, «a veces, un trauma o un accidente físico como una quemadura, un corte o una rascadura; o psíquico, operan como la apertura de una puerta». En cuanto al diagnóstico, asegura Cordisco que es muy fácil, ya que se trata de una mancha clara bastante característica con un borde muy neto y a veces, irregular.

Asimismo, la especialista informa que hay vitiligos universales, muy extendidos, donde el tratamiento consiste en despigmentar las áreas remanentes de piel sana. «Son poco frecuentes. En el Garrahan, hemos tenido sólo dos pacientes en muchos años. Estos casos de vitiligos tan extendidos se asocian con otras enfermedades autoinmunes, especialmente con las disfunciones de la glándula tiroides y en algunos casos, con la alopecía. Por eso, cuando vienen chicos con vitiligo, pedimos una rutina de laboratorio con un perfil tiroideo y de acuerdo con el resultado, hacemos la consulta con endocrinología.»

El tratamiento depende del tipo del vitiligo. Para los focales o segmentarios se indican aplica

ciones tópicas de corticoides de mediana potencia, según señala la especialista. Con chicos, advierte sin embargo, se trata de no hacer corticoterapia prolongada para evitar los efectos secundarios –locales y sistémicos– de este tipo de medicación, que es absorbida muy rápidamente por la piel de los niños.

Otra droga, el tacrolimus, contiene inmunomoduladores que actúan a través de los linfocitos T, presentes en el sistema inmunológico. Con ella se logra «una mejor repigmentación». Se aplica por las noches por un lapso considerable y tiene un efecto similar a las cremas con corticoides, «pero carece de sus efectos secundarios», asegura la entrevistada.

Por otra parte está la acción del sol. «Como tenemos que estimular que los melanocitos vuelvan a fabricar el pigmento –melanina–, la radiación ultravioleta ayuda. Hace muchos años usábamos fotosensibilizantes y mandábamos al paciente a tomar sol; pero ahora, con el agujero de ozono, tienen que estar más controlados para evitar las quemaduras.» Otras opciones terapéuticas son las cámaras PUVA y la UVA de banda angosta. Y siendo la emoción un factor detonante del vitiligo, la atención integral del paciente se complementa con la asistencia psicológica.

 

El vitiligo en la infancia

«El vitiligo en la infancia» fue una de las conferencias magistrales del 4to. Congreso Latinoamericano de Dermatología Pediátrica, que sesionó en Buenos Aires en abril pasado. Estuvo a cargo de la especialista estadounidense Susan Mallory, quien trabaja en el hospital de Niños de Saint Louis (EE.UU.).

Al exponer los resultados de su experiencia, recordó que en general, la aparición del vitiligo es impredictible y lentamente progresiva, que las manchas se descubren especialmente en el verano, que del 6 al 38% de los chicos tienen familiares que lo padecen, y que hoy también se sospecha de una relación con la predisposición a la diabetes y a la anemia.

Asimismo, hizo un detallado informe de los tratamientos efectuados y de los resultados obtenidos en las distintas formas de la enfermedad, y reconoció como factores clave de la terapia la motivación del paciente, su edad, el tipo de piel, la ubicación de las lesiones y la facilidad para aplicar el tratamiento.


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios