John volvió a la cumbre del volcán Lanín, después de 50 años, y la capturó desde el cielo
John Bell Thomson subió al Lanín hace 50 años, a pie, cuando pocos lo hacían. Sobrevivieron a una avalancha, hicieron cumbre y vivieron una aventura. Ahora volvió en su avión con un amigo y compartió las imágenes para que todos admiren la vista más hermosa, que lo enamoró hace una vida.
Apreciar la cumbre del volcán Lanín desde un avión, 50 años después de haber subido de a pie, fue para John Bell Thompson, una experiencia linda para compartir. Con su amigo registraron un paisaje de lagos y montañas único y pensó que sería lindo que puedan verlo muchas personas. Fue por eso que le puso música, lo subió a las redes y los amantes de la Patagonia agradecieron con millones de likes ese momento de belleza que dejó volando.
John atiende el teléfono desde la cordillera y cuenta que vive un poco en San Martín de los Andes y otro poco en Estados Unidos. Sus abuelos fueron colonos de la Patagonia en 1880 y se crio en San Martín. Allí pasaba los veranos. “En 1962 la situación en Argentina estaba mal, y me fui. Viví en Europa, en Portugal, Inglaterra, Estados Unidos. Allí hice mi carrera de posgrado en cirugía. Soy cirujano cardiovascular retirado y pasé el resto de la vida allá, aunque siempre vuelvo”, dice para comenzar mientras rememora la larga historia de su familia, que llegó a estas tierras desde Inglaterra durante la guerra.
Hoy, su hija vive en San Martín, él tiene una casa que alquila en temporada de invierno a quienes llegan a hacer turismo y esos son algunos de los grandes motivos por los que regresa todo el tiempo. Recuerda cuando la villa tenía apenas unos 1500 habitantes, que todo era muy distinto. “Ahora verlo es impresionante”, reflexiona.
Salir a recorrer en avión es algo que siempre le encantó. Tiene un avión bimotor Aerostar y ese día estaba ideal para salir a recorrer el cielo. “Fui hasta lo de un amigo americano que está acá y le dije ‘¿te gustaría ir a hacer una recorrida por el Lanín?’ Salimos, era una tarde lindísima. Elegí un poco el tiempo porque siempre hay que tener cuidado cuando se vuela sobre la montaña”, destaca.
Durante un rato dieron vueltas por ahí “el paisaje era espectacular”, estaba tan claro, tan lindo que su amigo decidió filmarlo con su celular. “La cumbre es así, se ve por todos lados. Ese día se veían todos los volcanes muy bien : el Osorno, el Villarica, El Tronador… y también los lagos”, cuenta John y en su voz se nota la admiración por la belleza.
Mientras narra sostiene que muchos suben caminando cada temporada. Pero alerta que es peligroso sin preparación, que todos los años el Lanín se cobra alguna víctima. Por eso, para subirlo hay que prepararse, contratar guías habilitados y sobre todo informarse.
Los recuerdos lo llevan a la juventud, cuando hace 50 años lo hizo. “No fui preparado y casi me mata una avalancha. Fue todo una aventura. Lo hice cuando no iba nadie, solo existía el refugio de infantería. Nos quedamos la noche ahí, subimos y bajamos a la noche siguiente. Algunas estupideces cometí, pero son aventuras que se hacen cuando uno es joven”, dice mientras ríe.
Busca las fotos de ese momento, se ve claramente el humilde equipo que llevaban. En el avión, mientras con su amigo sobrevolaban en esa tarde, él volvía con su relato a los 22 años, cuando caminó las laderas.
El chico que lo llevó en ese momento, lo había hecho una vez y le aseguró que conocía el camino. Toda la primera parte no se les hizo difícil. Fue un trajín largo, pero recién en los últimos 300 metros encontraron las complicaciones.
“Había algunas rocas, glaciares que atravesar y había que ir con cuidado. Pero nos agarró una tormenta, desde el refugio para arriba y se nos vino la avalancha encima, porque nosotros nos equivocamos y salimos tarde. Estábamos en las nubes, no veíamos nada, dijimos bajamos y en ese momento se despejó”, relata.
Vio de repente la cumbre tan cerca , parecía que la podían tocar. “Dijimos ‘llegamos’. ‘Dale subimos’ y fuimos hasta arriba”. Asegura que el viento que se ve en el video que compartió, que roza y saca un poco de nieve de la cima, ese mismo viento encontraron arriba ese día.
“Después bajamos y fue totalmente divertido. Llegamos de la cima a San Martín en un día y fue jugar todo el camino. Ahora lo vimos desde un lugar más cómodo”, y es que no importa como se llegue, el Lanín siempre es un gigante inolvidable.
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