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¡Ruta 40 allá vamos! Se jubilaron y no las para nadie: de Neuquén a Ushuaia, el viaje inolvidable

Hicieron 5900 km en auto en 22 días. Anita, Marcela y Ana compartieron la aventura en las redes y las alentaron miles de seguidoras que encontraron inspiración. Las tres jubiladas, dicen que es un gran momento en la vida para viajar. Acá cuentan la historia: te va a dar ganas de salir a la ruta.

Un día de primavera Ana María fue de visita desde Balsa Las Perlas a la casa de sus amigas Marcela y Anita en Neuquén capital. “Estamos armando un viaje hasta Ushuaia por la ruta 40, ¿Querés venir?”, le propusieron. Tardó segundos en responder. “¡Claro!”, dijo. Enseguida pusieron manos a la obra: como primera división de roles, Anita, que viaja con la mente, sería la encargada de buscar los lugares más lindos. Marcela, de revisar las distancias, calcular los kilómetros y las escalas según las estaciones se servicio y las ciudades y pueblos a los que irían. Y Ana María (ellas le dicen Anuchi), de revisar las opciones de alojamiento en cada destino.

Las tres jubiladas y con ganas de disfrutar cada día en esta etapa de la vida, todo marchaba sobre rieles hasta que se descontroló la inflación y la nafta no paraba de aumentar. Revisaron las cuentas una y otra vez, dudaron. Anuchi estuvo a punto de bajarse, pero le insistieron y al final las tres decidieron apostar por el viaje, pese a todo: recargar la tarjeta, postergar otros gastos y salir. No podrían haber tomado mejor decisión: vivieron 22 días y 5900 kilómetros de una aventura de esas que no se olvidan.

Ana María Alonso, Anita María Carrizo y Marcela en los glaciares de El Calafate. Así fue el viaje, a pura sonrisa. El 22 de enero salieron desde Neuquén. Bajaron por la ruta nacional 40 en la cordillera y subieron por la ruta nacional 3 por la costa. “¿Se acuerdan de las tres locas que se aventuraron a la 40? Acá estamos”, posteó Anita. Llovieron los likes.


Marcela planificó que no harían más de 800 kilómetros por día en el Ford Ka en el que 100 km insumían entre siete y ocho litros de nafta según la ruta y el viento. Anita llevó el pendrive cargado de música pero no siempre hubo acuerdo con el género ni con la radio para las noticias, así que optaron por conversar. Ante todo, respeto a la convivencia. Además, bromea Marcela, se le habían desordenado las carpetas y la cumbia se mezclaba con el rock nacional. Así no.


Trevelin, primera escala

Caminata en los paraísos cercanos a Trevelin, al pie de la cordillera en Chubut.

Así, a pura charla y risas, llegaron a Trevelin, la primera escala, el destino en la cordillera que Anita ama. Lo que siguió: visitar el histórico molino harinero, escuchar las historias de cuando se producía trigo al pie de la cordillera en Chubut, caminar en Lago Rosario con mapuches hasta la laguna Canoa, manejar entre rectas y curvas de vistas mágicas hacia la represa Futaleufú, navegar por el lago Krüguer, la boca abierta ante tanta belleza, la felicidad de hacer lo que querían.

La Cueva de las Manos, cañón del río Pinturas, al noroeste de Santa Cruz. 


Después siguieron hasta el pueblo Perito Moreno, la opción cercana más económica para lo que venía: ir a las Cuevas de las Manos y contemplar tanta historia a centímetros de sus ojos y contratar un tour para cruzaron a Chile por Los Antiguos y conocer las famosas Capillas de Mármol en Chile.


Capillas de Mármol, Chile. Cruzaron por Los Antiguos en un tour.

El boom en las redes

El día de la partida desde Neuquén, el 22 de enero.

Por entonces, Anita ya había compartido la foto de la partida de las tres viajeras en el grupo de Facebook Locos por la ruta 40 y la devolución fue tan impactante que las apabulló: miles de corazoncitos y pulgares levantados, cientos de comentarios, imposible contestar todo. Lo mismo en el grupo Jubilados viajeros. Así pasó a ser la encargada en redes del grupo, encargada de publicar las fotos y los textos: desenvueltas y divertidas frente a la cámara, con buena info y sensaciones para transmitir, traigan audiencia que onda sobra.

El tren del fin del mundo a puro humor: Marcela y Anita en Ushuaia.

Una diferencia no tan sutil les llamó la atención ante la oleada de mensajes. Las mujeres las alentaban, les decían que era un sueño esa aventura, que les encantaría vivirla alguna vez, que querían pero no encontraban compañera, que ya se les dará. Los hombres les daban consejos: cuál ruta tomar, cuál evitar, los cuidados con el auto.

Glaciar Perito Moreno.


De regreso al país, el destino siguiente fue El Calafate. A esa altura, ya habían comprobado que las charlas con turistas siempre traía algo bueno, desde compartir experiencias a pasarse datos de dónde conviene alojarse.


Así, por ejemplo dieron con un hermoso departamento donde hicieron base para maravillarse con el glaciar Perito Moreno a un costo de $ 60.000 la noche con desayuno incluido, mucho menos que los 100 mil que pagaron en El Chaltén, el destino más caro de todos en los que estuvieron. En Ushuaia, en cambio, pagaron $35.000 por noche.


Clic. Ana María en El Chaltén.

Con tanto extranjero dando vueltas por la Patagonia, advirtieron también que los gringos no siempre saludan ni son simpáticos. En cambio, se admiraron con la calidez de los argentinos, en las estaciones de servicios, los bares, las gomerías, el mecánico de Piedrabuena.


Gente gaucha


“Tanto que nos criticamos, nuestro país está lleno de gente maravillosa, hay que decirlo”, remarca Anuchi.  Marcela coincide, pero marca el lado B: los baños de la Aduana del lado argentino para cruzar a Tierra del Fuego estaban imposibles de sucios, del lado chileno podían caminar descalzas. Protestó, el gendarme le trajo el libro de quejas, repleto de mensajes por el mismo motivo los últimos tres meses. Sumó el suyo. El efectivo lo recibió y con otros jóvenes gendarmes les preguntaron por el viaje y les desearon suerte. Eso también es Argentina.


Ya en el fin del mundo, les quedó corta la estadía ante tanto para ver. Volvieron por la ruta 3, pararon en Río Gallegos. Era un día lluvioso y frío y Anuchi se emocionó al pensar lo que habrían sufrido los soldados en Malvinas en condiciones infinitamente peores.

Después de las escalas en Caleta Olivia y Las Grutas, 22 días después volvieron a Neuquén. A la hora de elegir los lugares más lindos aparecen Trevelin, Ushuaia, la Capilla de Mármol y el glaciar Perito Moreno a la cabeza del ranking. ¿Volverían a viajar juntas? «¡Claro!», respuesta a coro. Siempre habrá un buen plan para salir otra vez a la ruta. Eso es lo lindo de la vida: todo lo que nos queda por hacer.


«Si no viajamos ahora, ¿cuándo?»

Ushuaia. Sueño cumplido.

Anita (61) y su esposa Marcela (60) coinciden con su amiga Ana María (66) que tras la jubilación se abrió una gran etapa. “Me decían qué iba a hacer con mi vida. Mejor que me preguntaran qué no iba a hacer, pensaba yo”, dice Ana María. Vive en Balsa Las Perlas, se jubiló como óptica y es actriz. Anita, docente jubilada, es de San Juan, desde donde llegó a Neuquén en 1988 a la ciudad donde conoció a Marcela, licenciada en Enfermería jubilada, que arribó desde Ucacha, Córdoba. “Soy la piba del grupo”, dice. Las tres se ríen. Como siempre.


La gomería salvadora y el mecánico que no les cobró

Los dos momentos de tensión que vivieron durante la travesía quedaron resueltos con la ayuda de los mecánicos que les resolvieron todo con eficiencia y buena onda. Las tres lo rescatan, porque estaban nerviosas, les podrían haber pedido cualquier cosa, pero no. Al contrario, uno no les quiso cobrar y el otro les hizo precio.


El primero ocurrió entre Gobernador Costa y Río Mayo en Chubut, 232 km con tramos detonados. “¿Viste que hablan de los famosos 73 kilómetros malditos entre Tres Lagos y Gregores en Santa Cruz? Bueno, al lado de esto es un chiste. Porque no es que hay pozos, hay cráteres de entre 20 y 40 cm de profundidad”, dice Anita, que iba al volante.


“Ni siquiera los podés esquivar, nada más elegir el pozo que vas a agarrar”, agrega. Tuvieron que tomar un camino alternativo y al llegar a Perito Moreno (ni el parque nacional ni el glaciar, el pueblo) notó que una rueda estaba baja. Fueron a la gomería Cerro Azul Servicios y un hombre las atendió con cordialidad, les dijo que el problema era la llanta, que se había golpeado duro, que ojalá no les haya dañado la cubierta.

Paisajes de Trevelin.

Mientras rezaban que eso no hubiera pasado porque con el costo de los neumáticos era el fin del viaje, el hombre la desarmó, comprobó que la cubierta estaba bien, calentó las herramientas y le dio cuatro golpes precisos, perfectos a la llanta hasta que la acomodó para que pudieran seguir. Armó todo, la volvió a colocar y les cobró 6.000 pesos. “Nos podría haber matado con el precio, pero no. Y nos trató muy bien, fue muy amable”, dice Ana María.

El otro incidente ocurrió en Comandante Luis Piedrabuena, en Santa Cruz. Tras manejar bajo una lluvia intensa, pararon para comprar algo para comer y Marcela aprovechó para medir el agua y el aceite. Enseguida se acercaron dos hombres, uno miraba sin decir nada. Ella notaba que estaba todo bien, pero el señor dijo que le faltaba líquido, que mejor llamaran a un mecánico. Dudaron.

Ushuaia.

Les pasaron el número de uno y lo llamaron: estaba en una carrera con sus amigos, cocinando para toda la barra, les pidió que lo esperaran un rato, que iba seguro. Al final Galo apareció en su Fitito, preguntó qué pasaba, le contaron, se tiró al piso, se empapó y les dijo que estaba todo bien, que podían seguir, que no se preocuparan, que era la condensación nomás. “¿Cuánto le debemos?” “Nada”, dijo Galo. “Buen viaje”, agregó, se subió al Fitito y se fue.


El lugar más caro y la sorpresa del más económico

Cuando llegaron a El Chaltén encontraron el destino más caro de todos desde que salieron de Neuquén: Trevelín, Perito Moreno, Calafate, Ushuaia, Río Gallegos, Caleta Olivia, Las Grutas. Pagaron $ 100 mil por una noche en un departamento y caminaron para encontrar un almacén con precios razonables.


Escala en el fin del mundo y postal para el recuerdo en Ushuaia.


En cambio, lograron bajar los costos del alojamiento en El Calafate gracias a un oportuno consejo que se comparte boca a boca en la cofradía viajera: $ 60.000 por un bonito departamento con desayuno. La sorpresa, Ushuaia: les costó $ 35.00 el departamento y todo, comida y excursiones, fue más barato allí.


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