Tres pueblos mágicos de la Patagonia que combinan cultura, historias y paisajes
Un paseo por pueblos patagónicos que no son los más elegidos, ni los que reciben más vuelos, pero ofrecen experiencias únicas con la comunidad, la cultura y conexión con el ambiente.
Si buscás más que un hotel bonito, o una playa populosa para vivir tus vacaciones, la Patagonia te ofrece emprender un viaje a la profundidad de la cultura de pueblos solitarios, descubrir la identidad de aquellos parajes o aldeas alejadas, entre los mejores paisajes.
Si sos de los que quieren compartir la forma de vida de hombres y mujeres curtidos por el viento y enraizados a la tierra en la que crecen frutos únicos, regados por agua pura, en una casa de adobe, o entre picos nevados de cordillera, desde el interior más profundo, te dicen: “¡Vengan, es por acá!”.
Varvarco
Es un pueblo pequeño del norte neuquino, y también está lleno de tradiciones y es el inicio de un circuito a las experiencias más movilizantes. Damián y Ariel de la agencia Rumbo Norte presentaban su rincón único hace un tiempo. Contaban que por estos días arman el campamento para la expedición al Domuyo y organizan el nuevo producto que ofrecen: los arreos o transhumancia.

“Es el primer año que lo presentamos. Es participar de el traslado que los crianceros hacen con sus animales desde las invernadas a las veranadas en busca de pasturas. Se hacen dos veces al año, en noviembre y diciembre y otra es marzo o abril cuando regresan a la invernada”, decía Ariel.
A su lado, Damián sumaba: «Las expediciones al Domuyo arrancan del 1 de noviembre, hasta abril y hay varias fechas de ascensos, a medida que se completa una fecha se van sumando”.

Esta es una gran época para visitar esta región, podés hacer caminatas ir al mirador de la confluencia del río Neuquén y el Varvarco, con el arroyo Turbio. A 15 km desde Varvarco encontrarás Los Bolillos.
En Los Tachos, podés deslumbrarte con los pequeños géiseres a orillas del arroyo Covunco que lanzan agua y vapor a una temperatura de 90°C . En Aguas Calientes te podés dar un baño termal en piletas naturales y si te gusta la pesca, el paraíso de los mosqueros, está en las lagunas Varvarco Tapia y Varvarco Campos.
Los Antiguos
Está en un lugar precordillerano y su cercanía con un espectacular lago, sus chacras productivas y su destacada gastronomía, son los pilares de su estructura turística.
En la FIT, Pablo Emilio inflaba el pecho y decía en el stand de Santa Cruz, que su pueblo es uno de los siete argentinos nominados a ser el más lindo del mundo, en el concurso de la Organización Mundial del Turismo (OMT).

“Es la región del noroeste, estamos frente a Lago Buenos Aires el segundo más grande de Sudamérica y un lago binacional, del lado chileno se llama Lago General Carreras. Además acá se cultivan las cerezas más ricas del país”, comentaba.
Ir a la costanera en verano es una oportunidad para relajarse y se puede hacer kayak, pescar truchas y salmones. “También ir al Parque Nacional Patagonia, que tiene pinturas rupestres de millones de años en la Cueva de las Manos, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

“Se puede hacer trekking, tenés una red de senderos amplia, para toda clase de dificultades, con acampe y refugio para dormir y podés hacer cabalgatas”, decía.
El recorrido de 170 kilómetros de la ruta escénica 41 hasta Lago Posadas, es una de las emblemáticas por ser la ruta más alta de la provincia. Desde los antiguos también se hacen excursiones a Chile, a Capilla de mármol, un atractivo turístico que está en el plano mundial.
Tolhuin
Cada vez más turistas llegan a Ushuaia pero pocos se animan a descubrir los encantos que esconde Tierra del Fuego. Entre ellos hay lugares como Tolhuin, situada sobre la costa del inmenso lago Fagnano.
Raúl Moreira presidente de la Cámara de Turismo recientemente creada explicaba que la provincia tiene tres ciudades: Ushuaia al sur al norte está Río Grande y en el corazón Tolhuin. “Es naturaleza pura, estamos rodeados de montañas y lleno de bosques de lenga, de ñire, es un lugar muy apacible, muy lindo. Un pueblito chico, rodeado de cinco lagos”.

Casas bajas, casi todas en torno de la costa, tiene dos emblemas: la hostería Kaiken (a 7 km del pueblo) y la panadería La Unión, centro indiscutible de la vida social del pueblo. Raúl explicaba los secretos de su pueblo.
“Pertenece a la comunidad Selk’nam u Onas que eran los indios que habitaban la zona centro de la isla. Una comunidad que con la llegada de los europeos y las enfermedades que trajeron, prácticamente se extinguieron, pero quedan algunos descendientes o historiadores que revivieron como eran los rituales de iniciación, los lugares donde vivían, como mantenían el fuego, en qué cosas creían y algo del dialecto”.
Tolhuin es el punto de partida del circuito “El corazón de la isla”, que enhebra bosques, lagos y estancias del centro. En conjunto, se trata de un circuito sorprendente, casi virginal, en el que pervive el espíritu de los colonos que llegaron a fines del siglo XIX. “Es una ruta que se recorre lentamente, y permite disfrutar de la belleza del entorno, mientras se alcanzan lugares encantados”, decía Raúl.
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