Un cálido invierno y paseos por cerros y cervecerías con otro encanto, en El Bolsón

La temporada resiste y aunque la nieve no aparece como se esperaba,la Comarca sigue siendo un refugio de experiencias únicas.

La nieve de este invierno no llegó como se esperaba, pero cada destino tiene mucho para proponer y
El Bolsón, con sus paisajes y su gente, muestra el camino. Fotos y videos: Florencia Salto.

Llegar a El Bolsón es una experiencia linda, de paz. Desde su geografía, el pueblo invita a una sensación diferente. El cerro Piltriquitrón imponente, te abraza desde uno de sus extremos. En el otro lado, también hay montañas, refugios y ríos azules, y abajo, en el medio, allí donde hace millones de año hubo un glaciar, hoy hay un caserío con algunas chimeneas humeantes, chacras que preparan la tierra para sembrar frutas y verduras, que tal vez se conviertan en dulces o platos deliciosos y una población atenta, cosmopolita y agradable, que hará de la experiencia, un verdadero placer.

No son días fáciles para el turismo, la naturaleza, o la mano del hombre sobre ella, hicieron que dos temporadas no fueran como esperaban. Primero, un incendio que llegó en febrero, en medio de la temporada alta. Que atacó los caminos de los refugios, su rincón más querido y vació el pueblo en horas, para que sus habitantes pasen del gran disfrute a una lucha cuerpo a cuerpo contra el fuego.

Entre bosques y miradores, hay paseos accesibles.

Pero si hay algo que la comunidad sabe, es levantarse. Como decía un conocido poblador por estos días, “acá siempre se piensa en lo que está por venir” y así lo hicieron, pensaron en nieve, en invierno y esperaron. Pero la nieve no llegó y otra vez, el turismo, faltó a la cita. Nieve y refugios parecerían que eran las claves de un pueblo, pero al estar allí unos días, se confirma que no siempre hacen falta. Que son grandiosos cuando están, pero no limitan el disfrute. Es por eso, que en un fin de semana cualquiera, invitaban a una cacería de trufas, a celebrar la fiesta de la cerveza IPA, a recorrer sus paisajes.

El primer paseo, fue al cerro Perito Moreno. Allí, la gente de Laderas, buscó, con poca nieve, ofrecer un producto para que nadie se vaya del invierno sin deslizarse un rato. Julián Rudolph, director de montaña, recibía a los visitantes y contaba que diseñaron un producto para principiantes. En la base, los cañones fabricaban nieve y también en aerosillas se podía llegar a parte más alta, donde había otro poco, para hacer culipatín.

Tras incendios y con poca nieve, el pueblo apuesta a reinventar su propuesta turística.

“Proponemos un Ski Fun Day a buen precio, en la pista de la base, que consiste en clases de esquí de dos horas para principiantes con medio propio, que incluye la instrucción, el pase para la ski lift y equipamiento”, contaba.

Pero también contemplaron a los esquiadores profesionales, a aquellos que sacan sus pases para hacer deportes y a los que, con lo que hay, no se les puede brindar el servicio. “Para ellos, damos la opción de que puedan usar el pase hasta el invierno del 2027, no lo pierden”, sostuvieron y contaron que como los días de calor comienzan a llegar más rápido de lo que pensaban, también preparan los paseos de primavera.

En el restaurante de arriba, algunos se calentaban en una fogata mientras miraban a sus hijos bajar en los trineos. Por allí, andaban una pareja de brasileros, recién llegados de Bariloche. Él, era la primera vez que visitaba la Patagonia, ella, había venido el año pasado.

La gente de Laderas, buscó, con poca nieve, ofrecer un producto.

“Es muy bonito el paisaje, si bien hay muy poca nieve, también el clima está más agradable: el año pasado, hacía mucho frío”, decía ella con optimismo. Consultados por los precios, relataron que en el su, en general, todo es un poco más caro que en su país, pero sumaron alegres que los reciben con muy buena atención.

Juana, una nena de diez años, y su papá Juan Carlos habían llegado desde Buenos Aires. “El año pasado, vinimos, ella tomó clases, pero no se tiró ni un solo día en trineos, así que ahora está divertida. No nos acompañó la nieve, pero aprovechamos a conocer lugares que nunca recorremos como el Bosque Tallado, Mallín Ahohado”, decía Juan mientras juraba que es un amante de la cordillera en todas sus formas.

El Cerro Amigo, una caminata corta y un mirador que regala una postal.

Al volver al pueblo, había otros cerros para recorrer, que no prescinden de la nieve. Uno de ellos es el Cerro Amigo, un guardián más pequeño que el Piltri. Subirlo no requiere gran esfuerzo, es un trayecto corto, entre un bosque que oxigena. Mientras caminamos Sergio, a cargo de la concesión del lugar, cuenta que su nombre, tiene muchas historias, pero ninguna es la verdadera, ni la falsa.

“Algunos dicen que es el amigo del Piltri, otros, cuentan que en este barrio, vivían varias personas, y siempre decían, voy al cerro de donde vive mi amigo, todos tenían un amigo acá”, pero a ciencia cierta nada se sabe.

Al llegar al mirador, el premio es grande. Pasado el mediodía, las nubes que por la mañana se acuestan a dormir en las calles de El Bolsón, ya están altas. El sol ilumina todo y desde allí, se puede ver cada parte de aquel maravilloso lugar.

El Cerro Amigo, una caminata corta y un mirador que regala una postal.

“La reserva tiene una historia, hoy tiene 52 hectáreas. Es de uso múltiples, ya sea científico, cultural, educativo y se desarrollan actividades como rapel, escalada, bici. Acá hay tres senderos que terminan en tres miradores con diferentes distancias, altura, dirección”, contó Sergio y sumó que está abierto de 11 a 18 y la tarifa de la entrada es de 2000 pesos por persona.

Al bajar, unos mates en la plaza del pueblo, y una cita que es un receteo para el cuerpo. En Lumina una casa de permacultura, hay gente que canta, que va a yoga y hace terapias holísticas o retiros. Un masaje, un baño de gong, meditación o acupuntura aportan un mimo a alma .

Al salir, la noche ya ganó el cielo y las cervecerías son la mejor forma de cerrar el día. Al caminar por las calles, más de quince opciones invitan con música y luces de colores en las entradas a un brindis con sabor local. En una de ellas, Cristian Erazo, contaba que hace tres años que abrió su resto bar “y le damos mucha impronta a la cerveza. A los turistas les gusta probarlas y tenemos canillas con variedades que van desde una más ligera, rojas, negras, frambuesa y las IPA, o APA con sabores más lupulados”, contó.

La noche de El Bolsón se vive en sus cervecerías artesanales.

Después de un rico plato de comida, llega el descanso y la calidez de la gente del pueblo deja una buena sensación. Hay que ir a dormir un poco, porque este no terminó.


Disfrutar cervezas artesanales y buena gastronomía


Las cervezas disponibles en diferentes espacios gastronómicos, son elaboradas, en la región, y las marcas son: Araucana, Awka, Berlin, Chaura, Lobo Suelto, Mystic Fog, Murrayana, Nueva Cepa, Peces Raros, Radal y Tres Diablos.

Los restaurantes: Agusto, El Bodegón, El Tablón, Entre Amigos, Gen, Génova, Los Tres Fuegos, Pueblo Chico y Sabor Market & Café.

Las cervecerías: Beermania, Breaking Beer, Bratha, Berlina, El Río, Estación de la Cerveza, Galpón Cervecero, Nordoeste y Patio Merino.


La nieve de este invierno no llegó como se esperaba, pero cada destino tiene mucho para proponer y
El Bolsón, con sus paisajes y su gente, muestra el camino. Fotos y videos: Florencia Salto.

Llegar a El Bolsón es una experiencia linda, de paz. Desde su geografía, el pueblo invita a una sensación diferente. El cerro Piltriquitrón imponente, te abraza desde uno de sus extremos. En el otro lado, también hay montañas, refugios y ríos azules, y abajo, en el medio, allí donde hace millones de año hubo un glaciar, hoy hay un caserío con algunas chimeneas humeantes, chacras que preparan la tierra para sembrar frutas y verduras, que tal vez se conviertan en dulces o platos deliciosos y una población atenta, cosmopolita y agradable, que hará de la experiencia, un verdadero placer.

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