Las famosas truchas del Limay Medio: fueron a pescar, pero no esperaban tantos piques

En uno de los mejores pesqueros de la Patagonia, el fin de semana hubo muy buen pique en el río que corre entre Neuquén y Río Negro. El instructor Matías Fernández Carro cuenta los detalles y comparte los tips y los videos.

Llega el fin de semana y los pescadores al norte de la Patagonia aprontan los equipos para salir con los amigos. Los motiva, como siempre, la esperanza de que pique la trucha más grande y peleadora, esa con la que sueñan todos cuando apoyan la cabeza en la almohada. Pero también los asados, el campamento, el truco, el brindis, los chistes, la camaradería, las anécdotas de marrones imposibles y peces que se agigantan con el paso de los días, como refleja aquella frase de la mítica Hostería Chimehuin donde empezaron tantos: «Dios, hazme pescar una trucha tan grande que no tenga que mentir». Y el último finde algo de todo eso pasó. Porque el instructor de pesca con mosca Matías Fernández Carro partió con Santiago Mairal (fue su alumno en un curso, hoy es su amigo) desde Cipolletti rumbo al Limay Medio, unos 160 km y por eso una gran alternativa cercana al Alto Valle. Allá los esperaba el guía Pablo Oscar Blasco y dos amigos de la banda Limay Medio Desembocadura, que tienen montado un campamento cerca de donde el río que corre entre Neuquén y Río Negro y desemboca en el lago de El Chocón.

El instructor de pesca con mosca Matías Fernández Carro y una de las truchas que picaron el último fin de semana en el río Limay Medio que corre entre Neuquén y Río Negro al norte de la Patagonia.

"Un tiro, un pique"


El guía Pablo Oscar Blasco, el pescador Santiago y el instructor Matías Fernández Carro navegando el Limay Medio.

Apenas llegaron, pagaron los 1.500 pesos por única vez para acceder a los sitios de pesca en el camping del Negrín Figueroa, pasando Picún Leufú por la ruta nacional 237. Cruzaron un brazo y fueron directo al cauce.

Cuando llegaron a una corredera Matías le aconsejó a Santiago una línea de hundimiento 4, una mosca que imitara un alevino verde y blanco (el Peje de Craf) y que tirara en la entrada del pozón. Enseguida picó una trucha, la primera de muchas.

Las arcoíris que pescaron y devolvieron pesaban entre 700 gramos y un kilo y medio aproximadamente.

«Nos llamó la atención la cantidad. Por momentos eran lotes de truchas, era un tiro un pique», cuenta el instructor.

«La temporada viene espectacular. Estamos pescando muchas truchas juveniles de entre dos y tres años. Calculamos que es por lo que viene haciendo la Mesa de Pesca, que resiembra en el Limay Medio las truchas que entran al Limay Superior desde el lago Nahuel Huapi«, informa.

Devolución en las aguas cristalinas del Limay Medio.

«Usamos moscas que imitaban a los juveniles de percas ya que nos dimos cuenta de que se alimentaban de perquitas de unos 4 cm cuando en general comen juveniles de puyen», agrega.

«Por eso usamos moscas de alevinos verdes, anaranjadas, marrones, negras, fueron las que más resultados nos dieron», describe Matías. En cuanto a cañas, utilizaron número 7 y líneas de triple densidad de hundimiento rápido para que las moscas bajen ya que las percas se mueven en el fondo, explica.


Tips en vivo para pescar en el Limay Medio: tuvo un buen pique, el instructor lo guió


Un gran momento del domingo fue un pique que tuvo Santiago. Matías estaba a unos 15 metros y aprovechó para ir soltando consejos a medida que veía lo que pasaba. Se conocieron en un curso que brindó el instructor y se hicieron amigos. «La pesca une a la gente», dice Matías.

¿Qué le dijo, cómo lo guió? Para los fanáticos de la pesca, el video está lleno de información y consejos.

El instructor describe así la situación: «Lo ayudé a pescar en una corredera donde las truchas podrían estar cazando. Lo que hice fue corregirle la técnica para que hiciera tiros más largos y con control de deriva que permita que la mosca entre pescando directamente a la corredera. Por eso lo que hacíamos era tratar de castear en distancia con un leader largo y un streamer que pareciera un pescadito«, relata.

«Lo que tenía que hacer era tirar a través de la corredera e ir corrigiendo la deriva de la mosca para que rozara el borde del veril del pozón y las truchas atacaran en ese momento que estaban posicionadas mirando contra la corriente cerca del veril. Y esto se vio plasmado en un hermoso pique de una arcoíris migratoria», agrega.

«Fue siguiendo cada consejos hasta que llego el resultado. Después la devolvió y estaba como loco de contento«, completa Matías. Un gran momento de un gran domingo.


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