Viajar a Praga: guía para descubrir la Ciudad de las Cien Torres, historia y encanto en Europa

Es una de esas ciudades que deslumbran desde el primer paso Y Marcelo García de Viajo con Vos llegó hasta allí. "Muchos, y me incluyo, la consideran la más hermosa de Europa", dice y comparte su experiencia por sus rincones más emblemáticos.

Praga es la capital de la República Checa y una de las ciudades más emblemáticas de Europa Central. Marcelo García comparte sus experiencias en @viajoconvos.

Fundada en el siglo IX a orillas del río Moldava, Praga fue capital del Reino de Bohemia, del Sacro Imperio Romano Germánico y del alma centroeuropea. Sus calles, de piedra centenaria, parecen contar historias de reyes, alquimistas, guerras y resurrecciones. La llaman la Ciudad de las Cien Torres, la Joya de Europa, la París del Este. Todas las definiciones le quedan bien. Viajar a Praga es sumergirse en un mosaico donde conviven arquitectura medieval, plazas vibrantes y una atmósfera cultural única.

Para mi Praga es una ciudad que sorprende desde el primer instante. Hay que ir preparado mentalmente, porque es un viaje inmersivo. Al caminar por sus callecitas, entre torres que se multiplican como si quisieran tocar el cielo, sentí que estaba dentro de un cuento y les juro que se te pone la piel de gallina.

En cada momento me descubrí deteniéndome una y otra vez, simplemente para mirar alrededor, como si la ciudad me quisiera regalar postales en cada esquina. Había una magia difícil de explicar, una mezcla de nostalgia y asombro que me hacía sentir parte de algo más grande.

Plaza de la Ciudad Vieja de Praga, corazón del barrio más antiguo.

El corazón de la ciudad es la Plaza de la Ciudad Vieja, rodeada de edificios góticos, barrocos y renacentistas. Allí se levanta el famoso Reloj Astronómico, construido en 1410 y todavía en funcionamiento. No solo marca la hora: indica el paso del sol, la posición de la luna y los signos zodiacales.

Cada hora, una multitud se reúne para presenciar su breve espectáculo: la muerte tocando su campana, los apóstoles desfilando y un gallo dorado que canta al final. Dura apenas un minuto, pero concentra siglos de historia. Desde la torre del ayuntamiento, a un costado de la plaza, se obtiene una de las mejores vistas de Praga: techos rojos, torres de iglesias y el Moldava serpenteando.

En lo alto de la ciudad me encontré con el Castillo de Praga, considerado el complejo fortificado más grande del mundo. Dentro de sus murallas se alza la majestuosa Catedral de San Vito, con vitrales góticos que filtran la luz en colores mágicos. Subir los más de 280 escalones de su torre ofrece una postal inolvidable de la ciudad.

El Castillo de Praga, el centinela de la ciudad.

Más tarde, entre muros históricos descubrí el Callejón del Oro, una callecita mínima de casas bajas y coloridas. En el siglo XVII fue hogar de orfebres y, según la leyenda, de alquimistas contratados por Rodolfo II. En la casa número 22 vivió Franz Kafka, que escribía allí durante noches silenciosas. Hoy, el callejón mantiene ese aire de cuento que atrae a miles de visitantes.

Praga no sería la misma sin el Puente de Carlos, símbolo indiscutido de la ciudad. Mandado a construir por Carlos IV en 1357 en una fecha elegida por astrólogos, ha resistido guerras, inundaciones y siglos de historia. La tradición dice que en su mortero se mezclaron yemas de huevo para reforzar la piedra. Sea mito o verdad, lo cierto es que sigue en pie como escenario de músicos callejeros, artistas y viajeros de todo el mundo.

Marcelo García comparte sus experiencias en @viajoconvos.

En Malá Strana también se esconde el Muro de Lennon, un estallido de colores y mensajes de libertad. En los años 80, bajo el régimen comunista, los jóvenes lo convirtieron en un símbolo de resistencia pacífica con letras de canciones de The Beatles y consignas de esperanza. Aunque fue pintado y borrado innumerables veces, siempre volvió a llenarse de vida.

La cerveza es un emblema nacional: Pilsner Urquell, Budvar y Bernard son solo algunas de las más famosas. Para quienes disfrutan de la cultura, Praga ofrece conciertos en iglesias barrocas, funciones de ópera en el Teatro Nacional y una amplia red de museos y galerías.

Pero lo más difícil de explicar, es cómo lo monumental y lo cotidiano conviven de manera natural. Praga no vive solo en sus monumentos, también vive en la música de Dvořák, en las novelas de Kafka, en los cafés escondidos y en el espíritu amable de su gente.

Es una ciudad para caminar con los sentidos muy alertas porque en cada esquina hay arte, ya sea por las esculturas del artista David Cerny o por los cientos de artistas callejeros que se multiplican al igual que los turistas. Y aunque no lo crean es uno de los destinos más baratos de Europa.


Otros rincones con carácter


  • Malá Strana: barrio histórico al pie del castillo, con palacios y jardines.
  • Josefov: el antiguo barrio judío, con sinagogas y su famoso cementerio.
  • Vinohrady y Žižkov: distritos más modernos, con bares, cervecerías y vida nocturna.
  • Gastronomía y cultura en Praga
  • La cocina checa es abundante y reconfortante. Entre los platos típicos destacan:
  • Goulash con knedliky (pan de papa o harina).
  • Svíčková, carne en salsa cremosa con arándanos.
  • Sopa de ajo, ideal en los días fríos.
Es conocida como la “Ciudad de las Cien Torres”, la “Joya de Europa” o la “París del Este” por su impresionante arquitectura que combina estilos gótico, barroco y renacentista, sus plazas vibrantes, sus castillos, puentes históricos y su rica vida cultural.

Consejos prácticos para tu viaje


Cómo llegar: no hay vuelos directos desde Argentina; la opción más común es vía Madrid, París, Ámsterdam o Frankfurt. Otra alternativa es volar a Viena o Berlín y continuar en tren o bus.

Dónde alojarse: Ciudad Vieja y Puente de Carlos: la zona más céntrica y cara. Malá Strana: céntrico y con encanto histórico. Vinohrady y Žižkov: opciones más económicas, con ambiente local.

Moneda y transporte: la moneda es la corona checa (CZK). Conviene llevar algo de efectivo, se acepta débito y crédito en cualquier lugar. El transporte público (tranvías, metro y buses) es seguro, eficiente y muy barato.

Mejor época para viajar:

  • Verano (junio-septiembre): días largos y festivales.
  • Primavera y otoño: clima agradable y menos turistas.
  • Invierno: ambiente navideño y mercados tradicionales.

    Marcelo García comparte sus experiencias en @viajoconvos.

Praga es la capital de la República Checa y una de las ciudades más emblemáticas de Europa Central. Marcelo García comparte sus experiencias en @viajoconvos.

Fundada en el siglo IX a orillas del río Moldava, Praga fue capital del Reino de Bohemia, del Sacro Imperio Romano Germánico y del alma centroeuropea. Sus calles, de piedra centenaria, parecen contar historias de reyes, alquimistas, guerras y resurrecciones. La llaman la Ciudad de las Cien Torres, la Joya de Europa, la París del Este. Todas las definiciones le quedan bien. Viajar a Praga es sumergirse en un mosaico donde conviven arquitectura medieval, plazas vibrantes y una atmósfera cultural única.

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