“ Y… Hesayne refunfuñaba”

DEBATES

-Todo muy lindo… Francisco arremete contra poderes, contra obispos y curas pedófilos, contra el poder financiero y mil batallas más, pero…

-¿El celibato?

-Sí. ¿Meterá mano?

-No sé. Pero sí sé que hay que desatar este nudo.

-¿Nudo compuesto por qué?

-Nudo en la relación entre el ministerio sacerdotal y el celibato. Hay que hacerlo, claro que sí. Pero a cuenta también de que desatarlo no resolverá los problemas más graves que enfrenta hoy la Iglesia… como ya le dije. Es el modelo de Iglesia Católica lo que está en juego.

-Pero hábleme del bendito nudo…

-Me parece que lo primero que hay que reconocer y terminar por tener en cuenta es que el servicio a la comunidad en las cosas de la fe cristiana -el sacerdocio ministerial en términos específicos- y el celibato son dos vocaciones distintas. Prueba de eso es el hecho de que, desde los primeros tiempos hasta hoy, en numerosas iglesias cristianas orientales los sacerdotes están casados y es “natural”. Y hoy la cuestión tiene mucha centralidad, es un debate muy presente tanto en el seno de la Iglesia como entre sus seguidores.

-Teniendo en cuenta esa vigencia, ¿qué no puede cometer hoy la Iglesia?

-No puede ser el árbol que tape el bosque. Por eso hablo de desatar el nudo.

-Usted y la hermana belga Nelly Evrard…

-Sí, fuimos pareja. Fue una mujer entregada a la lucha por al dignidad de la vida, a la lucha por la justicia, por los pobres. Bueno, en Río Negro saben de su lucha… vivió e hizo mucho en Valle Medio, Alto Valle. Era descendiente de una familia de mineros del carbón. Su padre murió de silicosis (enfermedad producida por el polvo de carbón) cuando ella tenía 13 años. Hace ocho años nos volvimos juntos a Europa. Murió el año anterior, de cáncer, en Lyon, donde nos instalamos.

-¿Es cierto que a monseñor Hesayne no le gustaba esa situación?

-Es cierto. Nunca me lo dijo explícitamente… digamos que refunfuñaba.

-¿Y en el resto de la Iglesia rionegrina qué recogía?

-Aceptación. Cuando se dividieron las diócesis, algún obispo, cuando terminábamos de charlar, siempre me despedía: “Saludos a Nelly”. De ella y de mí hablan más de 30 años de compromiso con el Evangelio, con el Concilio Vaticano II…

-¿Nunca se sintió con peso de, no sé, conciencia, por infringir dictados de la Iglesia?

-No. Hicimos lo que hicimos sin lastimar nuestra misión: luchar por la justicia social.

(Nelly estudió Ciencias Sociales en la Universidad de Lovaina. Se ordenó monja en su país, en Las Hijas de María. A fines de los 60 su congregación instaló una misión en Lobos, provincia de Buenos Aires, donde se afincó ella. Pero luego, con otra monja belga se radicaron en Santa Lucía, Corrientes, donde abundaba la pobreza. En 1976 fue detenida por la dictadura. Dado el cariz que adoptaba la represión ante religiosos, a los que se acusaba de “terroristas”, su congregación decidió retirarse de Argentina. Ella no aceptó y, tras abandonar el hábito llegó a Choele Choel, donde conoció a Claudio en el marco del trabajo social. Ahí, en ideas conjugadas con monseñor Hesayne, en 1986 nació el programa “Un techo para mi hermano”).


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