¿Quién invita hoy a comer ñoquis?

Una comida migrante que en nuestro país también se celebra todos los meses en casas y restaurantes.

El mantel cuadrillé naranja y blanco con restos de harina repartidos a lo largo y ancho de esa fabulosa y ordinaria tela que cubre la mesa del comedor. Situación ochentosa y de familia tipo en la memoria y la piel de quien escribe estas líneas. La frase es larga, como puntas tiene la historia del origen de los ñoquis y el santísimo día 29 de cada mes donde muchas personas meten un billete debajo del plato y se sumergen en una comilona que tiene mística, sacrificio y esperanza en su concepción.

El porqué del consumo de ñoquis los días 29 de cada mes tiene varias puertitas. Vamos a ir abriendo un par sin revelar demasiadas verdades y con el simple hecho de aportar un poco más de información al asunto en cuestión.

La impronta religiosa inflo de argumento a una de las versiones de esta aventura. Cuenta la historia que San Pantaleón, nombre que adoptó un joven médico originario de la región de Nicomedia, hoy Turquía, luego de transformarse al cristianismo, estaba recorriendo la zona norte de Italia donde curó milagrosamente a varias personas de enfermedades jodidas y eso le valió la canonización.

San Pantaleón estaba desabastecido y errante cuando pidió alimento a unos campesinos que lo invitaron a compartir su mesa un día 29. La comida servida fueron ñoquis, Gnocchis en italiano (igualmente es un concepto amplio, de pasta) , una típica morfeta rural, proletaria y de mucho sacrificio. Ante ese gesto el santo les auguró siembra y pesca para el futuro. Cuando se fue y levantaron la mesa se encontraron con algunas monedas de oro debajo del plato de Pantaleón. De ahí la costumbre de poner guita. Dicen que todo esto ocurrió un 29 de Julio.

En la jerga popular argentina el ñoqui es el típico empleado que desaparece durante todos los meses y solo resurge los 29 para cobrar su sueldo. En nuestro país es inevitable pensar en muchos políticos, quizá la palabra se utilice más para esto durante todo el año que para referenciar morfi los 29.

La posguerra trajo mucha inmigración y formas de sobrevivir en una tierra lejana, lingüísticamente difícil de descifrar y sobre todo ajena. El exilio no solo te aleja de tu raíz, sino que injustamente te deposita en un sitio al cual no se pertenece y el dolor es doble, porque la referencia del tajo atravesando la vida es cotidiana.

Las comidas de supervivencia de esta época se refieren casi siempre a elaboración hechas con productos súper primarios, rurales y de acceso fácil. Harina, agua, cereales, sémola, papa. El ñoqui de papa quizá es el más popular, está anclado también en una fecha que no deja de ser fin de mes, momento en que el salario se cayó entre los dedos como si fuese arena. Por eso estas comidas son accesibles económicamente de lograr y muy típicas en argentina, Uruguay y el cono sur.

En algunas casas los domingos, en otras los jueves, en miles los días 29. Hay recetas y recetas y versión de versiones.

Pantaleón murió a los 28 años. Decapitado un 27 de Julio del año 305. Luego de ser perseguido por las fuerzas de Diocleciano que lo atrapó y lo bajó en una higuera seca que al regarse con la sangre del santo floreció, (símil muerte y desenlace como tal caso la del gauchito gil, pero al no pertenecer a la iglesia ni ser canonizado tuvo que tener de agencia de marketing al boca boca populacho y trascender con otro estilo) y de ahí el milagro.

Dicen los entendidos que para una buena receta todo se concentra en la masa.

Receta de ñoqui.

Hay que hervir lavar y hervir las papas enteras y con cáscara en una olla repleta de agua con sal. Luego se dejan enfriar y se pelan para elaborar puré, que será mezclado con harina. ¿Me siguen?

Para darle un toque genial se le agrega manteca, no todos lo hacen ni tampoco es necesario, pero para mi es inevitable con nuez moscada también. De ahí sale la masa lisa que no se pega, porque se amasa mucho hasta lograr esa suavidad y liviandad. Se hacen tiras o chorizos largos y se cortan en trozos pequeños. Se terminan dándole la forma en la curvatura de los dientes del tenedor o con una madera que ya tiene las canaletas talladas.

De esta forma tenemos los ñoquis listos para pegarles un hervor. Luego cada uno de ustedes lo acompañara salseando como más les guste.

Religiosa, proletaria, de posguerra, cotidiana y lunfardesca esta costumbre atraviesa el recuerdo, viviendo en el pasado, respirando en el presente y prolongados en los tiempos por vivir.

Recuerdos de abuelas amasando desde temprano, televisor encendido con Nuevediario, sifón y vino, pan en la panera y tuco. Entre risas, silencios y masticadas, es inevitable la máquina del tiempo. Porque en la simpleza de lo cotidiano, el sacrificio y el trabajo las historias nacen mientras las épocas suspiran. Hoy es 29, buenos deseos para todas y todos.


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