Sol y nieve, el mejor dúo para abrir la temporada del cerro Catedral

“¡Estoy esquiando en un día espectacular!”, dijo Fernando mientras conversaba con un amigo de Buenos Aires. Con los bastones clavados en una montaña de nieve se reservó algunos minutos, antes de lanzarse colina abajo, para convencerlo de viajar a Bariloche en las próximas semanas.

Ayer se vivió un día inolvidable en el cerro Catedral. Con el cielo despejado y el sol ayudando a aclimatar a los más friolentos, hacía el mediodía unas 3.300 personas habían utilizado los medios de elevación para tomar contacto con la montaña por primera vez en esta temporada. Después se sumaron más.

Al pie del cerro las actividades también se multiplicaron. El movimiento de visitantes en las angostas calles que rodean a la plaza Catalina Reynal fue intenso. Esquiadores que caminaron de un lado a otro buscando el mejor lugar para deslizarse y familias completas aprovechando los sectores cubiertos por la nieve que fabricaron los cañones la noche anterior.

La concesionaria Alta Patagonia había dispuesto una preapertura el miércoles. Una suerte de anticipo “para los ansiosos” que permitió que los residentes comenzaran a disfrutar de lo propio algunos días antes. Ayer, en cambio, se abrieron 20 medios de elevación y se habilitaron 25 pistas para dar inicio formal a la temporada, aunque no se descarta un evento más glamoroso para darle la bienvenida al invierno.

En el centro de esquí se respira optimismo. El último temporal de nieve cubrió buena parte de la montaña y, en comparación con el año pasado, permitió habilitar algunas zonas un mes y medio antes de lo previsto.

Desde la concesionaria además siguen con entusiasmo los preparativos para la recepción del Mundial de Snowboard Cross y los Juegos de Invierno que atraerán a media docena de provincias argentinas.

Pero en Punta Nevada el interés es otro. Allí los visitantes se olvidan del esfuerzo que hicieron por pasar algunos días en la ciudad y se maravillan al observar al Nahuel Huapi en toda su extensión, junto a las islas que asoman como porciones de tierra flotante.

Jorgelina y su familia fueron algunos de los que se hundieron en la fría nieve. Su familia llegó desde Buenos Aires para sentir cómo se derrite entre los dedos luego de conocer los paisajes en verano.

A pocos metros de allí Marcelo, oriundo de Tigre, se tomó el fin de semana para cumplir el sueño de su hija. Ahorró un año completo para darse el gusto, pero sintió que valió la pena.

A 1.900 metros de altura parece que la alegría es contagiosa. Por algunas horas todos olvidan cualquier penuria y se vuelcan por completo al disfrute de la naturaleza.

En números

“Económicamente cuesta decidirse, pero las ganas de venir a esquiar a Bariloche cada invierno siempre están”.

contó Marcelo, de Tigre, que ahorró durante un año completo para venir.