Ruta Nacional 22: La necesidad de un nuevo enfoque

Por Ing. Carlos F Martiarena

El proyecto de la Ruta Nacional 22 debe responder a la formulación de un sistema de infraestructura vial integrada por la mencionada ruta nacional, rutas provinciales y rurales, en el marco de un plan de desarrollo de la estructura espacial de la región del Alto Valle del Río Negro, Neuquén y Limay.

Un sistema que debe estar asociado a un plan de desarrollo socioeconómico regional, y por ello contemplar objetivos múltiples, tales como:

– Desarrollo de la infraestructura necesaria para la implementación de un Plan de Emergencias Hídricas por colapso de presas ubicadas aguas arriba del río Limay y Neuquén.

– Seguridad vial y funcionalidad del sistema mediante la clasificación de flujos de tránsito de distintas categorías (tránsito pasante, hacia y desde otras regiones; regional; de carga pesada y liviana; de pasajeros de corta y larga distancia; de diferentes velocidades de circulación; rurales; etc.)

– Asegurar el normal funcionamiento de toda el área de producción primaria, sin alterar la calidad y rendimiento productivo de las chacras, facilitar el mantenimiento requerido para preservar la infraestructura de riego y drenaje, como también la logística de transporte de insumos y producto final.

– Reducción del impacto ambiental de la red vial existente.

– Contribuir al ordenamiento territorial, impulsando los vectores de crecimiento de las poblaciones urbanas hacia tierras de bajo valor productivo.

– Facilitar el tránsito transporte internacional y del flujo turístico.

– Consolidar la actividad primaria, apoyar el desarrollo industrial y de actividades de servicios.

La planificación de una red vial con multiplicidad de objetivos debe ser sometido a un análisis de costos y beneficios sociales que deriven de la construcción de la misma, proporcionando así un marco racional indispensable para definir una inversión pública, en este caso por parte del Estado Nacional.

En resumen, un proceso normal de diseño de un sistema de infraestructura vial para la región del Alto Valle debe comprende:

– Definición de objetivos generales y específicos.

– Anteproyecto.

– Evaluación de factibilidad técnica, económica, ambiental, y legal.

– Proyecto definitivo/ejecutivo.

Todo proyecto tiene un proceso lógico

No es el caso del proceso seguido desde hace más de 12-14 años, para el proyecto de la Nueva Ruta 22 en el Alto Valle de Río Negro.

Estuvo impulsado por una visión que no tuvo en cuenta al Alto Valle de Río Negro como región, sino que primaron visiones localistas sin fundamento alguno.

No se consultaron ni intervinieron especialistas en planificación de desarrollo de estructura espacial, ni en diseño de una red vial integrada para la región.

Se definió una traza que no contempla una solución lógica bajo ningún punto de vista.

¿Quiénes tomaron la decisión?

Ninguno de los señalados públicamente como responsables tuvieron la formación profesional necesaria para tamaña responsabilidad, solo la imposición desde el poder político.

Una década en obra, esa es la realidad de la construcción de 95 km y fracción de la Ruta Nacional 22 entre Chichinales y Cipolletti.

Para darle una magnitud comparativa a los plazos de obra, debemos recordar que la vía férrea entre Bahía Blanca y Cipolletti, de 540 km de longitud, se construyó en un plazo de no mayor de tres (3) años y se inauguró en junio de 1899. Todo ello con los medios de esa época.

Hoy, aún no se tiene el proyecto ejecutivo completo dado que falta el tramo correspondiente al ejido de la ciudad de Cipolletti, y el estudio de impacto ambiental no está aprobado, se encuentra en análisis por parte del organismo provincial correspondiente.

El último día del mes de agosto se realizó una audiencia pública donde funcionarios nacionales pidieron disculpas por la demora en la presentación del proyecto definitivo.

A esta altura del proceso, solo ha tenido como objetivo convalidar lo actuado sin dar demasiado espacio para efectuar correcciones.

Hubiera sido deseable que la audiencia se hubiera celebrado 20 meses antes, en oportunidad del cambio del gobierno nacional, a fin de decidir una auditoría técnica en todo lo concerniente a la elaboración del proyecto, como también sobre los aspectos presupuestarios y de usos de fondos.

Para luego si decidir los pasos a seguir para la prosecución del proyecto.

El apuro por ordenar y terminar la obra por parte de las nuevas autoridades de Vialidad Nacional es entendible. Pero la eficacia y eficiencia mal entendida conlleva errores, y en este caso el costo de los mismos lo paga el desarrollo regional para las próximas décadas

Después de la audiencia resurgió una nueva diferencia de criterio en cuanto si debe proseguirse como autopista ó autovía.

Con el término autovía se denomina a carreteras con carriles separados que pueden tener cruces al mismo nivel.

Autopista, es cuando los cruces son a distinto nivel.

No hace falta aclarar que quienes promovieron el diseño de una autopista en la actual traza de la RN 22 en el Alto Valle del Río Negro adolecen de una total falta de criterio, además de desconocer los apectos operativos del sector frutícola, la principal actividad de la región.

Luego de lo ya expresado, es válido y oportuno analizar al menos dos objetivos importantes entre los múltiples que debe considerar el diseño de un Sistema Vial Regional:

1. Desarrollo de la infraestructura necesaria para la implementación de un Plan de Emergencias Hídricas por colapso de presas ubicadas aguas arriba del río Limay y Neuquén.

La región del Alto Valle de Río Negro se encuentra aguas debajo de las cuencas de los ríos Limay y Neuquén.

Se han construido en la década de 1960 un conjunto de obras hidráulicas: Alicurá, Piedra de Águila, Pichi Picún Leufú, El Chocón y Arroyito sobre la cuenca del río Limay, y Complejo Cerros Colorados (Portezuelo Grande, Loma de la Lata, y El Chañar) sobre la cuenca del río Neuquén.

La construcción de este conjunto de obras ha determinado la necesidad de contar con un Plan de Emergencia Hídrica para el caso de rotura de presa, para lo cual se requiere vías de escape adecuadas y una colectora de las mismas localizada fuera del área inundable, que permita la organización, dirección y control de una eventual evacuación de las distintas localidades afectadas.

En la hipótesis de colapso de alguna de las presas, teniendo en cuenta solo la población ubicada entre las localidades de Cipolletti y Chichinales, sobre un total de aprox. 298.000 hab., sería necesario evacuar aprox. 256.000 hab de ambos sexos, de los cuales aprox. 67.000 serían niños menores de 14 años y 21.500 adultos mayores de 65 años.

(Información tomada de los mapas de inundación publicados por la AIC actualizados al año 2004, datos de población al año 2017 tomando como referencia los datos del Censo 2010 y tasa de crecimiento intercensal 2001-2010).

Un operativo de Defensa Civil ante un evento de inundación debería comprender la indispensable provisión de agua potable, alimentos, ropa de abrigo, asistencia sanitaria y una evacuación transitoria hacia otras ciudades o regiones, en un plazo exiguo de tiempo..

La actual traza de la Ruta Nacional 22 luego de la construcción de las presas pasó a ser una instalación crítica debido a que su emplazamiento es un área vulnerable (inundable) dada la amenaza derivada de una eventual rotura de alguna de las mismas.

La nueva Ruta Nacional 22 debe ser construida como instalación no crítica, para lo cual se requiere una definición de traza en área no inundable, condición que caracteriza al área denominada Alta Barda ubicada al norte del canal principal de riego del Alto Valle.

2. Seguridad vial y funcionalidad del sistema mediante la clasificación de flujos de tránsito de distintas categorías.

Un Sistema de Infraestructura Vial Regional, debe asegurar la funcionalidad del mismo y la seguridad vial, a través de una clasificación de flujos de tránsito.

Los mismos deben estar categorizados según origen y destino, tipo de carga y velocidad de circulación, a saber: transito pasante; hacia y desde otras regiones; de tipo regional, de carga liviana y pesada; de pasajeros corta y larga distancia; de diferentes velocidades de circulación, de tipo rural, etc.

La actual Ruta 22, hoy en obra, debería quedar afectada como una ruta de comunicación entre ciudades de la región, una ruta destinada al trabajo interno y al modo de vida del Alto Valle.

Es razonable proyectar que un tránsito de transporte de carga pesada no deben pasar por el medio del Alto Valle, tales como combustibles líquidos (metanol, naftas, gasoil), arenas para fracking (explotación hidrocarburos Vaca Muerta), transporte de cargas internacionales (Temuco/Concepción-Chile), transporte de cargas de provisión diferentes insumos y mercaderías (alimentos, vestimenta, insumos para la construcción, para el sector industrial, etc) destinadas a la Prov. de Neuquén, ciudad de Bariloche, El Bolsón, Cipolletti, Cinco Saltos, Contralmirante Cordero y Campo Grande, que en conjunto tienen más de 900.000 habitantes; transporte de carga de producción primaria e industrial desde el Alto Valle hacia Puerto de SAE, otras regiones del país y Brasil; transporte de equipos y maquinaria de gran porte, etc.

Sin duda el análisis de una clasificación de flujos de tránsito es indispensable para diseñar un Sistema de Infraestructura Vial Regional moderno para los próximos 30 años.

Conclusión

Tanto Vialidad Nacional y como el Gobierno de la Provincia de Río Negro deben aceptar el desafío de corregir los errores cometidos por administraciones anteriores y reelaborar un nuevo enfoque para la construcción de la Nueva Ruta Nacional 22 en el marco de un Sistema de Infraestructura Vial Regional.

La propuesta actual de construir una autopista sobre la actual traza, es perjudicial para el normal funcionamiento de las distintas actividades productivas de la región, para el mantenimiento del sistema de riego y drenajes existentes de vital importancia para el sector frutícola, y el normal funcionamiento del modo de vida del Alto Valle.

La adaptación de la obra actual a una autovía o solo el ensanchamiento de la misma, deshaciendo los terraplenes de tierra armada, construyendo las rotondas necesarias, todo ello con la semaforización correspondiente, es un primer paso en el sentido correcto.

El segundo paso, es el diseño de un Nuevo Sistema Vial Regional que de una solución integral a los requerimientos de la población, asociado a nuevo desarrollo de la estructura espacial de la región del Alto Valle, partiendo de la necesidad de definir redes primaria, secundaria y rural para el ordenamiento de los distintos flujos de tránsito, y sus necesarias interconexiones.

Red primaria: concepto asociado a la red troncal de rutas nacionales. Compuesta por la Nueva Ruta Nacional 22 por Alta Barda Norte.

Red secundaria: concepto asociado a la red de rutas provinciales. Compuesta por Ruta Provincial 65 y la actual Ruta Nacional 22 en obra, como Autovía o solo el ensanchamiento de la misma, con el correspondiente traspaso a la jurisdicción de Vialidad Provincial.

Red terciaria: concepto asociado a la red de caminos rurales. Compuesta por caminos rurales longitudinales y transversales.

Red de enlace: compuesta por enlaces de redes primaria, secundaria y terciaria, y vías de escape por emergencia hídrica.

Un trabajo de esta naturaleza honraría el esfuerzo de los pioneros del Alto Valle en el siglo pasado y a la vez se rendiría homenaje a los mismos con un proyecto de infraestructura que promueva un desarrollo territorial superador.


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