El teatro como aventura de conocimiento

Juan Carlos De Petre, residente en Venezuela desde 1976, el fundador del Grupo Altosf y de la filosofía del Teatro Desconocido visitó Bariloche para dictar un taller en la Escuela de Arte La Llave.

CULTURA

Por Teresita Méndez

teremendez@live.com.ar

Quien interprete la obra artística como manifestación del alma humana encontrará en la concepción del teatro de Juan Carlos De Petre un espejo en el que reflejarse.

Diecisiete cultores del arte escénico tuvieron oportunidad de participar aquí del taller ofrecido por el actor director, dramaturgo, poeta, ensayista, guionista y pedagogo que concibe el hecho teatral como acto de creación integral donde el actor diseña sus roles o personajes y el director es organizador filosófico de la obra. “El lenguaje inédito nace de lo desconocido”, su definición.

Una metodología basada “en la vida misma porque alimenta al teatro. Pero ¿de qué vida y de qué teatro hablamos? De un teatro que es conocimiento, no puedo crear si no conozco, si no sé, si no tengo sabiduría. El teatro se convierte en arte y no simplemente en espectáculo, en puesta en escena, en entretenimiento, en todo lo que de alguna manera es su forma denigrada. Hay vidas y vidas y teatro y teatro”, define el creador del Grupo Altosf.

Palabras dichas con la claridad que otorga el convencimiento. Aprecia que “hay formas de existencia. A la mía accedo por vía del conocimiento, que no es información, articulación de noticias, lectura de libros, educaciones; es absolutamente una experiencia personal. Alumbradora. Ilumina porque es concreta. En la medida que vas aprendiendo vas desmenuzando, disecando acontecimientos, con mayor capacidad de comprensión.

“Hay una base: entender que todo sucede. Aunque crea que estoy haciendo, en realidad sucede. Cuando comprendo esta verdad me pongo en disposición de aprendizaje, todo se me muestra para que lo entienda, comprenda y evolucione. Y me acerque a esa suerte de dicha interior donde ya no dependo de que los acontecimientos sean como quiero, de que mis deseos se cumplan, mis ambiciones se realicen, voy siguiendo y comprendiendo los hechos paso a paso.

“De esa manera voy formando mi ser, el que me pertenece, el que me corresponde. No el de la sociedad, no el de la competencia por el tener, sino el ser que tiene su espacio, su lugar y su acción correspondiente”.

Es un aprendizaje, “y el teatro es una forma de conocimiento. El arte verdadero es revelador. De pronto ves un cuadro, a lo mejor una puerta; las sombras, los claroscuros, te revelan otra mirada de la realidad, el verdadero arte. Cuando tienen esa cualidad, los hechos son milagrosos. Se convierten en pequeños milagros del arte ante los que terminas preguntándote quién es el otro y quién soy yo. Ahí empiezan las preguntas verdaderas”, considera.

Un proyecto, la energía

Los fundamentos de su teatro desconocido han sido pasaporte para que De Petre presente obras y dicte talleres y seminarios en escenarios diversos. La presencia en esta ciudad resultó propicia para anunciar la instalación de un Centro para la Creación de Creadores, posiblemente en Córdoba, y su retorno al país tras décadas de residencia en Venezuela mechada con estadías en Francia.

Un encuentro previsto para agosto en Europa permitirá el reencuentro con afectos cosechados al transcurrir del tiempo. “No es que tengamos una fórmula social de vida, todo lo contrario. Yo tenía la idea de comprar un lugar y hacer una pequeña comunidad, después nos dimos cuenta que no se hace pensándola. Construimos nuestro hogar, otros se acercaron naturalmente, que en definitiva es como debería ser la sociedad verdadera. No necesita orden, gobierno, normativa. Es un delirio, una utopía, sé que no puede ser porque para eso tiene que estar preparado el ser humano. Si a nosotros nos costó cuarenta años llegar poco a poco a esto, a una sociedad le llevaría… Ya no tengo esa ilusión”, dice.

Sin embargo, son pequeños pasos, aportes. “No será macro, pero una persona transformada transforma el entorno y éste a otro. Se va expandiendo como la luz. Como la energía, hay correspondencias y separaciones necesarias.

“La fórmula matemática (indica que) el más y el menos da menos, tiene que ser más con más, no hay vuelta. Vivimos una época digital donde generas todo con diez números. ¿Por qué no pensar que hay una matemática del universo?, una cifra del universo, un entorno cifrado que cuando uno empieza a comprenderlo va al lugar que le toca y está con quien tiene que estar y produce lo que tiene que producir.

“A raíz de ese ejercicio (descubrimos que) hay encuentros humanos regidos por el deseo, la ambición, el querer, pretensiones o proyecciones, pero otros obedecen a las leyes de la materia. Si uno las respeta, vive de otra manera. Esa vida es justa porque vas a ir con quien tienes que estar, hacer lo que tienes que hacer. El conflicto no desaparece sino que lo comprendes. El problema es cuando participas tomando partido. En el momento que entiendes que no es si o no, sino si y no, ser y no ser, blanco y negro (enfatiza el nexo y), empiezas a unir las realidades que a veces parecen disparatadamente contrarias.

“Si estás separado interiormente tiendes a vivir de separación en separación; cada cosa atrae su semejante, su correspondiente. Hay que empezar por crearse uno y eso es lo que hacemos con el teatro. Antes de hablar de una obra, antes de crear una obra, primero vamos a crearnos nosotros porque en esa medida aparecen solas”.

Creación

La filosofía del teatro desconocido basa su concepción en la creación en conjunto, en grupo. “No colectiva, esto es otra cosa. Tampoco improvisación. Es a partir del despojo, de recuperar el estado de inocencia, del vaciamiento como punto de partida para empezar poco a poco a descubrir un nuevo lenguaje tanto personal como del grupo. Por eso no es una suma de partes, es otra realidad, es un organismo en sí mismo. Una obra de arte verdadera respira por sí misma, tiene su propio universo.No tiene que ver con un estilo, tiene que ver con la unidad, aún en el disparate porque el caos es una unidad”, puntualiza De Petre.

“Hay que entender que todo es el caos, una palabra llega a cambiar situaciones. Uno está a expensas, indefenso, ante él y tiene que hacer un esfuerzo permanente para ordenarlo. Tanto la programación del día, de los pensamientos como del sentimiento del corazón requieren organización”. Desde esta visión el teatro es “una aventura de conocimiento para la creación. De ahí la idea de generar un centro aquí en Argentina. Depende de encontrar el lugar adecuado, de poder vender lo que tenemos en Venezuela, donde transitamos un caos muy difícil de reparar”.

La experiencia local, evalúa De Petre, fue “realmente gratificante, conciliadora. No siempre uno encuentra grupos de trabajo que respalden la propuesta. Puedo asegurar que estoy bastante asombrado por el rigor, la entrega y la capacidad de tomar riesgos que asumió la gente demostrando una verdadera necesidad”.

Milagros cotidianos

El aporte de Ana (esposa de De Petre) incluyó el reconocimiento al trabajo realizado por Daniel Calderón, quien escogiera esta ciudad para residir tras haber formado parte del proceso de investigación de Altosf en sus inicios.

“Si vieron algo, no olviden. A veces el ejercicio del teatro traslada a misterios, lugares desconocidos que nos abren al mundo y nos permiten comunicarnos libremente, podemos sanar y hacer este mundo un poquitito mejor elevando nuestro entorno. Comprobé que existe el milagro cotidiano. Todos los días de la vida tenemos que ejercitar el estar despiertos para poder verlo”, apeló Ana.

Milagro, agregó De Petre, “es aquello que sucede y rompe la estructura lógica racional, algo extraordinario. Con esta forma de vivir nuestra vida está plagada de milagros, de asombros. El útil es el deseo de no desear. El cúmulo de proyecciones invalida la vida presente.

“Tenemos la obligación de ser felices haciéndonos responsables de lo que significa. Llegar a esa comprensión es un mecanismo, una estrategia de vida que involucra cambios violentísimos de los que hay que hacerse cargo”.

Para Ana el hecho de “vivir de exilio en exilio, en Venezuela, en Francia, es un peregrinaje que en ocasiones reclama quedarse quieto. Se nos dio la posibilidad de nunca vivir rutinariamente, cuando pudimos instalarnos sentimos que no era lo nuestro. Hice todo lo que quería hacer en la vida, no quiero llegar a la quietud, quiero hacer esto que es vivo. En casa tenemos un cuadro con la frase: Porque lo importante es llegar vivo hasta la muerte”.

Una desilusión, un engaño es una oportunidad. El misterio humano radica en ver, “hay ojos que no ven y oídos que no escuchan. Existe otra mirada, es un premio estar despierto”, compartió De Petre con los asistentes al taller.

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