Cuadrar el círculo

Editorial

El presidente Mauricio Macri y las provincias encaran un fin de año con el duro panorama de tener que combinar una reducción del déficit fiscal más dura de lo que esperaban y una respuesta a las presiones sectoriales que reclaman un aumento del gasto público para paliar los efectos sociales de una recesión que no termina de irse.

Los “brotes verdes” a los que se aferra el gobierno nacional para encarar un 2017 electoral con optimismo dan señales de fragilidad. Y encima, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos tendría efectos en la economía mundial que hacen tambalear la estrategia “gradualista” de achique del déficit fiscal financiado con endeudamiento ensayado por la administración Macri y seguida con variantes por las administraciones provinciales, incluyendo las de Río Negro y Neuquén.

Un mayor proteccionismo de EE. UU. para inducir el regreso de capitales a su país y el fortalecimiento de dólar tendrían dos consecuencias para Argentina: un menor y más costoso acceso al crédito internacional y una baja en los precios de los commodities que exporta el país.

El propio gobierno admitió que la reactivación comenzará el año próximo y que se perdieron 120.000 puestos de trabajo en el sector privado en lo que va del 2016. Ante este panorama, apostó a medidas adicionales para incentivar el consumo, como un bono de fin de año de entre 2.000 y 3.000 pesos para unos 130.000 estatales federales y ampliar obras públicas en todas las provincias. Ambas medidas implican un aumento del déficit fiscal, que para algunos economistas superará este año el 7% del PBI y podría rondar 10% el año que viene, que amenaza con reanimar el proceso inflacionario y de endeudamiento. Según estudios del Cippec, dos de cada tres dólares que el gobierno consiguió colocando deuda en este año fueron a gastos corrientes, por cada uno que financió un aumento de capital. En las provincias, el 40% del crédito tomado es para pagar sueldos.

En medio de este complejo panorama, la semana que pasó registró una fuerte presión de movimientos sociales y piqueteros para que el Senado aprobara una ley de emergencia social que crea por ley 1.000.000 puestos de trabajo y refuerza un 15% los montos de la Asignación Universal por Hijo y las jubilaciones mínimas. Este paquete implicaría un gasto extra de 12.000 millones de pesos para sus autores y de hasta 110.000 millones de pesos para otros, añadiendo más de un punto del PBI al déficit. Actualizando el “teorema” del exsenador radical Raúl Baglini (“El grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder”), sus impulsores se cuidaron bien de definir de dónde saldrían los fondos para financiarlo: ¿nuevos impuestos? ¿Más deuda? ¿Reasignar partidas?

El texto, además, recorta los eventuales beneficios electorales que podría tener Macri de la medida, ya que le obliga a cogestionar los nuevos puestos de trabajo con los movimientos sociales e intendentes peronistas. Con el oficialismo en minoría y la tácita “bendición” del papa Francisco, el proyecto tiene muchas chances de aprobarse en Diputados. Y la advertencia fue clara: si no sale la ley o se la veta, habrá lío social en las Fiestas.

La mayoría de los economistas coincide en que es imposible seguir funcionando con un Estado que hoy consume el 47% del PBI y ofrece pobres servicios de salud, educación, seguridad y justicia y en que se debería bajar el gasto político y eliminar la superposición de funciones entre provincias y Nación para consolidar la reducción de la inflación, discutir un sistema tributario más progresivo, uno laboral que mejore la competitividad y genere menores niveles de informalidad, entre otros.

Sin embargo, lejos de los debates estructurales, el gobierno luce entrampado entre la necesidad de acelerar la reducción del gasto, que podría afectar la recuperación y desatar una ola de protestas, o seguir incrementando el rojo estatal financiado con deuda, agravando desequilibrios que históricamente al país le han costado muy caro. En un año clave para sus aspiraciones de futuro, deberá encontrar la cuadratura del círculo que le permita consolidar una recuperación económica y evitar caer en errores del pasado.


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