Roca se convirtió en sede de empresas dedicadas a vender drogas

El negocio de los estupefacientes se instaló a grandes niveles, al punto que los líderes operan con una gran “visión comercial”. Arman estructuras en las que pagan vacaciones y hasta aguinaldos. Ya no “usan” a menores porque aumentan las penas si los atrapan.

El nivel de complejidad en la comercialización de drogas en Roca ha crecido a niveles exponenciales, al punto que se armaron estructuras comerciales similares a las de empresas “tradicional”.

Es que las organizaciones que venden drogas son eso, empresas; con empleados, horarios de atención, sectores delimitados de venta, pago de sueldos, aguinaldo y hasta vacaciones . En lo que va del años se han secuestrado casi 750 kilos de diferente tipo de estupefacientes.

Los quioscos del rubro le dieron paso al “shopping”, como se conoció uno de los lugares donde los “clientes” hacían fila como en el supermercado para comprar estupefacientes, custodiados por personal de seguridad.

“En la ciudad operan empresas criminales que se dedican a la droga”, lanza sin dudar el juez Federal Hugo Greca, que por la “demanda” tiene que destinar gran parte de su trabajo al la lucha contra el narcotráfico.

“Son criminales que venden droga porque es más rentable que otras actividades delictivas. Dejaron atrás los robos, las extorsiones y ahora se dedican a la venta de droga. Cambian el perfil criminal y ya no son sólo ‘quioscos de droga’. Ahora montan estructuras muy complejas. En general los líderes son jóvenes, que no tienen una gran formación académica, incluso ni terminaron el secundario, pero tienen una gran visión comercial”, agregó el magistrado.

“La mayor demanda resulta en muchos casos de la expansión de la oferta, pero esto no es algo aislado, ya que según las últimas estadísticas difundidas por la Sedronar, en el país el consumo de drogas en estos últimos siete años se duplicó, y Roca no está exenta de ello”, comentó el oficial principal Sergio Araneda, jefe de la delegación Toxicomanía zona Alto Valle.

Dos grandes empresas

El trabajo del Juzgado Federal, acompañado por la División Toxicomanía de Roca, derivó en que se puedan desarticular dos grandes empresas del rubro. La de Marcos Llanquileo, asesinado a balazos unos meses después de que allanaran el lugar donde comercializaba; y la de Javier “Gordo” Luna, prófugo desde el mes pasado cuando baleó a tres personas en una misma noche, justo cuando empezaban cercarlo por este delito.

La organización de Llanquileo fue desmembrada en mayo pasado, y desde ahí, además de su líder, varios de sus integrantes fueron asesinados. Se cree que sólo la mitad de sus integrantes están vivos y son los que se sentarán en el banquillo de los acusados. La causa está a punto de ser elevada a juicio.

En la investigación se comprobó que Llanquileo había armado una estructura comercial que no sólo tenía un punto de venta en la calle Defensa, sino que además contaba con lugares en los que se guardaba la droga y otros en los que se fraccionaba.

En el caso de la “Banda de Luna”, la organización era similar y hasta convivían. Se repartían horarios de venta y hasta se avisaban si la policía estaba cerca.

La organización llegaba a recaudar en un día normal de semana alrededor de 70 mil pesos, en tanto que fines de semana esta cifra alcanzaba a los 150 mil pesos.

Su punto de venta se ubicaba frente a un “playón deportivo municipal” del barrio Quinta 25, que precisamente los jóvenes los usaban como lugar para consumir la sustancia que compraban.

Según la investigación, detrás de Luna y sus familiares directos, estaban los “colaboradores primarios”, apodados “Gordi”, “Boli” y “Kike” (tío del líder), quienes eran los encargados de fraccionar y estirar la “cocaína” en una vivienda ubicada frente al Canalito, como así también realizaban los traslados de la droga a otras ciudades, y el recuento del dinero recaudado para luego entregar al “líder”.

De la organización, el único que todavía está prófugo es Luna. Esta semana, personal de la División de Toxicomanía detuvo a tres integrantes más y ahora ya son 12 los detenidos de esta empresa.

“Cuando se ven cercados, se corren a otra ciudad o cambian de rubro”

¿Estas dos grandes bandas desarticuladas, eran las únicas que operaban en Roca? Nadie lo quiere confirmar ni desmentir.

“Lo que sucede generalmente en estos casos es que al verse cercados, las bandas se van corriendo y buscan lugares con menos control. La otra alternativa es que vuelvan a cambiar el perfil criminal y se dediquen a otra cosa”, comentó el juez Greca.

El oficial principal Araneda comentó que “se han comenzado a implementar las nuevas leyes de recupero de activos impidiendo a estas organizaciones criminales el disfrute de los beneficios económicos”.

Marcos Llanquileo (31 años)

Era el líder y organizador del “Shopping de la droga” o “Avenida de la droga”. Tenía a su cargo la diagramación de la estrategia de comercialización, reclutaba “soldaditos” que transportaban la droga, antes fraccionada en un lugar distinto al que se almacenaba. Nunca tenía droga en su casa.

Federico Otero (28) y Damián Ureta (22) le seguían en la pirámide. Lo acribillaron a balazos tres meses después de que se allanara la casa en la calle Defensa, donde -con horarios determinados- se vendían los estupefacientes.

Javier “Gordo” Luna (24 años)

Sospechado de encabezar la otra gran organización criminal dedicada a la venta de droga en Roca.

Era el encargado del aprovisionamiento de la droga, su fraccionamiento y distribución en los “puntos de venta” como también de emplear “dealer’s” y “soldaditos”.

En los segundos mandos estaban familiares: la madre y sus hermanas. Les seguían los “colaboradores primarios”: “Gordi”, “Boli” y “Kike”, quienes fraccionaban y estiraban la “cocaína”.

Estos trasladaban la droga y el recuento del dinero recaudado para luego entregar al “líder”.


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