El debate sobre uso médico de la marihuana llega al Congreso

Un proyecto de la senadora García Larraburu busca quebrar prejuicio en la Cámara Alta. La expectativa de mejorar la calidad de vida de los que sufren alienta a los impulsores.

El debate sobre uso médico de la marihuana llega al Congreso

Abrir el ancho campo de lo alternativo, pensar, proponer y derribar prejuicios. Esa es la hoja de ruta que se plantearon los impulsores del uso del cannabis para el tratamiento del dolor en enfermos de cáncer, y para mejorar la calidad de vida en casos de artrosis, esclerosis múltiple, epilepsia refractaria y otras patologías neurológicas.

El cultivo de marihuana, el suministro y aun la tenencia para uso recreativo están penados por la legislación. Pero la experiencia acumulada en tratamientos médicos que brindan alivio en base a aceites y otros preparados con contenido de THC, CBD y otros cannabinoides de origen natural ya no son ningún secreto.

Además de los médicos que trabajan en el tema, el impulso mayor en el último tiempo para reclamar una legislación específica surgió de los mismos pacientes y sus familias.

El paso crucial es lograr una ley que habilite el uso medicinal de cannabis y que evite así la “clandestinidad” a la que son empujados los usuarios de la planta.

Algunos de ellos ya han conseguido permisos de la autoridad regulatoria nacional (Anmat) para importar productos elaborados con marihuana. Pero el reclamo de las organizaciones que trabajan en el tema, como la fundación Mamá Cultiva, es lograr una legislación más precisa y abarcativa, como existe por ejemplo en Chile.

Días atrás la Legislatura de Chubut aprobó una normativa propia para autorizar la importación de la variedad “Charlotte”, a partir de la sensibilización generada por el caso de Micaela, una nena de 12 años que vive en Comodoro Rivadavia y padece epilepsia mioclónica grave. Sus convulsiones continuas sólo cedieron cuando empezó a usar aceite de cannabis.

Testimonios similares circulan y se multiplican con ayuda de las redes sociales y contribuyen a generar interés y volver la mirada sobre lo prohibido.

Para la senadora García Larraburu “es necesario poner el tema en debate”.
Marcelo Martínez

En Bariloche existe un núcleo muy activo de promoción de las terapias cannábicas, con el impulso del neurocirujano Vicente Mazzaglia y de dos biólogos que trabajan desde hace años en el tema y se dedican a investigar y producir derivados de la marihuana para uso médico.

Todos ellos forman parte de la Organización Cannábica Bariloche, que organiza seminarios, difunde técnicas y recomendaciones para el autocultivo y recibe consultas de toda la Patagonia.

En la Cámara de Diputados existen más de diez proyectos de ley sobre tratamientos médicos con cannabis y en el Senado hizo punta la barilochense Silvina García Larraburu, quien presentó el suyo hace pocas semanas decidida a convencer a sus pares para que le otorguen prioridad.

La senadora aseguró que se trata de “un tema muy importante que la legislación no puede ignorar”, porque el cannabis ”ha dado resultados muy exitosos como paliativo de los efectos secundarios de la quimioterapia en enfermos de cáncer, también en dolores articulares, en epilepsias y otras enfermedades”.

Para García Larraburu, “es necesario poner el tema en debate”, porque la adopción de una ley nacional “permitiría a muchas familias dejar de usar estos medicamentos a escondidas”. Dijo que sólo con empezar a averiguar y preguntar “una se encuentra con montones de testimonios, y es imposible mirar para otro lado”.

El proyecto de la senadora tiene una amplia y documentada fundamentación pero la parte resolutiva consta de un solo artículo por el cual “se autoriza en todo el territorio nacional el cultivo, el uso y la tenencia de plantas y semillas de cannabis sativa (marihuana), así como la producción, la comercialización y el uso de sus derivados, siempre que sea con fines terapéuticos, de cuidados paliativos o científicos, en los términos y bajo las condiciones que determine la autoridad de aplicación”.

Gabriela Calzolari (referente de la OCB) dijo que el texto “es importante, porque a diferencia de otros contempla el cultivo, aunque debería dejar más claro cómo va a ser la implementación”.

Explicó que “sin plantas no hay proyecto”, y no alcanza con una norma que autorice la importación, porque sería dejar todo en manos de los laboratorios.

Dijo que desde el grupo que funciona en Bariloche producen aceites de cannabis, que se administran en gotas, y también cremas para uso tópico, que se colocan sobre la piel y actúan sobre el dolor. Otra opción es el uso de las flores de la planta, que se inhalan con ayuda de vaporizadores eléctricos.

La Organización Cannábica local impulsa el autocultivo para desalentar un mercado negro.
Marcelo Martínez

El doctor Mazzaglia (MN 62362 y MP 1848) también dijo que “el autocultivo es una parte central de la cuestión”, porque “los derivados sintéticos que se han hecho tienen efectos adversos y no son lo mismo que la planta en sí”.

Señaló que las terapias que realizan en Bariloche siempre promueven que el paciente o sus familias cultiven el cannabis. “En la medida que todo el mundo cultive no hay narcotráfico”, explicó.

Señaló que las criticas tienen que ver muchas veces con la oposición entre uso recreativo y terapéutico. “Mi opinión personal -dijo Mazzaglia- es que si una persona está deprimida por una enfermedad y con el cannabis se siente mejor y puede ir a pescar o leer un libro, también es recreativo”. Dijo que limitar la producción de compuestos cannábicos al campo de los laboratorios generaría un mercado negro.

Según el médico “es una discusión interesante para dar”. Admitió que la aprobación del uso medicinal de cannabis “es controversial, por supuesto, pero el autocultivo es la forma de resolverlo”.

El proyecto de ley de García Larraburu señala que en la actualidad “hay suficiente evidencia científica de la eficacia de los productos basados en marihuana como analgésicos, antieméticos y reguladores del apetito”.

Propone en consecuencia que el Congreso sancione una “autorización general” de uso de la marihuana con fines terapéuticos y científicos “quitándole el carácter delictivo a las conductas asociadas a estos usos”.

García Larraburu: “no se puede soslayar”

– Ya hay varios proyectos de ley sobre cannabis medicinal ¿por qué cree que el suyo es superador?

– En principio, porque contempla el derecho a cultivar. También en la fundamentación incluimos muchos datos y antecedentes sobre las investigaciones que existen sobre el tema.

– ¿Cuál es la expectativa?

– Que el proyecto se trate lo antes posible. Que pueda tener un avance más rápido que en Diputados. Hay reticencias de algunos que no tienen toda la información. Que avance depende de la voluntad política. De algún modo u otro siempre se habló del tema pero ahora hay cada vez más testimonios, notas periodísticas. Es tan fuerte lo que pasa que no se puede soslayar más.

– ¿Hay muchos prejuicios?

– Sí, hay prejuicios. Sobre todo de la gente más grande, los que no conocen por ejemplo el trabajo de las madres organizadas por el cultivo. Plantean cosas muy claras. Nos dicen: “no queremos sentirnos delincuentes, queremos mejorar nuestra calidad de vida”. El debate está instalado.

Inhalaciones tres veces por día

Alcides Moreyra sufre de síndrome vertiginoso y al de Parkinson “incipiente”. Con la medicina “alopática” no le fue nada bien. “Tomaba todo lo que me decían pero el dolor de cabeza me mataba”, aseguró.

Por iniciativa de sus hijas, y con la aprobación del neurólogo, decidió probar un compuesto cannábico.

Explicó que se vale de un inhalador “que parece un teléfono celular de los viejos”. La indicación es que realice tres inhalaciones tres veces por día (es decir nueve en total).

Alcides dijo que no puede todavía dar una conclusión terminante sobre la eficacia del producto, porque empezó hace menos de dos semanas. Pero siente que el cannabis medicinal le da “tranquilidad” y también que “se atenúa” el dolor y el zumbido en los oídos.

Dijo que él no creía mucho en esa opción y que “los prejuicios se meten en todo ésto”. Pero aseguró que “hay profesionales muy serios” que promueven el uso del cannabis.

Este diario le consultó si lo recomendaría a otros. “Si no tienen resultados con otros remedios yo les diría que prueben, porque no tiene contraindicaciones”, aseguró.

Normas inclusivas, como en Canadá, Israel y Colombia

La expectativa de la “comunidad cannábica” está puesta en lograr una ley que sea “lo más inclusiva posible”. Así lo indicó Santiago Suárez, Santiago Juárez, quien integra la OCB y trabaja desde hace tiempo en la investigación de las propiedades de la marihuana.

Dijo que si se habla de otros países “hay varios modelos buenos”. Señaló el de Canadá, “donde hay una experiencia en autocultivo de cannabis para uso medicinal”. También el de Israel y el de Colombia, que tiene una ley de muy reciente aprobación por la cual se autoriza a cultivar hasta 20 plantas por persona.

“Río Negro” publicó a comienzos de mayo una nota sobre el uso terapéutico de cannabis en Bariloche. “Desde esa publicación las consultas explotaron. Vienen a vernos desde el Alto Valle, hay muchísimo interés en toda la región”, dijo Santiago.

Señaló que la ley ayudaría a que los aceites de cannabis y otros subproductos “puedan llegarle a todos los que realmente lo necesitan”, sin largos trámites en la Anmat, que recién este año comenzó a autorizar importaciones en casos específicos, que requieren una certificación médica de que el paciente no resiste terapias convencionales.

Dijo que hasta ahora las terapias en Bariloche funcionario con base en el autocultivo, “y en muchos son los pacientes los que informan a los médicos”.


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