La ruta junto al mar que pierde la batalla contra la erosión

El retroceso de los acantilados obliga a modificar la traza del Camino de la Costa. El deterioro varía de entre medio metro y un metro por año debido a las olas, la lluvia y la acción humana.

La ruta provincial 1 es una de las maravillas de Río Negro. Su traza agreste bordea acantilados que llegan a los 70 metros de altura y allá abajo está el mar golpeando furioso contra la costa. Los que saben, bajan a la playa para intentar la pesca del tiburón. El horizonte, cuando se esconde el sol, es el paraíso de los fotógrafos.

Pero esa naturaleza apenas explorada tiene una fuerza incontenible que desafía al hombre, o se cobra revancha de los malos tratos: cada año, producto de la erosión por la lluvia, el viento y las mareas, la costa pierde 90 centímetros. En algunos sectores la situación es tan crítica que los guarda rail de la ruta 1 quedaron en el aire, y por eso se está cambiando la traza de la vía de comunicación 20 metros más adentro del territorio, desmontando médanos y tamariscos.

La obra, a 75 kilómetros de Viedma, consiste en abrir un nuevo tramo con desplazamiento de médano, sellado y enripiado a lo largo de 1,7 kilómetros, a la altura de una bella ensenada que los lugareños y asiduos pescadores llaman Bahía Rosas. Tendrá unos 10 metros de ancho para una cómoda circulación de los vehículos.

Las situaciones extremas

La “Bajada de Echandi” es un inhóspito “pesquero” ubicado entre Bahía Rosas y Bahía Creek que cobró celebridad a mediados de la década del ‘60 cuando un grupo de aficionados capturó dos robustas corvinas de 20 y 30 kilogramos, respectivamente, en un mismo lance de red.

Hay historias menos felices. A fines del verano de 2002 un joven de Viedma que pescaba allí murió sepultado por el desprendimiento de un gran volumen de rocas del acantilado. La justicia determinó que hubo culpa de la Provincia, que había realizado una bajada con materia prima flexible de la zona.

En noviembre de 2011, en la parte superior de la reserva faunística de Punta Bermeja la caída de un peñasco del tamaño de una camioneta Ford F 100 aplastó a 15 lobos de la reserva, y por poco se salvaron algunos turistas que realizaban avistajes desde las pasarelas. También se perdieron 10 metros de esos pasadizos de madera por donde circulan los visitantes.

La geografía costera cambia año a año por la erosión. Los acantilados tienen hasta 70 metros de altura en algunos lugares.

Residentes preocupados

Algunos residentes en Bahía Creek, que prefieren el anonimato, suelen contar como hechos anecdóticos los constantes desmoronamientos. Asimismo, ven con preocupación que ni la Provincia ni el municipio de Viedma -que extendió su jurisdicción hasta allí- tengan presencia con suficiente peso como para terminar con las construcciones cerca de las barrancas.

Sobre este hermoso lugar, con bancos de mejillones cerca y abundantes pejerreyes, construyeron 13 viviendas de verano a unos 50 metros del acantilado. El desorden territorial permitió que en la actualidad se construya una nueva vivienda a 20 metros, en lo que era un “mirador” natural de esa bahía donde al atardecer se pueden tomar fotografías del descenso del sol sobre el mar.

Cada masa que desaparece ha sido materia de estudio en la búsqueda de soluciones. Un diagnóstico de la Dirección provincial de Minería dio cuenta en 2003 de que estas formaciones -muy típicas en los 300 kilómetros de costa rionegrina- están sometidas a todo tipo de erosión como consecuencia del oleaje marino, acciones químicas que provocan el agua y temperaturas. También actúan en su deterioro aparición de plantas y cada vez más nidos de loros.

El poder de las olas

Las olas tienen un papel muy importante sobre el modelado terrestre, ya que constituyen un agente de enorme energía cinética o energía mareomotriz (unas 30 toneladas por metro cuadrado) debido a la gran masa de agua que se pone en movimiento, indicaron en su momento los técnicos Georgina Ferro y Pablo Getino, quienes comenzaron a trabajar luego del fatal accidente del joven pescador.

Los expertos coincidieron en advertir que la composición los hace “más inestables” debido a la baja cohesión de sus sedimentos, como es el caso de las bajadas del Faro (cercano al balneario El Cóndor) y Echandi (cercana a la Caleta de los Loros). Sobre esta última apuntan que además de ser sus acantilados inestables, la playa es muy estrecha mientras que los pescadores se ven obligados a acercarse mucho a la base de los acantilados, lo cual representa un peligro potencial durante la pleamar.

La Provincia suscribió a continuación un convenio con el Centro de Geología de la Universidad Nacional de Mar del Plata con el propósito de apurar decisiones en materia preventiva.

Al año siguiente, una investigación llevada a cabo por profesionales del Centro de Geología de Costas de la Universidad Nacional de Mar del Plata y técnicos de Minería, en la zona comprendida entre Punta Mejillón (Caleta de los loros) y el balneario El Cóndor, revela que la costa retrocede unos 90 centímetros por año, con extremos de 1,44 metro por año en algunos sectores.

Alejar el camino

“La erosión del acantilado se produce principalmente por la acción hidráulica ejercida por el impacto de las olas”, confirman los profesionales de esa institución de educación superior, Julio del Río, María Juliana Bo, Adriana López de Armentía y Mariana Camino.

El estudio para el ordenamiento territorial de la orilla atlántica rionegrina desde La Lobería a Bahía Creek realizado en 2007 ya había recomendado que se decida el alejamiento del camino costero en la ensenada.

Sobre Punta Bermeja sugirió ponderar no sólo la caída de bloques -lo que ocurrió en 2011- sino también los deslizamientos que afectan a grandes sectores del acantilado.

El trabajo, coordinado por Rodolfo López Alfonsín, indica que “allí se ha detectado que uno solo de estos movimientos puede retroceder bruscamente 35 metros de acantilados desde el borde hacia el interior del continente a lo largo de por lo menos 300 metros de costa”.

Los riesgos de accidentes por la proximidad con el mar

En el sector del balneario La Lobería-Reserva Faunística de Punta Bermeja, el apostadero de lobos se encuentra en un sector de playa enmarcado por acantilados de hasta 70 metros de altura, “activo y en retroceso”. Como conflicto puntual allí, se advierte de la construcción de una villa balnearia muy próxima al apostadero y sin regulación, a lo que agrega “riesgos de accidente por proximidad de ruta al mar”.

Así consa en un proyecto de ley de ordenamiento para el desarrollo de los recursos naturales turísticos de la costa Atlántica, aún sin tratamiento legislativo.

También plantea, donde sea posible, el desarrollo urbano retirado de la costa a partir de los 100 metros hasta los 500 y se ubican en ese tramo actividades que no impliquen la construcción de elementos fijos permanentes (costaneras peatonales, bicisendas o actividades deportivas). Y sugiere reubicar la ruta provincial N° 1 “a no menos de 100 metros del punto máximo de la pleamar con señalización apropiada a las características de la actividad turística y acceso diseñados, y señalizados para el uso turístico en todos los niveles de desarrollo propuestos.

El dato

“Los desprendimientos son constantes. Este año fue atípico por los vientos y las tormentas que provinieron del Sur”.

Gustavo Pozzi, ex guardafauna en Punta Bermeja.

La ruta 51, posible camino hacia la futura planta nuclear

Algunos residentes en Bahía Creek, que prefieren el anonimato, suelen contar como hechos anecdóticos los constantes desmoronamientos.

MARCELO OCHOA

marcelo ochoa

“Se ha detectado que uno solo de estos movimientos puede retroceder bruscamente 35 metros de acantilados desde el borde hacia el interior del continente a lo largo de por lo menos 300 metros de costa”

Del informe coordinado por Rodolfo López Alfonsín, al referirse a la zona de Bahía Bermeja

Datos

300
Kilómetros de extensión tiene la costa marítima rionegrina, erosionada por el oleaje marino y la reacción química del agua y las temperaturas.
“Los desprendimientos son constantes. Este año fue atípico por los vientos y las tormentas que provinieron del Sur”.
La ruta provincial N° 51 fue totalmente enripiada recientemente por Vialidad Rionegrina, y si bien es una alternativa para cortar trayectos entre Viedma
y Bahía Creek, se especula que la decisión de su mantenimiento se tuvo en cuenta para la
eventualidad de que se decida instalar la central nuclear en una zona marítima cercana a esta capital.
Favoreció a los trabajos en esa traza alternativa la cercanía de una cantera, con lo cual hubo suficiente materia prima como para reconstruirla, dejándole la comba necesaria para que el agua de futuras lluvias quede en las banquinas.
Por ahora, los más favorecidos son la empresa Cotravili que descarga los camiones de residuos domiciliarios urbanos en el nuevo basural ubicado a 22 kilómetros, y se llega por esa ruta; los propietarios de campos aledaños y los residentes en Bahía Creek, quienes evitan así tener que trasladarse hasta el balneario El Cóndor para tomar el Camino de la Costa.
Algunos residentes en Bahía Creek, que prefieren el anonimato, suelen contar como hechos anecdóticos los constantes desmoronamientos.

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