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El sueño del ferroviario, más cerca de ser una realidad: volverá el tren Buenos Aires-Bariloche

Jorge Llanca lleva 32 años con la misma pasión. Viene de una familia vinculada a la historia del ferrocarril. La noticia de que volverá a funcionar el ramal entre Bahía Blanca y Viedma lo llena de esperanza.

«El ferroviario lleva esto muy adentro». Jorge Llanca nació en Ingeniero Jacobacci y con solo 25 años, ingresó a Ferrocarriles Argentinos. Su padre, su abuelo, sus tíos, sus hermanos -y ahora su hijo- han compartido la misma pasión por los trenes. «Se fue pasando de generación en generación», reconoció este hombre que, 32 años después, es supervisor del Tren Patagónico.

En ese momento, recordó, la vida de la Línea Sur Rionegrina «se basaba en el tren». No solo se traía mercadería desde Buenos Aires. Los pobladores trasladaban fruta y lana. Recibían encomiendas y enviaban cajas para los jóvenes que estudiaban fuera de la provincia.

«Para el usuario del ferrocarril también era lo mejor que había: desde la comodidad, los costos y el paisaje de la Línea Sur», recalcó.

En 1993, en plena privatización de la era menemista y cierre de ramales, Llanca se desempeñaba como jefe de la Estación Empalme 648 de La Trochita. De la noche a la mañana, se quedó sin trabajo en la Línea General Roca. Como tantos otros.

«La vida dependía del tren; por eso con el cierre de ramales se vino todo abajo. Fue durísimo. En ese tiempo, había unos 800 ferroviarios en Jacobacci. Pero, además, afectó al comerciante, al ganadero. Se vino todo abajo, nos partió al medio», indicó.

Sin trabajo, durante ocho meses Llanca se abocó a la carpintería hasta que el gobierno rionegrino se hizo cargo del tren y lo llamaron para cubrir una suplencia en Comallo durante 15 días -que se prolongó por 9 años-. «En ese momento, muchos compañeros pasaron de Nación a depender de la provincia. El ferroviario se acostumbra al lugar que le toque aunque las comodidades sean precarias. Lo que impera es el trabajo», recalcó Llanca y añadió: «Finalmente, el gobierno provincial no pudo sostener el ramal desde Buenos Aires. Era la época de Fortabat, con Loma Negra, y cobraban algo así como un peaje; de modo que no resultaba rentable. Por suerte, al menos, se mantuvo Viedma y Bariloche».

El proyecto para reflotar el ramal Bahía Blanca-Viedma es la clave para el retorno del tren desde Buenos Aires hasta Bariloche. (foto Marcelo Martínez)

Este hombre fue trasladado a Jacobacci como jefe de estación y después de cuatro años de trabajo, fue ascendido como supervisor. En Bariloche, trabaja desde hace 8 meses.

«Vengo de una familia ferroviaria. Mi abuelo trabajaba en las cuadrillas, mi viejo era mecánico. Mi hijo siguió la carrera de conductor y hoy, es instructor y prepara a los chicos en Jacobacci», expresó orgulloso.

«No hay nada más lindo -agregó- que trabajar en el lugar que te gusta, pero tiene sus cosas difíciles también. En la época menemista lo sufrimos mucho porque nos quedamos todos sin trabajo de la noche a la mañana».


Esperanzas que nunca se pierden

«Siempre tuve la esperanza de volver a ver el ramal Buenos Aires Bariloche. Nunca la perdí. Estamos en un país rico y todo se puede; solo faltan las gestiones. Ahora vamos contando los días», reconoció Llanca.

El presidente del Tren Patagónico, Daniel García, aseguró que, en 60 días, estarían en condiciones de reflotar el viaje en tren desde la estación de Constitución, en Buenos Aires, hasta la terminal de Bariloche. La etapa de limpieza del tramo ferroviario que une Bahía Blanca y Viedma ya finalizó. Ahora, los técnicos de la firma rionegrina avanzan en la reparación de algunos sectores.

«Es una zona de mucho monte donde la arena vuela mucho. Las vías resultaron muy afectadas y con todos estos años sin usarse, hay que hacer reparaciones y varias soldaduras», detalló Llanca.

En los últimos años, abundaron los pedidos y promesas de reeditar esta línea que dejó de funcionar en 1993, con el cierre de la línea del exferrocarril Roca.

Jorge Llanca soportó, como miles de ferroviarios, los cierres de ramales dispuestos durante de los gobiernos del expresidente Menem. (foto Marcelo Martínez)

Un intento fallido

En 2013, el entonces ministro de Producción de Río Negro, Fernando Vaca Narvaja, participó del viaje en tren que volvió a unir Buenos Aires con Bariloche, acompañado por funcionarios del Ministerio de Interior y Transporte de la Nación y técnicos chinos que supervisaban la puesta en marcha de la formación (una de las 20 que había adquirido el estado argentino en China).

En esa ocasión, se evaluó el comportamiento del ferrocarril y las vías, con la promesa de recuperar el servicio en los próximos meses. «Es muy simbólico este momento, porque perdimos el tren con las políticas neoliberales de los 90 y ahora lo recuperamos con el proyecto nacional que encabeza la presidenta Cristina Fernández de Kirchner», manifestó Vaca Narvaja en ese momento. Este anunció quedó en la nada.

Poco después de asumir al frente de Trenes Patagónicos en marzo de este año, García visitó, junto a la gobernadora Arabela Carreras, Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado para trasladar la propuesta de reflotar el viaje. Dos meses después, el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el ministro de Transporte, Alexis Guerrera, visitaron Viedma donde avanzaron respecto a la posibilidad conectar el tramo de Bahía Blanca con la capital rionegrina.

En un primer paso, el gobierno rionegrino obtuvo el permiso para limpiar la vía del tramo que corresponde a la Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado (ADIF S.E.). Con los trabajos de limpieza y reparación ya en marcha, hoy el regreso del tren parece mucho más cercano.

«La idea es que la vía esté completamente limpia para hacer una revisión completa y evaluar el estado real. Se está avanzando en reparaciones concretas y en la verificación de los puentes y alcantarillas. Lo hacemos con el personal y los recursos que tenemos», explicó García.

El gobierno provincial aspira a hacer uso de esas vías a cargo de su mantenimiento, pero aún no dispone del permiso para circular y la negociación no está cerrada. Las expectativas son altas.

El Tren Patagónico se desarrolla de la mano del turismo. Foto: Chino Leiva

«El gobierno nacional está abriendo tramos de vías que fueron históricamente cerrados y anunciando mejoras. Hay decisión y voluntad tanto del gobierno nacional como provincial de recuperar este servicio que estuvo fuera de uso durante tantos años», esbozó García. En 60 días, manifestó, esperan «tener formalizado el convenio de uso para determinar la logística y la operación de los trenes».

Llanca no pierde el optimismo. «Reflotar el ramal Buenos Aires Bariloche será una fuente de trabajo. Daría lugar a que unos 100 empleados más pudieran ingresar. Sería algo lindo y no solo para el ferroviario. El tren siempre venía hasta las manos de gente», dijo. Destacó la importancia del transporte de carga: «no es lo mismo un flete a Viedma en un camión que en tren. Más allá de los costos, en invierno el camión no pasa».


El ferroviario se acostumbra al lugar que le toque aunque las comodidades sean precarias. Lo que impera es el trabajo»

Jorge Llanca, empleado de la empresa rionegrina Tren Patagónico.

59 años sin tren entre Buenos Aires y Bariloche

En mayo de 1934 cuando el Expreso Arrayanes llegó por primera vez a la estación de Bariloche, la población se congregó con banderas para recibir a la locomotora 501.

El tren que unía Constitución con Bariloche tardaba 36 horas. Pero dejó de funcionar 59 años después, en 1993, durante el gobierno menemista. «Se cortó con el cierre de ramales en todo el país. Río Negro mantuvo el tramo Buenos Aires Bariloche hasta 1995», recordó Carlos Cañiú, jefe de la estación Bariloche.

Entró a trabajar como electricista en la firma, con solo 23 años en 1991. Luego, trabajó como guarda, mecánico viajero y fue enviado a Comallo a realizar prácticas auxiliares hasta que, cuando cumplió 26 años, fue designado como jefe de la estación Bariloche.

«En ese momento, teníamos los cuatro servicios: camarote, pulman, primera y turista -en ésta última viajaban muchos mochileros y estudiantes-. El tren siempre venía lleno porque era más barato que el micro. Hoy, un servicio a Jacobacci cuesta 660 pesos en tren; en micro sale el doble. Siempre se mantuvo esa diferencia», destacó.

Consideró el trabajo del ferroviario como «atrapante». «Es una gran familia. Por eso el hecho de que se refloten todos estos viajes, como la salida turística a Jacobacci, es importantísimo».


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