Regresa el anti Bond

Con el estreno de hoy de «Bourne: el ultimátum», la tercera parte de la saga que abrió en 2002 con «Identidad desconocida», el implacable agente Jason Bourne parece dispuesto a darle un golpe al agente más famosos de todos los tiempos, James Bond.

Al menos, su protagonista, Matt Damon, se despachó con un terrible: «Bond es un imperialista y un misógino que mata gente y después se ríe de eso, se toma martinis y cuenta chistes. El personaje estará siempre anclado en los sesenta y en los valores de los sesenta. Bond es muy anacrónico para el mundo en que vivimos hoy».

Cierto o no, Jason Bourne está de vuelta (hoy se estrena la película en los cines Village de Neuquén). Y ahora, con la película que completa la trilogía, dirigida también por Paul Greengrass, regresa a su casa, Nueva York, con un mensaje para sus perseguidores: no se olvidó de lo que pasó y sigue en carrera.

La pesadilla de Bourne comenzó en 2002, cuando este hombre sin país y sin pasado, sujeto a un entrenamiento brutal que no recuerda, por personas que no puede identificar, fue convertido en un arma humana sofisticada.

Desde que lo encontraron flotando en el mar Mediterráneo cerca de la costa de Italia varios años atrás, Bourne

no detuvo su búsqueda desesperada para investigar quién es y descubrir quién le enseñó a matar. Sin embargo, después que Marie, su amante, fue asesinada, su único objetivo fue vengarse. Una vez que lo consiguió, lo que más deseaba era desaparecer para siempre y olvidar la vida que le dieron y le robaron. Pero la tapa de un diario londinense que especula sobre su existencia, termina con esa esperanza y vuelve a convertirlo en un «blanco» humano.

La travesía de este anti Bond lo llevará finalmente al punto en el que todo comenzó y en el lugar en el que debe