Lidia Rosana Gómez, la artista de Las Grutas que crea obras gigantes en la arena y quiere romper un Récord Guinness

Desde la playa de Las Grutas, Lidia Rosana Gómez combina arte, naturaleza y emoción colectiva en una intervención efímera con la que sueña entrar al libro Guinness.

Desde la costa rionegrina, donde el mar, el viento y la arena dialogan de forma permanente, Lidia Rosana Gómez crea obras que no buscan perdurar, pero sí dejar una huella profunda.Artista visual, escultora y muralista, nacida y criada en San Antonio Oeste, eligió un camino donde el arte se funde con la naturaleza y el encuentro humano. Ese recorrido la llevó hoy a proponerse un nuevo desafío: intentar un Récord Guinness con una obra efímera en la arena.

«Soy pasante de aduanas, pero mi verdadera profesión es el arte», dice Lidia, quien hace más de quince años decidió dedicar su vida a la creación, primero de manera paralela y luego de forma exclusiva.


Una historia atravesada por el arte


La relación de Lidia con el arte comenzó desde muy pequeña. Recordó con claridad a una profesora de plástica que dictaba talleres de cerámica y que despertó su interés por la creación artística. A ese primer impulso se sumó el fuerte ejemplo familiar. Su padre, herrero artístico, siempre fue una fuente de inspiración por su creatividad constante y su capacidad de sorprender.

La artista rionegrina también trabaja el volumen con cemento y estructuras permanentes.

«Vengo de una familia relacionada con el arte. Mi papá es una persona muy creativa y eso nos marcó mucho como hijos», contó.

Ese entorno fue clave en su formación. Con el tiempo, Lidia abrió su propio espacio de arte, donde brindó talleres de dibujo, pintura y escultura para niños y adultos. También trabajó en la escuela primaria, combinando docencia y producción artística. Sin embargo, hace ocho años tomó una decisión que marcaría un antes y un después en su vida: dejar de dar clases para dedicarse completamente al arte.


El descubrimiento de la escultura


Fue en la escuela de arte donde la escultura ocupó un lugar central en su camino. Una profesora, le transmitió la pasión por el volumen, por el trabajo tridimensional y por la materia. «Ahí dije: quiero ser escultora«, recordó.

Un mural realizado por la artista rionegrina, donde el color y la escala se combinan con el entorno.

Aunque comenzó explorando la pintura y más tarde el muralismo —disciplina a la que hoy dedica gran parte de su tiempo—, Lidia se define como una artista multifacética, abierta a distintos lenguajes y materiales, siempre en búsqueda de nuevas formas de expresión.


La arena como territorio creativo


La arena apareció primero como una curiosidad. Lidia había visto esculturas en medios de comunicación, libros y noticias, pero no sabía cómo se realizaban. La respuesta llegó durante uno de sus viajes artísticos a Perú, donde conoció a una artista de Uruguay. En una charla informal, surgió el tema de la escultura en arena y Lidia compartió su inquietud. Su colega le habló entonces de los festivales que se realizan en su país y le facilitó la información para participar.

El volumen, la materia y el paisaje son ejes constantes en su trabajo escultórico.

Así comenzó su formación en el arte efímero. En Uruguay se integró a festivales que convocan tanto a maestros de la escultura en arena como a artistas que desean aprender e incorporarse a ese universo.

«Es un mundo mágico», afirmó. «Me gusta el arte efímero porque es amigable con el medio ambiente: no rompe nada y la naturaleza, con el tiempo, vuelve todo a su lugar».


Obras que dialogan con el paisaje


Trabajar con arena implica escuchar al material. Es la propia arena la que va marcando las posibilidades técnicas y expresivas. Para Lidia, uno de los aspectos más apasionantes es la creación de obras de gran escala y el diálogo constante con el paisaje.

El Eternauta, ícono de la historieta argentina, recreado en la arena por la artista.

Ese vínculo la llevó a expandir sus intervenciones más allá de la playa. Realizó obras en las Salinas del Gualicho y también esculturas sumergidas en el mar, como la Virgen María. En todos los casos, el objetivo es el mismo: permitir que la naturaleza intervenga y complete la obra.

«El viento, el agua, el tiempo, todo forma parte», explicó. Las imágenes aéreas captadas por drones, el contexto del lugar y la transformación constante de la obra suman una dimensión poética que define su trabajo.

Aunque la arena ocupa un lugar central en su producción, Lidia trabaja con una amplia variedad de materiales. Actualmente se encuentra explorando la madera y forma parte de un colectivo internacional de escultores surgido en Uruguay, denominado Arte de Motosierra, que reúne artistas de distintos países. Además, realiza esculturas en cemento, metal reciclado, arcilla y fibra, siempre con una mirada experimental.


El desafío del Récord Guinness


Uno de sus proyectos más ambiciosos está vinculado al intento de romper un Récord Guinness con un dibujo en arena. Para Lidia, este desafío no se limita a una cuestión de tamaño o cifras, sino que está profundamente ligado a la superación personal.

Escultura en arena de la Virgen María, intervenida por el mar y el viento en la costa rionegrina.

«Hemos realizado varias obras y cuando las ves una tras otra, se nota el proceso«, explicó. Desde sus primeras creaciones, más simples, hasta las actuales, incorporó mayor nivel de detalle, sombreado y complejidad técnica, además de una dimensión cada vez más amplia.

«Lograr el récord sería muy especial y gratificante. Poder registrarlo oficialmente con la gente de Guinness sería coronar ese proceso, aunque también sabemos que implica costos», reconoció.

A lo largo de su recorrido, ya plasmó en la arena figuras emblemáticas como la Virgen María, Lionel Messi, Franco Colapinto, Diego Maradona y El Eternauta.


El aplauso y la gente como motor


Más allá de los desafíos técnicos, lo que verdaderamente la moviliza es el vínculo con la gente. La devolución del público, el ida y vuelta y la emoción que generan sus obras le confirman que el mensaje llegó.

Cuando una intervención se da por finalizada, muchas veces el público responde con un aplauso espontáneo, una ovación que Lidia describió como única. «Eso que se genera está lleno de magia y de amor. El objetivo es entregarle a la gente algo más allá del arte: cariño».

La Virgen Stella Maris, escultura sumergida realizada por Lidia Rosana Gómez en la costa de Las Grutas.

Aunque la cara visible sea ella, Lidia remarcó que cada intervención es un trabajo colectivo. Detrás de cada obra hay personas que acompañan la logística, amigos que se acercan con un mate, equipos de drones y fotógrafos, familias que siguen el proceso y, por supuesto, el público.

Un lugar especial ocupa su colega y amiga Gabriela Henkel, con quien actualmente realiza las intervenciones en conjunto y que siempre está presente para acompañar.


Gratitud y vocación


Lidia se define como una agradecida. Agradecida de la vida, del apoyo de quienes la rodean y de la posibilidad de vivir del arte.

«Estoy agradecida de poder dedicarme al arte como modo de vida, de tener gente que me quiere y me acompaña, y de que la naturaleza me permita jugar con ella», concluyó.

Diego Maradona, homenajeado en una escultura efímera realizada sobre la arena de Las Grutas.

Desde Las Grutas, su obra sigue creciendo, transformándose y desapareciendo, como todo lo efímero. Pero la emoción que despierta en quienes la observan, esa, permanece.


Desde la costa rionegrina, donde el mar, el viento y la arena dialogan de forma permanente, Lidia Rosana Gómez crea obras que no buscan perdurar, pero sí dejar una huella profunda.Artista visual, escultora y muralista, nacida y criada en San Antonio Oeste, eligió un camino donde el arte se funde con la naturaleza y el encuentro humano. Ese recorrido la llevó hoy a proponerse un nuevo desafío: intentar un Récord Guinness con una obra efímera en la arena.

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