Egipto se hunde en una espiral de odio y sangre

Los tiroteos entre islamistas y rivales se multiplican.

AP

EL CAIRO.- El “viernes de la ira” al que convocaron islamistas adherentes del depuesto presidente egipcio Mohamed Morsi, se tradujo en fuertes choques armados en varias ciudades que dejaron un saldo dispar de muertos: 17 según fuentes oficiales y más de 100 según los Hermanos Musulmanes.

“¡Pongan fin al derramamiento de sangre!”, fue el mensaje que el Ministerio de Fundaciones Islámicas transmitió a los imanes egipcios para su sermón de ayer. Pero cada vez son más los que ya no escuchan las voces de la razón y la reconciliación.

Aunque los manifestantes islamistas y las fuerzas de seguridad intentaron al inicio de este “Viernes de la ira” que sus caminos no se cruzaran, la paz sólo duró unos minutos. Muy pronto, en la capital y varias comenzó el intercambio de piedras y gas lacrimógeno entre los manifestantes y la policía.

La violencia, un paso más hacia la guerra civil en el convulsionado país árabe, estalló luego de que decenas de miles de partidarios de Morsi tomaron las calles en desafío al estado de sitio impuesto por el Ejército tras la masacre que el miércoles pasado dejó 638 muertos durante el desalojo de campamentos opositores.

Las Fuerzas Armadas tomaron varias calles de El Cairo y bloquearon los accesos a la icónica plaza de Tahrir, epicentro de protestas que en febrero de 2011 terminaron con más de 30 años de Hosni Mubarak en el poder , pero poco hicieron por evitar los tiroteos. Grupos de civiles armados, a favor y en contra de los islamistas, abrieron fuego en las calles tomadas por los manifestantes, provocando, sólo en El Cairo, decenas de muertos.

Helicópteros militares sobrevolaron El Cairo, donde residentes armados contrarios a la Hermandad levantaron numerosas barricadas.

La policía disparó gases luego de que se desataran choques entre partidarios de Morsi y civiles que se oponen a sus protestas. En escenas de guerrilla urbana, manifestantes y residentes se tirotearon en distintos barrios capitalinos por donde pasaban las columnas de seguidores de la Hermandad. Al caer la noche, antes y después del toque de queda declarado junto al estado de emergencia por el gobierno de facto, se oían en la capital disparos y ráfagas de fusil.

En este contexto caótico, las cifras de víctimas son todavía dispares: hasta el Ministerio de Sanidad confirmó sólo 17 muertos y 82 heridos. Pero los Hermanos Musulmanes informaron que sólo en la capital murieron más de cien personas.

Durante toda la jornada, tanto los servicios de seguridad como medios estatales egipcios no dejaron de informar sobre víctimas en Alejandría (norte), Ismailiya (este), Damieta (norte) y Sohag (sur). Pese a la unánime condena mundial por la masacre, las autoridades egipcias amenazaron ayer con seguir reprimiendo con balas de plomo cualquier ataque a edificios gubernamentales. Tras el golpe del Ejército se instaló en Egipto un gobierno civil que prometió elecciones para el año próximo. Pero la detención de Morsi encendió la protesta islamista.

(Télam/AP/DPA)

Médicos y familiares intentan identificar a las víctimas más recientes de los choques.


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