Tiempos difíciles

No la tienen fácil Genoveva y Néstor frente a la llegada de grandes emprendimientos a Neuquén que a menudo consiguen mayores beneficios de las editoriales para comercializar sus productos. Libracos, sin embargo, tiene una ventaja y es la formación de “libreros” de sus dueños y su trayectoria de más de 30 años en la ciudad. “Seguimos atendiendo a los nietos de los chicos que atendíamos en la esquina. Han pasado generaciones y siguen viniendo”, dice Genoveva. “Las ventajas que pueden tener ellos las compensamos por otro lado”. En estos 37 años pasaron por casi todas las crisis: desde el Rodrigazo (“a la mañana las cosas venían con un precio y a la tarde ya había que cambiarlo”), la hiperinflación del alfonsinismo y el fin de la convertibilidad. “Hubo momentos en que se vaciaba la librería y no había forma de reponer porque no te vendían, no había precio”, dice Néstor, pero aclara: “De todas formas salimos. Estábamos en una librería de 48 metros y ahora estamos en una de 300. Algo debe haber crecido”.