A 23 años del primer triple crimen: una herida abierta en Cipolletti

El misterio sobre qué pasó con Verónica Villar, María Emilia González y su hermana Paula siguen latente. Late en el imaginario social que todavía exclama un desgarrador pedido de justicia.

El 11 de noviembre de 1997 Cipolletti comenzó a cargar una de sus cruces más dolorosas: la impunidad del primer triple crimen. Pasaron 23 años y el misterio sobre qué pasó con Verónica Villar, María Emilia González y su hermana Paula siguen latente. Late en el imaginario social que todavía exclama un desgarrador pedido de justicia.


Verónica estudiaba Agronomía, María Emilia para maestra jardinera pero su sueño era ir a Misiones para cursar la licenciatura en Genética. Paula, que aún no había terminado el colegio secundario, se inclinaba hacia el turismo. María Emilia era mamá de Agustina, de dos años al momento de su muerte.


La tarde del domingo 9 de noviembre las tres salieron a caminar en lo que en ese momento delimitaba el casco urbano de la ciudad, Circunvalación y San Luis. Lejos del desarrollo urbanístico que hoy tiene esa zona, en esa época se respiraba el fresco aire que se desprende los tantísimos álamos que parecían tocar el cielo.


Cayó la noche y también la preocupación de los Villar y los González.
No era normal que las chicas se fueran tanto tiempo sin avisar. Hicieron la denuncia en la Comisaría 79 pero la policía dijo que tenían que esperar 48 horas.


Familiares, vecinos y amigos decidieron salir a buscarlas como quien busca una aguja en un pajar, fue el comienzo de transitar el dolor y la angustia para el entorno de las víctimas, sufrimiento que aún perdura.
Recién al día siguiente y por insistencia de la sociedad, la policía comenzó tímidamente a rastrillar zonas rurales de la ciudad.

Finalmente fue un vecino quien encontró los cuerpos: Dante Caballero. Sus cuerpos estaban en la zona de Los Olivillos. Presentaban marcas de ataduras y otros maltratos, golpes y heridas de bala.


En el juicio que se llevaría a cabo años más tarde, como testigo contó las desprolijidades cometidas después del hallazgo. «Yo les dije a los policías que cercaran el lugar para que la gente de Criminalística pudiera buscar pruebas, pero pasó lo que yo me temía. Esa zona fue tierra arrasada», relató en el debate. Una de las primeras hipótesis que se tejieron fue que la policía estaba involucrada en el hecho, también el poder político, pero esas teorías no encontraron consistencia en el proceso de investigación duramente criticado por la sociedad.

En el tortuoso camino que debieron transitar sus familiares y amigos, se elaboraron todo tipo de teorías sobre quienes fueron los responsables de los asesinatos y el móvil que llevó a tan cruel desenlace.


Lo cierto es que la justicia solo pudo condenar a Claudio Kielmasz, hoy preso en el penal de Roca. Kielmaz y Hugo González Pino fueron condenados en julio de 2001 por el “secuestro agravado” de las jóvenes, pero el Superior Tribunal de Justicia anuló la condena del último y avaló la hipotética participación de otros tres sujetos que nunca fueron identificados.

El fallo dejó más interrogantes que certezas. Admitía que había más personas involucradas pero que no había elementos para esclaréceselo: fue otro golpazo para las familias que mantiene su reclamo de justicia aunque técnicamente la causa está cerrada.

«Serían tres profesionales muy valiosas para la sociedad»



Al cumplirse los 20 años del triple crimen, en 2017, Ulises González, padre de las hermanas María Emilia y Paula contó en una entrevista a Río Negro que en esa época -1997- Cipolletti tenía un slogan “que era una ciudad para vivir, que era tranquila. Eso cambió y desde allí comenzaron a cambiar hábitos en Cipolletti. Se advirtió que había gente que no era del todo buena y que tenía poder. Uno podría hablar horas de las chicas, lo que siempre he dicho que en este momento serían tres madres maravillosas y tres profesionales muy valiosas para la sociedad”.

Cuando se cumplieron 15 años de los asesinatos, González, realizó su último acto público y se fue de la ciudad. “La Justicia no ha dado resultados. No estamos conformes para nada, Kielmasz está condenado pero participó más gente, no sólo en el crimen sino en el encubrimiento”, dijo.


La madre de Verónica Villar, Ofelia, continuó impulsando marchas con organizaciones sociales. Por eso hoy a las 10 habrá un acto en la plaza Islas Malvinas del barrio Santa Clara, donde colocarán un recordatorio. “A partir de ese momento se paralizó el corazón de los cipoleños por un instante y salieron todos a la calle, salieron los estudiantes, la comunidad pero la policía no le dio importancia. Ahí uno fue creciendo, equivocándose y llegamos a estos 20 años denunciando la impunidad, el encubrimiento, la falta de respuestas”, relató la mujer a Río Negro.


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