A los 89 años, Isidora León pudo terminar la primaria

Mucho más que clases en la escuela para adultos

En el Valle Medio 235 personas asisten a las Escuelas de Educación Básica para Adultos.

En la comarca hay tres escuelas de esta modalidad, en Choele Choel, Belisle y Lamarque, a las que van personas desde los 16 años en adelante. “No hay límites a partir de esa edad, tenemos personas de 90 y hasta 92”, sostuvo René Paz, supervisor de educación de adultos.

Si bien son tres los establecimientos estos funcionan de manera desdoblada. Por ejemplo la E.E.B.A 27 de Coronel Belisle, tiene también aulas en Darwin y Chimpay.

La de Lamarque tiene un aula en Pomona. Y también en la ex Emeta donde se les da clases a personas que no terminaron la primaria y se encuentran en contexto de encierro. “Allí asisten tanto presos y como personas de las chacras de esa zona”, agregó.

Mientras que la E.E.B.A. de Choele Choel tiene un aula en Luis Beltrán, y también en la alcaidía local.

“La educación primaria para los adultos es mucho más que asistir a clases”, agregó Paz.

“En esta modalidad hay otras cuestiones que entran en juego como es el compartir, el espacio para los adultos. Algunos adultos van para relacionarse con los demás, porque se encuentran solos en la casa. Y¡ la experiencia que tienen!, ¡lo que nos enseñan!. Es realmente una modalidad que vale mucho la pena destacar, por todo. Por lo que ponen los docentes que no termina en las dos horas en la que dan clases” indicó.

Nunca bajar los brazos, nunca rendirse. Esas parecen ser las consignas que rigen la vida de Isidora León, una mujer de 89 años que terminó los estudios primarios en Lamarque.

Isidora asistió a la escuela de adultos número 23, luego de haber dejado los estudios unos 77 años atrás, cuando debió salir a trabajar.

“Lo pasé bomba” sostuvo la mujer, quien agradeció a docentes y compañeros por la amabilidad con la que la trataron durante el tiempo que cursó.

“Tomé la decisión, impulsada por la maestra Lucía. Ella me decía ‘andá a la escuela, andá que te va hacer bien’ y empecé el año pasado. No falté ni un solo día, sólo cuando tenía que ir al tratamiento. Me gustaba ir a la escuela” señala Isidora. Entre risas agregó: “Fui los otros días y resulta que no había más clases.”

La mujer había dejado la escuela primaria hace más de setenta años, según relató. “Yo estaba en tercer grado, tenía 11 o 12 años, y me sacaron de la escuela para trabajar porque éramos muchos en la casa. Y me vine a ciento y tanto de kilómetros. No voy a decir que no sufrí, porque sufrí, y me crie sola trabajando. Siempre trabajando, me casé y tuve mis tres hijos. Trabajé en Pomona para mandar a mis hijos a la escuela, trabajando en lo que se me presentaba. Estábamos pobres pero éramos felices”, recuerda Isidora.

La mujer, con la sabiduría que da la edad, sostuvo que “le diría a todas las personas que vayan a la escuela, se aprende no sólo a leer y a escribir” y resalta todo lo compartido en la escuela, que le dio incluso la posibilidad de conocer el teatro, una actividad que desconocía de la localidad.

Isidora no descarta continuar los estudios, pero señala que “hay que ver qué me tiene deparado el destino”.

El miércoles por la tarde, en medio de aplausos, risas y alguna que otra lágrima de alegría Isidora recibió el diploma de séptimo grado.

No hay límites a partir de los 16 años, por lo que a la escuela de adultos asisten alumnos de hasta 92 años. En algunos concurren presos y personas que trabajan en las chacras de la zona.

Personas asisten a las tres Escuelas de Educación Básica para Adultos que hay en el Valle Medio: Choele Choel, Belisle y Lamarque.

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