“A nuestros hijos hay que enseñarles a hablar en voz baja”
Este es el principal consejo de Santandreu en su último libro, “Los lentes de la felicidad. Descubre tu fortaleza emocional”. ¿Qué aconseja el psicólogo español? Caminar despacio, escuchar música, autorregular el uso de la tecnología y focalizar necesidades... <b>¿Estás de acuerdo?</b>
AUTOAYUDA/ NOVEDADES
El psicólogo español Rafael Santandreu presentó en Argentina su reciente libro “Los lentes de la felicidad. Descubre tu fortaleza emocional”, donde insta a los lectores a disfrutar de la vida sin vivir en constante estrés y aprender a respetar los tiempos internos.
Autor de varios libros de autoayuda, en este volumen escribe sobre el secreto de disfrutar sin poner demasiada presión ya sea en el trabajo, los amigos, la vida social pero sí respetando los tiempos propios como primera medida.
En la comodidad de los sillones del patio de un hotel céntrico, Santandreu habla sobre el acelere de la vida en las grandes urbes, donde todas las personas corren sin saber adónde, lo cual genera ansiedad y estrés.
“Vivimos un momento histórico, el de mayor bonanza económica, la gente tiene más oportunidades que nunca, el agua brota de las fuentes y se tira diariamente el 30 por ciento de la comida que se produce, así que morirnos de sed o de hambre, lo veo imposible”, remarca con un dejo de ironía. “Sin embargo -continúa-, los índices de depresión y ansiedad son los peores de la historia de la humanidad. Hoy un 30 por ciento de la población en Occidente tiene problemas emocionales muy fuertes y eso va a ir en aumento”.
¿Ante este panorama se puede hacer algo? “No creo -reflexiona el psicólogo nacido en Barcelona-. Algunos se podrán salvar a nivel individual pero a nivel global no, porque la locura de nuestra civilización es imparable, demasiado fuerte”.
El especialista, que anima a sus pacientes y lectores a desarrollar la fortaleza emocional a través de la psicología cognitiva, sostiene que este libro “es una guía para reeducarnos en valores; para aprender a beneficiarnos en esta bonanza y, a la vez, para tener una gran salud mental”.
“La clave para lograrlo es controlar el diálogo interno ya que enfermamos a nivel emocional porque tenemos un mal diálogo interno, que califico de ‘terribilitis’, la enfermedad madre de todas las enfermedades emocionales”.
“La ‘terribilitis’ -aclara- es la creencia de que cualquier adversidad es muy mala o terrible, pero cuando la persona es fuerte a nivel emocional piensa que nada es terrible, o sea que no hay nada que me impida ser feliz”.
¿La gente sigue sufriendo por amor? “Esa es la creencia irracional más compartida por todos en la sociedad; la neura en que estamos más de acuerdo: ‘necesito de alguien que me quiera mucho para estar bien’ y en verdad no es tan así”. “Las personas religiosas viven felices en sus monasterios, la gente que decide vivir sola es feliz y cree que es mejor que estar mal con alguien que no la completa. Hay que amar la vida en general y eso incluye a uno mismo y a los demás, aprender a apreciar la belleza cotidiana”, reafirma.
“Entendemos mal el amor -asegura Santandreu-. Amar es decir: ‘te quiero mucho pero no te necesito. Si me dejás tengo planes y proyectos’. El secreto para una gran relación de pareja es no exigir jamás, aunque tengas razón”.
No es la primera vez que los lectores se topan con este tipo de postulaciones pero, al parecer por el modo en que se vive, el ser humano no consigue encontrar el punto de inflexión entre el bienestar y el estrés. A su entender, “el secreto es ralentizarnos, eso significa vivir nuestro ritmo natural, vivir de manera pausada, con los tiempos internos necesarios y no correr por la vida sin saber a dónde llegar. Eso no es necesario”. Algunos de sus consejos son: caminar despacio, escuchar música, autorregular el uso de la tecnología y focalizar necesidades, “parece una tontería, pero es el comienzo de un gran cambio”.
El ejemplo que brinda el psicólogo y autor de “El arte de no amargarse la vida” es “cuando vamos fuera de la ciudad y vemos a la gente hablar pausado, caminar despacio, nadie anda apurado, estamos en ese entorno y enseguida nos adaptamos; porque es el ritmo que necesitamos en nuestro cuerpo”.
Acerca de los niños, el psicólogo aconseja “que tengan ocios que no sean sólo tecnológicos, jugar en lugares espaciados con pares y sobre todo aburrirse; hay que enseñarles a hablar en voz baja y no a los gritos, así tendremos jóvenes con menos déficit de atención y problemas escolares”. “Aunque vivimos equivocados por décadas, y el Planeta no necesita tanta presión, estoy plenamente convencido de que los héroes del futuro serán las personas que se autolimiten y respeten su propio ritmo”, se despide Santandreu.
Telam
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