Acensio Paynemil, maestro de la chacarera y el malambo

En el Día de la Tradición vale la pena recordar su trayectoria en la provincia de Neuquén, ayudando a preservar nuestras raíces y la identidad.

Nació el 6 de septiembre de 1946 en Añelo, en la reserva Paynemil, hijo de José María Paynemil y Loretta Muñoz. Permaneció allí hasta los tres años cuando junto con su madre y tres hermanas se trasladaron a Neuquén. Vivieron en una chacra, y luego en Villa Florencia, “donde mi madre podía alquilar; nos hambreamos”, dice Acensio. Ella trabajaba en casas de familia lavando ropa para poder mantenernos. En 1965 compraron la casa del barrio Bouquet Roldán: “Pudimos prender luz eléctrica por primera vez”, recuerda.

Fue a la Escuela Granja Ceferino Namuncurá cuando eran maestros y directores don Eduardo Camilo Alizzeri y su esposa. “Recuerdo grandes maestras: la Sra. Chava Rodríguez de Fernández, María Dolores Barboza, Loli, gran maestra, humanista, no nos hacía sentir diferentes, me llevó a amar el estudio, nunca la vamos a olvidar”. Cuando terminó la escuela primaria, Acensio se hizo imprentero en lo de Norberto Pintos, en la imprenta de la calle Sarmiento casi Láinez donde se editaba el diario La Provincia. Luego trabajó con Raúl Pintos en la Imprenta Neuquén, en Sarmiento casi Chaneton. También trabajó en la imprenta del Sr. Dómina de Cipolletti, en la Gráfica Modelo y por último con la flia. Falletti. Realizó la escuela secundaria en el nocturno Dinea, que funcionaba en la Escuela Nº 125 por la noche.

En 1979 Acensio se independizó: puso su propia fábrica de sellos en el barrio Bouquet Roldán, frente a la casa en la que hoy vive. Hasta el 2005 tuvo una imprenta propia, para luego venderla. Ingresó a la administración pública en el 2000, a la Secretaría de Cultura. Nos cuenta que siempre tocó la guitarra, aprendió observando a su padre, que era guitarrero de boliche. En Villa Florencia había una Escuela Dominical, con la Srta. Ruth Reta, una alemana que les enseñaba el Evangelio y los hacían actuar, y él tocaba la guitarra.

En 1958 don Ramón Jiménez le enseñó las primeras notas y acordes de la guitarra. Luego ingresó a la Escuela Provincial de Folclore de la ciudad de Cipolletti con el profesor Osvaldo Chiacharini, de la que egresó en 1975, y donde conformó un grupo de chicos y chicas: el primer grupo vocal de Bouquet Roldán, Pehuenches: “Éramos cuatro niñas adolescentes y tres varones. Teníamos bombo, guitarra y voces”. A bailar folclore Acensio aprendió solo.

Comenzó a dar clases gratuitas en el Salón Parroquial, les enseñaba a todos los chicos del barrio.

El sacerdote Héctor Galbiatti lo ayudó a promover el folclore, y recuerda que viajaba con don Jaime de Nevares a la cordillera en sus viajes misioneros.

Huerque Ñauque Mapu, Mensajeros de la Madre Tierra, fue creado el 29 de agosto de 1975 y lo integraban 24 danzarines.

Acensio hace la distinción entre danza y baile: “La primera tiene coreografía y métrica y el baile tiene compases y música pero no tiene métrica preestablecida”. Considera que una peña “es formación y recuperación de la identidad de un pueblo”, conjunto de danza con años de labor ininterrumpida.

Las clases -que se desarrollaban en la Escuela Nº 232 del barrio Bouquet Roldán- comenzaban en marzo y terminaban en diciembre.

Trabajó en diferentes medios radiales de la zona: en 1990 en la radio Ecos Comunitarios del Parque Industrial con Ecos folclóricos; en Radio Comunidad con “Un alto en la huella”, en 1994; en Radio Los Canales de Plottier con el mismo programa; entre el 2000 y el 2003 en Radio Mix con el programa Huerquen (mensajero de la solidaridad) y las cosas que le sirven a la gente. Hoy escribe un libro sobre su vida.

Qué importante la labor de Acensio. Sus alumnos, su grupo de danzas folclóricas contribuyen a forjar y a preservar nuestra identidad. Porque un pueblo con raíces en su pasado es un pueblo que crece poderoso hacia el futuro.

Beatriz Carolina Chávez