Agropiro, el complemento perfecto de otros recursos forrajeros en la región
Es estabilizador de suelos y evita las voladuras.
Segunda y última entrega
Las expectativas de utilización del agropiro, la cantidad de forraje producido y el rol que tiene esta especie en los planteos ganaderos patagónicos no pueden ser comparados con otras regiones más húmedas como la depresión del Salado (Buenos Aires). En síntesis, podemos esperar o exigirle al agropiro niveles productivos acordes a las limitaciones ambientales de la región. El agropiro cumple un rol productivo, aunque también un rol ambiental importantísimo, ya que en los peores suelos degradados por la agricultura, que es donde se lo siembra, es capaz de estabilizar los mismos, evitar la voladura en tiempos de sequía, recuperar la fertilidad y favorecer la reimplantación de especies nativas como las flechillas, aumentando la diversidad y la sustentabilidad de esos ambientes.
No es un mago, pero ayuda
No se deben esperar soluciones mágicas del agropiro. Se trata de una especie que complementa los restantes recursos forrajeros que existen en la región. Nuestros campos tienen una base forrajera clásica: el monte y sus pastizales, los verdeos de invierno, los rastrojos y las reservas (rollos). También hay algunos productores que siembran verdeos de verano, con riesgo de pérdida del cultivo y degradación del suelo, por la falta de lluvias y fuertes vientos estivales. Cuando se combinan todos estos recursos forrajeros para cubrir la demanda de rodeos y majadas es cuando aparecen baches en la cantidad o calidad del forraje ofrecido en un momento dado de exigencia estratégica en el manejo de los recursos; es en estas situaciones donde el agropiro debe cumplir su rol complementario o estratégico.
Algunos ejemplos pueden resultar ilustrativos. Producidos los destetes de terneros en marzo-abril, el rebrote otoñal del agropiro ofrecería una ventana de utilización de 2 a 3 meses hasta contar con los verdeos invernales o permitir el rebrote otoñal del pastizal.
Por otro lado, en primavera las vacas de cría podrían parir e iniciar el servicio en el agropiro, mientras el pastizal natural descansa produciendo semillas que madurarán en noviembre facilitando la diseminación y resiembra. A la vez este manejo nos permite tener control de los partos y mejorar la eficiencia del servicio en potreros chicos, lo que facilita ahorrar en porcentaje de toros.
Revalorización
Las pasturas de agropiro alargado son generalmente descuidadas y poco valoradas respecto de los recursos forrajeros típicos como las avenas o los trigos doble propósito, que requieren mejores suelos y lluvias oportunas. Si está bien implantado, “se banca todo”, recupera suelos degradados y ofrece un forraje abundante, tolera las sequías y ayuda a restaurar el ambiente.
El agropiro es viejo, pero poco conocido su potencial productivo y de rehabilitación de suelos, constituyendo este hecho una de las principales barreras para que sea incluido como una pieza importante en los sistemas ganaderos regionales, principalmente en las etapas de cría y recría.
¿Cómo aprovecharlo mejor? El pico de aporte de forraje del agropiro se produce en primavera avanzada-verano y un segundo rebrote de menor magnitud en otoño. El momento de mayor calidad es en primavera, cuando se encuentra con muchas hojas y disminuye marcadamente a partir del momento en que se inicia la encañazón. Por lo expuesto es muy importante mantener el cultivo en estado de hoja no permitiéndole encañar; para ello es necesario utilizar alta carga mediante el uso del alambrado eléctrico.
Si se utiliza el “eléctrico” se puede observar con claridad cuando “sobra pasto” y aprovechar para hacer la mayor cantidad posible de buenos rollos.
El puente verde
Los productores con experiencia en el cultivo lo utilizan principalmente en el verano porque es “lo único verde que hay”; algunos lo llaman apropiadamente el puente verde. Al diferir el crecimiento de primavera, para pastorearlo en verano el agropiro encañado tiene bajo valor nutritivo y, al estar “pasado”, desgasta mucho la dentadura de los bovinos y puede producir lesiones oculares. Ambas cuestiones son importantes, pero el encañado se puede evitar en parte con una combinación de pastoreo con alambre eléctrico y arrollando el resto cuando “tira a encañar”. De esta manera se aprovecha en primavera y se puede tener pasto verde en verano, evitando las cañas o varas florales endurecidas y de poca calidad como consecuencia de la lignificación y la presencia de sílice.
Como se puede apreciar, las consecuencias negativas (desgaste dentario, lesiones oculares) no son propias del agropiro sino consecuencia del manejo que se hace del pastoreo. Afortunadamente existen soluciones para estos inconvenientes.
Entre ellas se encuentran los cortes de limpieza que eliminan las cañas, facilitan el rebrote del cultivo y permiten el acceso libre por parte del animal. Otra opción sería colocar prótesis dentarias en los animales que a los valores de la ganadería actuales son muy accesibles y simples de instrumentar. Si no se dispone de equipos (tractor-desmalezadora), un trozo de riel o un durmiente pasado sobre el cultivo igualmente reduciría el efecto negativo de las cañas.
Fertilización
Habitualmente los lotes destinados al agropiro se caracterizan por su poca fertilidad, en general disminuida por erosión eólica, hídrica o directamente tienen baja fertilidad natural.
El agropiro, como todas las gramíneas, responde muy bien a las fertilizaciones con nitrógeno, pero la práctica de la fertilización en estos ambientes semiáridos no es recomendable considerando la poca certeza de contar con humedad adecuada que permita que el fertilizante sea aprovechado por la pastura.
En este marco de situación es conveniente que el cultivo antecesor contenga vicia como especie fijadora de nitrógeno o bien incorporar unos kilos de vicia al momento de siembra del agropiro o efectuar una intersiembra al año de implantado el mismo.
De esta manera la vicia cumpliría un doble rol:
• mejorar la fertilidad del suelo aportando nitrógeno, que favorece al agropiro,
• y mejorar la calidad de la dieta ofrecida a los animales en primavera.
La aplicación de buenas técnicas de implantación y manejo de agropiro es una pieza decisiva para incrementar la proporción de pasturas perennes en las cadenas forrajeras y, por ende, para favorecer la competitividad y la sustentabilidad productiva y económica de los sistemas ganaderos. En este contexto, las experiencias con agropiro alargado en la región muestran que, cuando la implantación es exitosa, las pasturas presentan un excelente comportamiento, alcanzan buenos niveles productivos de forraje y soportan prolongados períodos de sequía como la del 2005-2009.
En nuestra región de características ambientales extremas, la implantación de este tipo de pasturas constituye una alternativa muy alentadora para la conservación y rehabilitación productiva de suelos.
Ing. Agr. Miguel Silva
Ing. Agr. Mario Enrique
Ing. Agr. Daniel Miñón
EEA Valle Inferior – Convenio Provincia de Río Negro/INTA
Comentarios