Alan Pichot: cómo ser el mejor a los 21 años

El número uno del ranking argentino participó del masivo torneo online neuquino del último sábado. En diálogo con Río Negro,  contó su presente en la disciplina, aventuró los próximos objetivos y opinó sobre las diferencias entre el formato virtual y el cara a cara.

Llegar a ser el mejor de todo el país en lo que hacés a los 21 años es un mérito que pocos pueden ostentar. Es el caso de Alan Pichot, líder del ránking nacional de ajedrez.

El jugador es un prodigio desde chico y el último sábado participó del torneo virtual “Ciudad de Neuquén” que tuvo el récord de 945 inscriptos. Sin especular, mostró su mejor versión y se quedó con el primer puesto.

“El torneo del sábado fue impresionante, me quedé muy sorprendido. Yo suelo jugar muchos torneos online y sé perfectamente que una convocatoria de casi mil personas es algo muy difícil de lograr”, admitió Pichot. 

“La verdad que no imaginé que iba a haber más de 500, ya eso era demasiado, se lo dije a los organizadores y los felicité”, agregó al respecto.

Aunque parezca no sufrir grandes modificaciones, el número uno argentino aseguró que cambia mucho la experiencia de jugar de forma virtual en comparación con el frente a frente habitual.

“Es muy diferente la sensación de jugar por internet a hacerlo en vivo. Hay un montón de jugadores que son muchos más peligrosos online que en el cara a cara. Es difícil de explicarlo, no estás viendo a tu rival, no te ponés nervioso, ni sabes contra quién jugás. Me quedo con la competencia cara a cara, me gusta más.”, afirmó.

El juego virtual también obliga a que las partidas sean en modalidad rápida, con no más de 60 minutos para todos los movimientos. 

“En la modalidad pensada se podría hacer trampa con la ayuda de módulos de análisis, no es fácil de controlar”, comentó Alan.

Pichot se consagró campeón del mundo Sub 16 en 2014 en Durban, Sudáfrica. Con solo 17 años alcanzó el título de Gran Maestro otorgado por la Federación Internacional de Ajedrez y fue el más joven del país en lograrlo.

“Trato de dedicarme de manera profesional, decidí que quiero vivir de esto. Estoy contento con cómo me está yendo, sé que no está fácil, hay que estudiar y trabajar bastante para que te vaya bien. Estoy expectante a poder volver a competir en un par de meses”, expresó el bonaerense.

Como todo prodigio, Alan arrancó con la actividad de muy chico y rápidamente se destacó entre sus pares.

“Aprendí a jugar a los cuatro años. Empecé en el club Torre Blanca de acá de Almagro. No esperaba títulos tan joven, fui mejorando de a poco. Los torneos que fui ganando me dieron esperanza y noté que tenía cierto talento. Siempre me apasionó, encontrar tu vocación de chico no es fácil y una vez que se tiene hay que tratar de aprovecharlo y dar lo mejor posible”, reflexionó.

Aunque ya cuenta con una carrera envidiable, el ajedrecista no se relaja y va por más.

“Estoy como número uno, pero estoy muy parejo con varios a nivel nacional. Quiero llegar a ser el mejor de latinoamérica y uno de los mejores 100 del mundo, eso va de la mano. No es nada fácil, no estoy tan lejos pero es una distancia que hay que trabajar mucho, estoy enfocado en eso, es mi objetivo próximo”, aseguró.

Con esfuerzo y talento, Pichot ya se hizo un nombre dentro del ajedrez a pesar de su corta edad. El techo, todavía está muy lejos.


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