Alimentos agroecológicos y regionales

Redacción

Por Redacción

Por Nicolás Seba (Inta – Conicet)

Cuando pensamos en nuestra alimentación, en la presencia de agrotóxicos en los alimentos, en su precio o su calidad, resulta indispensable entender el proceso productivo y comercial para que estos productos lleguen a nuestra mesa.
A pesar de que la producción frutihortícola del Valle Inferior es la principal fuente de alimentos frescos de Viedma y la región, un alto porcentaje de las familias frutihorticultoras se encuentran en situación de vulnerabilidad socio-económica, con grandes dificultades para planificar su producción a corto o mediano plazo debido a que en la mayoría de los casos no son propietarias de la tierra en la cual producen y sus contratos de alquiler son generalmente informales y de duración no mayor a un año. A su vez, se encuentran insertas en un sistema productivo-comercial que las presiona a llevar adelante una horticultura insumo dependiente, que utiliza una gran cantidad de agroquímicos de elevada toxicidad sin los cuidados mínimos necesarios para su uso, poniendo en serio riesgo la salud de quien produce y quien consume.
En este contexto, a mediados de 2017, se inició un trabajo conjunto con el objetivo de incrementar la sustentabilidad de los establecimientos productivos, incorporando prácticas agroecológicas, reduciendo e incluso eliminando el uso de insumos químicos en las chacras.
Este trabajo permitió consolidar el Equipo Agroecológico del Valle Inferior, colectivo conformado por las familias productoras junto a familias consumidoras (ALIMENTA y otras organizaciones), IDEVI, INTA (EEA Valle Inferior y AER Patagones), ProHuerta, Universidad del Comahue, Universidad de Rio Negro, ESFA CET 11, Ministerio de Agricultura de Río Negro, Municipio de Viedma, Colegio de Nutricionistas de Río Negro, Asociación para el Desarrollo de Patagones, CTA Patagones y SSAF.
Estas transiciones agroecológicas no buscan solo conservar bienes comunes naturales y generar alimentos libres de agroquímicos, sino priorizan además la calidad de vida de las familias productoras y consumidoras.
A medida que se sumaban familias y aumentaba el volumen producido, se hizo cada vez más fuerte la necesidad de identificar los productos agroecológicos y en transición agroecológica. Con este objetivo se construyó de manera colectiva un documento de Certificación Participativa que busca formalizar los procesos de identificación y certificación de producciones agroecológicas.

La base de la Certificación Participativa Agroecológica es la confianza entre consumidores y productores.

Nicolás Seba Becario INTA –CONICET (EEA Valle Inferior)


Uno de los conceptos que más se debatió en la construcción del documento de certificación fue el de calidad, ya que implica definir qué se desea certificar. Así, se definió calidad como la suma de atributos externos y atributos internos que los alimentos deben reunir. A su vez se decidió que los atributos internos son prioritarios en el sistema de certificación, y entre ellos se destacó: la inocuidad, el mínimo uso o ausencia de agroquímicos en el proceso productivo, la frescura y durabilidad, la diversidad y heterogeneidad, la presencia de sabores y aromas, la calidad nutricional, la calidad social (condiciones de vida de la familia productora), el precio justo para productores/as y consumidores/as, y la identidad de los alimentos.
La certificación agroecológica funciona a partir del trabajo del Equipo Interdisciplinario de Acompañamiento (EIA), integrado por representantes de todas las instituciones y organizaciones que participan del proceso, y cuyo objetivo principal es acompañar a las familias productoras en el camino de la transición agroecológica, visitando periódicamente las “chacras”, brindando herramientas técnicas para la producción, y/o pensando estrategias de comercialización. En este equipo se considera fundamental la participación de productores y consumidores.
La certificación define principalmente productos agroecológicos y productos de transición. Entre otros objetivos de la certificación podemos destacar:
• Promover la soberanía alimentaria, seguridad y salubridad alimentaria local.
• Acompañar procesos que favorezcan y/o posibiliten el acceso a la propiedad de la tierra por parte de las familias productoras arrendatarias.
• Garantizar el acceso de toda la población a los productos agroecológicos. Precio justo para productores/as y accesible para consumidores/as.
• Visibilizar la responsabilidad del Estado y de las instituciones públicas en la construcción de sistemas alternativos de producción, distribución, comercialización y consumo de alimentos saludables.
Finalmente, se acuerda que la base de la Certificación Participativa Agroecologica del Valle Inferior es la confianza, que se logra construyendo vínculos cercanos entre consumidores y productores tal como se afirma en el propio documento “…la certificación será el resultado de la confianza que se genera a partir de la construcción de un vínculo entre productores, consumidores e instituciones públicas participantes. Tiene como base la conciencia y la decisión de cada familia productora de querer producir sin destruir los bienes comunes naturales, sin enfermarse ni enfermarnos; conciencia que se fortalece y profundiza con la participación activa y crítica de consumidores a lo largo del proceso, más el acompañamiento de diversas instituciones públicas comprometidas…”.

En números

60
Las toneladas de producción agroecológica estimada para la actual campaña 2018/19, comercializada en la zona.

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