Análisis: Una Corte equilibrista que volvió a pasarle la pelota a la política

Otra muestra de equilibrismo. La Corte Suprema de Justicia confirmó a los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi en la Cámara Federal hasta tanto se realicen nuevos concursos para ocupar sus cargos de manera definitiva.

La Corte desconoció así la decisión del Consejo de la Magistratura, el Senado de la Nación, el Poder Ejecutivo y la Cámara de Casación de desplazar a los dos magistrados que confirmaron el procesamiento a la expresidenta Cristina Kirchner en la causa de los cuadernos de las coimas dictado por el fallecido juez Claudio Bonadio. Pero lo más significativo es que con su fallo de hoy, la Corte  también se desconoce a sí misma: enmendó una resolución dictada dos años atrás, durante el gobierno de Mauricio Macri, y les quitó el aval que les había dado a los dos jueces, cuya suerte pasa una vez más a depender de la dinámica propia de las relaciones de fuerza de la política. La que de verdad manda en estos asuntos en la Argentina.

La Corte se pronunció por la confirmación provisional de los jueces por cuatro votos (Maqueda, Lorenzetti, Rosatti y Highton) contra uno (Rosenkrantz). Este último voto aprobó el nombramiento de los jueces en forma definitiva. El tribunal se expidió en respuesta al pedido de “per saltum” presentado por los magistrados, que reclamaron la inconstitucionalidad de sus remociones. Ante la dificultad de alcanzar acuerdos internos, a la Corte le llevó más de un mes pronunciarse por un caso que consideró en su momento de de gravedad institucional. Aún resta que se expida por la situación de un tercer magistrado, Germán Castelli, miembro del tribunal oral 7 que tramitará el juicios por la causa de los cuadernos.

Los tres jueces habían sido trasladados a sus respectivos tribunales para cubrir vacantes durante el gobierno de Macri. Los traslados en el Poder Judicial han sido una práctica habitual de todos los gobiernos desde los años ‘90.  Para bien de todos ellos, nunca fueron reglamentados. Por iniciativa del representante del Poder Ejecutivo, Gerónimo Ustarroz, el Consejo de la Magistratura apuntó ahora a los traslados de diez jueces y pidió al Senado que revisara sus designaciones. La comisión de Acuerdos seleccionó a los que le interesaban: dispuso que Bruglia, Bertuzzi y Castelli dejen sus puestos y regresen a sus lugares de origen.

En respuesta a un recurso extraordinario de los magistrados, la Corte aceptó tratar el caso. El tribunal se había pronunciado en una acordada de 2018 por el traslado de Bruglia, esta vez a pedido del ministerio de Justicia: los votos de Maqueda, Lorenzetti y Rosatti, convalidaron su caso y también los de Bertuzzi y Castelli. Con los mismos votos, la Corte corrigió hoy esa decisión y exigió que los jueces tengan acuerdo del Senado. Es el eslabón más débil de toda la larga cadena, que reafirma la presunción de que se está ante un fallo impregnado por la política. Acaso ocurrió lo mismo dos años atrás.

El galimatías en torno a la situación de estos tres jueces hay que leerlo en su contexto: la vicepresidenta Kirchner busca despejar su complejo frente judicial. El desplazamiento de Bruglia y Bertuzzi podría resultar ejemplificador, dado que sus causas ya pasaron por la instancia de la Cámara, pero el de Castelli no es una abstracción: aún debe juzgarla. La estrategia de la expresidenta contempla la remoción del procurador interino Eduardo Casal y la designación de un jefe de los fiscales a medida.

En este punto amenaza chocar con los intereses del presidente Fernández, que aparece en estas cuesrtiones como un simple espectador. Pero el objetivo final de la doctora Kirchner es la Corte, donde irán a dar todas las causas en su contra: una comisión encabezada por su abogado Carlos Beraldi, analiza en silencio cambios en su composición. La Corte Suprema no lo ignora.

Para revalidar sus cargos, Bruglia, Bertuzzi y Castelli  -a quien alcanzará la misma decisión- deberán someterse al escrutinio del Consejo de la Magistratura, responsable de los concursos, y al voto del Senado, ambos dominados por el oficialismo. Todo indica que de no haber allí cambios significativos terminarán dejando sus cargos. Es apenas una cuestión de tiempo.


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