Año Nuevo: El Limay fue el escape obligado en Neuquén para pasar el calor

La temperatura superó los 34 grados a la sombra cuando el río se llenó de visitantes. No sólo llegaron desde la capital, sino de las ciudades cercanas.

Toda la gente que faltaba en las calles desiertas de Neuquén estaba en el Limay. Miles disfrutaron en medio del agua el calor sofocante del primer día del 2020. Centenares de reposeras en las diferentes playas colorearon la costa. También los sectores de camping o parrillas y el estacionamiento quedaron colapsados por la masiva afluencia.

Una gran cantidad de familias, que logró apostarse bajo los árboles cercanos a la ribera, llegaron desde temprano para ocupar los mejores lugares con sombra y ahí armar mesitas y disponer de las heladeras familiares.

ero la falta de sombra se suplió con abundantes carpas de playa, sombrillas y pequeños gazebos sobre la costa.

En la orilla los chicos disfrutaban de atrapar mojarritas, de correr hasta que la corriente les alcanzaba las rodillas o jugar en el medio del brazo del río, en el caso de los más grandes.

En el Gustavo Fahler (ex Río Grande) el sector parquizado y la orilla fueron copados por grupos de jóvenes que buscaban un bronceado o jugar con amigos. También la infaltable ronda de mates.

En el balneario Sandra Canale hubo familias que acamparon para recibir el Año Nuevo. La concurrencia no se detuvo y después de las 13 la llegada fue incesante.

También para los vendedores ambulantes fue una buena oportunidad de trabajar bien.

“Nosotros llegamos a las 8 de la mañana, pero había gente que había quedado de la noche”, dijo Rubén Castillo González, del sector “La Estrella”, Villa Ceferino.

El Gustavo Fahler (ex Río Grande) continúa como un clásico en Olascoaga al fondo. Foto: Oscar Livera.

Una camioneta familiar los dejó en el balneario y los fue a buscar casi 12 horas después. “Elegimos estar acá con mis hijas, los nietos y yernos. Cuando llegamos ya estaba lleno”, dijo el vecino.

En el lugar hubo desde fogones con asado-sector camping- hasta las mesas con viandas preparadas para pasar el día en la costa. Tampoco faltaron las guarniciones de frituras y dulces de los carritos de comidas rápidas, además de una gran provisión de refrescos y hielo.

“Lo bueno es que como no dejaron pasar alcohol, está todo tranquilo”, dijo Julio Lara, un ambulante que aprovechó a vender mesitas plegables.
“Venimos del barrio Confluencia con familia que llegó de Mendoza. El día se disfruta más a la vera del río ”, contaron.


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