Argentina mantiene su postura y cruje el Mercosur

El planteo de la cancillería es coherente con la visión del gobierno respecto al rumbo del comercio global y del funcionamiento del bloque. No obstante, liderados por Brasil, en el resto de los países prevalece el aperturismo, lo que rompería la unión aduanera.

Integración. La que persiguen los socios del Mercosur desde mediados de los años ‘80.

Por Ramiro Bertoni *

Los actuales sucesos en el Mercosur han sido mal interpretados, y se intenta responsabilizar a la Argentina por la salida del bloque, abandonando una política estratégica que nos acompaña desde el retorno de la democracia.
Desde el principio, la regla de decisión del MERCOSUR ha sido el Consenso, lo cual implica que todos los países tienen formalmente poder de veto. Cabe señalar que, al tratarse de una Unión Aduanera (UA), los países delegaron la soberanía de su política arancelaria, aplicando un Arancel Externo Común (AEC), lo que los obliga a realizar negociaciones en bloque.
Desde los años 2000 Paraguay y Uruguay, a causa de las asimetrías entre las estructuras productivas y las restricciones que operaron al comercio intrazona, pretendieron que se abran mercados con nuevos acuerdos para exportar bienes primarios, asumiendo pocos costos al carecer de industrias relevantes. Brasil y Argentina limitaban dicha opción por los costos que implicaban para su proyecto de desarrollo y su entramado industrial.
Esto cambió en 2016, al llegar o consolidarse gobiernos aperturistas en los socios mayores, y hubo consenso para concluir las negociaciones con la Unión Europea (UE), y con la European Free Trade Area (EFTA), iniciar otras con Corea, Canadá y Singapur y explorar acuerdos con Vietnam e Indonesia, entre otros.
La mueva orientación, condujo a concluir el año pasado la negociación con la UE, para lo cual se retiraron las líneas rojas históricamente establecidas desde el MERCOSUR. Este acuerdo profundizará la primarización del bloque y limitará la posibilidad de aplicar de ciertas políticas activas. Como agravante, los gobiernos se comprometieron a que el Acuerdo pueda implementarse bilateralmente para cada socio del MERCOSUR que lo ratifique, una vez aprobado en la UE. Este compromiso es violatorio de los principios del MERCOSUR, erosionando la regla del consenso e instalando la amenaza de fractura del bloque como una UA, puesto que los países que primero ratifiquen el Acuerdo pasarán a tener libre comercio con la UE mientras el resto seguiría aplicando el AEC.
El cambio de orientación política en Argentina en un contexto de afianzamiento de políticas extremas en Brasil y el vuelco a la derecha de Uruguay, mostró a las claras las dificultades de plasmar una estrategia común de inserción internacional. Adicionalmente, la pandemia del COVID-19 desencadenó a una crisis económica global de enorme magnitud.
Con este panorama, surge la intención del resto de los socios, de continuar con las negociaciones de TLC. Además, el principal socio que impulsa la liberalización, ejerce un liderazgo distante del diálogo y la búsqueda de consensos.

Argentina no abandona el MERCOSUR. Tampoco es la responsable del riesgo que pudiese correr su propia existencia.


En este contexto, se planteaba la siguiente disyuntiva: Argentina Podría usar el poder de veto y frenar las negociaciones que los otros socios quieren proseguir, lo cual podría dar lugar a la disolución del Mercosur y la constitución de un nuevo bloque sin nuestro país, aparece como un escenario posible. Si bien serían los otros países quienes deberían asumir el costo político, esta fractura posiblemente haría perder mucho de lo logrado en el MERCOSUR.
Ante este escenario, la Argentina decidió “parar la pelota” de las negociaciones , analizarlas en profundidad, y permitir que los restantes socios continúen sus negociaciones externas.

Así, salvo que la Argentina se sume a lo negociado, el MERCOSUR dejaría de ser una UA, convirtiéndose en un TLC con cierta profundidad (de temas laborales, migratorios), y a su vez, dentro del bloque, tres socios podrían mantener algún tipo de UA, que incluya nuevos TLC con otras regiones.
Estos cambios tienen efectos para la Argentina, que estaría considerando que el costo de una profundización de la liberalización comercial es mayor a la pérdida de parte del mercado en sus socios regionales a manos de los firmantes de los TLC (Corea, Canadá), y a las potenciales ganancias por exportaciones a estos nuevos destinos.
La conclusión, es que la Argentina no abandona el MERCOSUR. Tampoco es la responsable del riesgo que pudiese correr su propia existencia. Por el contrario, su postura intenta preservar el proceso de integración en lo ateniente al comercio intra-regional y a los acuerdos ya negociados. Es claro que esta solución le permitiría a la Argentina ampliar parcialmente el margen de maniobra en el área de la política comercial externa, aunque limitada por la liberalización con los socios del MERCOSUR y a mediano plazo con Europa (UE y EFTA).
La discusión es “cuál es el modelo de inserción internacional que contribuya a modificar nuestra matriz productiva e impulse un desarrollo inclusivo y sustentable”. Un desafío de enorme complejidad en un mundo donde la globalización y sus instituciones fueron acotando el espacio de política de los países en desarrollo, mientras que las nuevas formas de organización de la producción y el comercio, exacerbaron las formas de competencia, dificultando las estrategias de industrialización de países con ingresos intermedios. Actualmente, la globalización ha comenzado a ser cuestionada, ya no solo por algunos países en desarrollo, sino también por países desarrollados. El propio EEUU realiza un fuerte cuestionamiento a la OMC.
A este marco de incertidumbre, se le debe sumar los cambios en el plano geopolítico, económico y social que devendrán como consecuencia de la pandemia del COVID -19.
Así, en esta coyuntura es razonable actuar con cautela, evitar compromisos de mayor liberalización, y buscar preservar el MERCOSUR como una pieza que resguarde espacios de soberanía ante la imposibilidad de consensos.


*Docente UN Quilmes, UN Tres de Febrero, UBA, Universidad Di Tella, mienmbro del IADE.

En números

80%
De las exportaciones industriales argentinas tienen hoy como destino los países del Mercosur.

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