Bariloche: ideas para articular nuestras capacidades productivas (I)
Hugo José MOnasterio (*)
Bariloche tiene ante sí alternativas económicas que hoy no visualizamos. Y desde Nutriente Sur deseamos aportar ideas que ayuden a diversificar sus actividades productivas. En ese sentido, si algo tienen en común las industrias química, farmacéutica y alimentaria es el hecho de que las proteínas animales están pasando a ser su materia prima más utilizada. Al respecto, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura ha estimado que en la década 2005-2014 unos tres mil millones de personas pasaron a engrosar la clase media global. Y, entre otros efectos, este fuerte crecimiento provocó un notable aumento en la demanda de alimentos de origen animal (cercano al 60%, entre uno y otro año). Esta tendencia debiera ser tomada como disparador de nuevos emprendimientos e iniciativas tales que ayuden a modificar el rígido esquema con que se mueve la economía de nuestra ciudad. Veamos: 1) Tenemos “al lado” a la Línea Sur, con sus manadas ovinas, caprinas y vacunas. Es cierto que todas ellas son pequeñas, pero se puede engrosarlas sustancialmente con lotes de animales que el gobierno provincial adquiera en San Luis, La Pampa y sur bonaerense, utilizando fondos propios o partidas ya presupuestadas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. El objetivo sería cederlos a pequeños crianceros y cooperativas laneras de la zona o venderlos a valor de costo y en forma financiada a criadores de mayor envergadura. Así, se acopiaría una razonable cantidad inicial de cabezas de ganado, que luego puede incrementarse con nuevas compras gubernamentales y de los propios productores (además, se cuenta con la hacienda de Choele-Choel, Río Colorado y alrededores). 2) Existen en el país empresas que disponen de tecnología apropiada para someter carnes faenadas a procesos que permiten desglosar proteínas, es decir, reúnen probadas condiciones para generar valor agregado industrial. Sancor es líder en el tema, pero varias más se encuentran en situación de hacerlo. Debemos tentarlas para que, a cambio de ventajas comparativas, se radiquen en el futuro Parque Tecnológico (incluso, hasta que éste comience a operar, pueden funcionar en instalaciones de frigoríficos de la ciudad, a través de convenios que se celebren). Y si la insuficiencia de ganado fuese una limitación permanente, los estímulos pueden orientarse a laboratorios que generan proteínas sintéticas (procesos éstos donde pueden acoplarse el CRUB y el Centro Atómico). 3) ¿Qué más contabilizamos en nuestro inventario? Los conocimientos del INTA (claramente capacitado para asesorar sobre pasturas, métodos de riego y técnicas de engorde), junto con buena producción de forrajes en el valle del Río Negro. 4) También existen líneas de crédito a tasa subsidiada en el Banco Nación, el BICE y el Banco Interamericano de Desarrollo para proyectos de agroindustria (muy requeridas y aplicadas en Santa Fe, Córdoba, La Pampa, Entre Ríos y Buenos Aires). 5) Se pueden ampliar los financiamientos y subsidios de la agencia Crear (Ministerio de Economía de Río Negro) y del Fondo de Capital Social a pequeños productores rurales y cooperativas laneras. El gobierno provincial, por su parte, puede otorgar avales para respaldar a aquellos que necesiten expandir sus horizontes de ventas. Están habilitadas, además, líneas de financiamiento y subsidios del Consejo Federal de Inversiones, el Fondo Tecnológico Argentino y la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa, destinados a compañías que se radiquen en polos industriales. ¿Qué nos falta? Obviamente, ejecutar lo más pronto posible las obras estructurales del parque, para lo cual se deben gestionar aportes dinerarios del Ministerio de Planificación Federal e Inversión Pública y del Ministerio de Industria; así como preverlos al elaborar próximos presupuestos de la administración provincial. Se necesita concluir los tramos faltantes de la Ruta 23 (lo que –huelga decir– llevará beneficios económicos directos y colaterales a las poblaciones de la Línea Sur: hotelería, restaurantes, estaciones de servicio, turismo de aventura, talleres mecánicos, almacenes y negocios de aprovisionamiento, posibilidad de convertirse en sedes o eje de eventos deportivos, galpones para guarda de vehículos, etc.; con las oportunidades laborales que todo esto conlleva). Y seguramente hará falta reforzar el gasoducto cordillerano y el abastecimiento energético de la región. Se necesita avanzar en una logística apropiada y económica, que no se limite a rebajas en el precio de naftas, gasoil y GNC, sino que incluya también al Tren Patagónico y al puerto de San Antonio, para potenciar el Corredor Bioceánico El Manso-Bariloche-Dina Huapi-Línea Sur-Atlántico rionegrino. Se necesita elaborar un esquema de bonificaciones, exenciones y desgravaciones tributarias temporales en Ingresos Brutos, acompañado por un plan de reintegros de IVA y diferimientos en el Impuesto a las Ganancias (para lo cual se requiere el consenso del gobierno nacional). Se deben prever reducciones temporales en las contribuciones patronales que corresponda abonar a empresas radicadas en el Parque Tecnológico; así como promover exenciones transitorias para cooperativas de la Línea Sur que generen puestos de trabajo. Se debe fijar un “arancel 0” a insumos que necesiten importarse para los procesos productivos y, en forma temporal, para su exportación, una vez logradas homologaciones y certificados de calidad. Engarzando esas piezas con el “Compre Local” y el Plan “Mano de Obra Local”, se habrán dado pasos vitales para afianzar a ésta y otras vías alternativas de producción. Estimular la llegada de inversiones significa oportunidades de trabajo. Y es, por consiguiente, un modo de generar contención para cientos de personas que, buscando revertir su pobreza, emigran a nuestra ciudad, engrosando los cordones marginales sin chances de propiedad sobre terrenos ni acceso a servicios esenciales. Si programas de acción como éste se convierten en un comportamiento estable, podremos beneficiarnos con sus riquísimos efectos multiplicadores. Si, en cambio, resultamos imprevisibles para empresas y productores, la coyuntura seguirá siendo nuestra única política de largo plazo. Peor aún, habremos sembrado mayor distancia entre la economía y el desarrollo humano, propiciando una agudización del asistencialismo crónico (verdadero caldo de cultivo para las peores prácticas de la política argentina). (*) Grupo Nutriente Sur
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