Bolsonaro vendrá a la Argentina

Por Walter Curia


Participará de la cumbre del Mercosur en coincidencia con los 30 años de la firma del Tratado de Asunción. Puede ser en Iguazú o en Buenos Aires.


Salvo un imponderable, Bolsonaro vendrá en marzo a la Argentina. Como ocurrió con la visita de Trump en los años de Macri, podremos ver el fenómeno de cerca. Un triunfo de Daniel Scioli, según la finísima ironía de un funcionario encumbrado del gobierno.

El presidente de Brasil Jair Bolsonaro participará de la cumbre de mandatarios del Mercosur en coincidencia con los 30 años de la firma del Tratado de Asunción. La Argentina ocupa la presidencia pro tempore del bloque y es país anfitrión. La fecha en la que se trabaja es el 26 de marzo, el aniversario de la creación del bloque. Hay una controversia aún no saldada sobre la sede del encuentro. El Gobierno sostiene que será Buenos Aires, por cuestiones logísticas y de organización. Dicen que montar en Misiones la infraestructura para recibir a los presidentes del bloque, más eventualmente los de los estados asociados, en el contexto de la pandemia supone un gasto superior al millón de dólares. Suena más verosímil que Alberto Fernández quiere hacer bajar a Bolsonaro a la Capital, acaso ganarle una pulseada. El presidente brasileño pidió que la cumbre sea convocada en Puerto Iguazú. Hasta ahora se ha mostrado inflexible con esa demanda. “Todo es muy difícil con Bolsonaro”, admiten fuentes diplomáticas del primer nivel.

La cumbre y la visita del presidente brasileño terminaron de cerrarse el viernes en una negociación entre las cancillerías. Pero el embajador Scioli aún trabaja en la cuestión de la sede. La expectativa es saber con qué temperamento lo recibirá el kirchnerismo, aunque también allí existe una buena cuota de realpolitik. Este es en definitiva un gobierno sin amor, atado por sus enconos.

Aún así, Bolsonaro incomoda. No hablamos ya de sus costados aberrantes, sobre los que casi no hay diferencias en la política local. El presidente brasileño días atrás sorprendió al Gobierno con una declaración en favor de flexibilizar las reglas del Mercosur de modo que cada uno de sus miembros pueda negociar sin ataduras su comercio con terceros países. Fue al término de su encuentro en Brasilia con el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, quien hizo a Brasil su primer viaje desde que asumió el mandato y acompaña vivamente esa iniciativa, viejo anhelo de todos los gobiernos uruguayos, lo admitan o no.


Para Fernández, dos cuestiones mandan en lo que queda de febrero: la llegada masiva de vacunas y la reunión por salarios y precios para parar la inflación. Dos urgencias.


En ese encuentro del miércoles en el Palacio Planalto se consolidó una sociedad. El proyecto conjunto de Brasil y Uruguay de flexibilización del bloque y reducción del arancel externo común va en dirección contraria a los intereses del gobierno argentino. Se discutirá si va en contra también de los intereses de la Argentina. Apenas asumido, el gobierno peronista se negó a avanzar con las negociaciones del Mercosur por acuerdos de libre comercio con Canadá, Corea del Sur, Líbano y Singapur alcanzaron cierta aceleración durante la gestión de Mauricio Macri. Parecen posiciones irreconciliables. El acuerdo Mercosur-UE estuvo en la charla que Fernández mantuvo el miércoles con el primer ministro de Portugal Antonio Costa. De allí salió una inesperada declaración de impulso a ese tratado, siempre demonizado.

Fernández sigue activo en el frente externo. Después de la videollamada con Angela Merkel de hace diez días, el viernes volvió a hablar con el francés Emmanuel Macron. Recibió un nuevo apoyo a las negociaciones con el FMI por la reestructuración de la deuda. Hay empatía en el vínculo entre Fernández y Macron, un activo que cuenta en las relaciones internacionales. Francia ocupa una silla en el directorio del Fondo y la Argentina se abraza a la influencia europea en el organismo. Fernández es un europeísta, algo que no termina de agradar en el Instituto Patria. Entre tantas otras cosas como la licitación para la concesión de la Hidrovía.

El presidente bajó el nivel de exposición mediática en las últimas semanas. Escuchó algunos consejos. Se verá si dura. Para Fernández, dos cuestiones mandan en lo que queda de febrero: la necesidad de la llegada masiva de vacunas y la reunión por salarios y precios para parar la inflación. Dos urgencias.


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