Brisa de verano

Roca

El día de hoy es todo lo que hay. El ahora es el único tiempo en el que eres, el único tiempo en el que serás. Si quieres vivir, es ahora o nunca.

Pero la sociedad te hace ambicioso. Te envenenan desde la infancia, desde que empiezas a ir al colegio te incitan a ser ambicioso: sé rico, sé poderoso, sé alguien. Nadie te dice que ya posees la capacidad de ser feliz. Todos te dicen que solo tendrás la capacidad de ser feliz si cumples ciertas condiciones: tener suficiente dinero, una casa grande, un coche grande, buena apariencia, esto y lo de más allá; solo así puedes ser feliz.

La felicidad no tiene nada que ver con esas cosas. La felicidad no es algo que se consiga; es tu naturaleza misma cuando amas y te amas. Los animales libres son felices sin dinero. No son Rockefeller. Y ningún Rockefeller es tan feliz como un perro o un ciervo en su hábitat. Los animales no tienen poder político -no son ni presidente, ni primeros ministros- pero son felices.

Los árboles son felices, si no habrían dejado de dar flores. Siguen dando flores, la primavera sigue llegando. Siguen bailando, cantando, ofreciendo su ser a los pies de lo divino. Su oración es continua, no cesan en su culto. Y no van a ninguna iglesia, no les hace falta. Dios va a ellos. En el viento, en la lluvia o en el riego que les damos. Dios va a ellos.

Únicamente el hombre no es feliz porque el hombre vive en medio de la ambición, no de la realidad. ¡Ama, amigo! Sin ambiciones.

Alberto Félix Suertegaray

DNI 14.169.481


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