que va como piña

La Bestia Godoy, el primer campeón argentino de Neuquén, repasó su vida. Sigue con sus proyectos y afirmó: “El día que deje de soñar, largo todo”.

Nació en el 63 y el 69 lo encontró con sus primeros guantes, regalo del hermano petrolero. Desde chiquito, se colaba en los festivales y siempre supo lo que quería para su futuro: boxear. Tuvo dos pilares en su vida, la vieja, que lo alentó y “la Graciela”, que trató, sin éxito, de frenarlo. Se trata de Bruno Godoy, La Bestia, el que nunca anunció su retiro y dejó una marca en el deporte de la región.

Su última pelea fue hace poco más de 16 años, pero el adiós oficial tardó en llegar. Los boxeadores siempre esperan la última chance, aún cuando saben que el cuerpo y la mente ya no les da.

PREGUNTA- Todavía figura tu récord en las páginas de box, pero ya está, te retiraste…

RESPUESTA- Siiii, me retiré en Sudáfrica (derrota con David Starie, el 25 de julio de 2001), pero a esa altura ya no peleaba, hacía rato que estaba robando (risas). Pero me di el lujo de decir basta contra un número uno. Ya tenia 38 y creo que después de los 35 no tendría que haber peleado más.

P- ¿Entrenabas?

R- No como debía. Deje a mi equipo de lado. Imaginate que empecé a los 12 y le di hasta los 38. A esa altura ya entrenaba solo. No querés que nadie te mande.

P- La victoria con Fabián Chancalay te estiró la carrera…

R- Claaaro. Me llevan de carne de cañón, porque él estaba por pelear por el título del mundo. Me atendió Juan Carlos Pradeiro, que había sido entrenador de Víctor Galindez. Sabía una historia el viejo, siempre que iba a Buenos Aires me daba una mano. Esa noche el me ayudo a ganar la pelea. Cuando un tipo en un rincón sabe, es media pelea ganada. Y le saqué a Chancalay la chance de ir por el título.

P- Y antes, ¿cuáles fueron las peleas que más recordás?

R- Con Larsen en Dinamarca, me toco perder en el noveno, por el título de la IBO. Y acá, con Cohelo, el Roña Castro, el Príncipe González, Britez. Era bravo Ramón y le gané por el Argentino y el Sudamericano

P- Sin embargo, “la pelea” es con Scaglia en La Caldera…

R- No tengas dudas, marcó un tiempo de mi vida. El sueño que había anhelado desde los seis años cuando me puse los guantes. Yo siempre decía que iba a ser el primer campeón argentino de Neuquén. Era una promesa que le había hecho a mi mamá.

P- ¿Cómo se metió el boxeo en tu casa?

R- Dos hermanos habían hecho sido amateurs y yo desde chiquito andaba en los gimnasios y me colaba en las peleas. Siempre alguien me hacía pasar. Estaban Omar Canale, El Indio Verdugo, toda esa gente que me conocía de pibe.

P- ¿Y tu mamá (Yolanda) te bancó?

R– Le encantaba. Mi hermano Ricardo, el mayor, me regala el primer par de guantes. Laburaba en una petrolera y era el único que manejaba el billete. Todos los demás Trabajábamos en la chacra. Éramos nueve hermanos y dos fallecieron.

P- ¿Y el viejo (Horacio)?

R- Falleció cuando yo tenia 16 años. Soy de Vista Alegre, de la costa. Mi viejo era vendedor ambulante, tenia un carrito con el caballo y cargaba la mercadería. El nació con un defecto en una pierna, le decían el Chueco, y después se quebró la otra pierna amansando caballos. Tenia muchas dificultades para moverse, pero se las ingenió y mantuvo un batallón. Yo salía con el a veces, meta canje por animales.

P- ¿Fuiste el único profesional?

R- Sí y mis viejos me decían: si querés ser boxeador, tenés que entrenar. Así que salía todas las mañanas a correr y me encontraba con El Indio, el caballo que tiene una estatua en Vista Alegre, y con don Jorge Cerda, que lo entrenaba. El salía a varear al pingo y yo corría a la par de ellos. Imaginate.

P- ¿Y vos con tus hijos?

R- Nunca quise que pelearan. Nunca. Muchas veces me dijeron vos lo hiciste boxeadores y yo no puedo hacer boxeador a nadie. Se nace. El boxeador es un loco distinto, que tiene un alma de guerrero y un espíritu diferente a todos.

P- ¿Y la patrona?

R- A Graciela nunca le gusto. Me siguió porque no le quedaba otra. Un día me dijo elegí entre el boxeo o yo y le dije “bueno, nos vemos dentro de un tiempo” (risas). Agarré el bolso y me fui. Siempre volví.

P- ¿Tuviste problemas de salud?

R- Nunca, mirá que me golpearon la cabeza. El Negro (Roña Castro) dos veces. Me ganó las dos y se lo dije, pero fue un tipo con suerte. En Tartagal, me tenía fe, la llevaba bien y me emboco en el séptimo. Era muy vivo. Y en el Ruca Che, yo era muy grande. Lo hablamos, necesitábamos pelear y ya está, peleamos.

P- ¿Cuál fue tu bolsa más importante?

R- Cuando salí afuera, pero nunca tuve la oportunidad de firmar un gran contrato. Contra Eubank (1995) firmé, ponele por 200.000 dólares. Pero era si ganaba (risas). Al final me traje, no sé, 30.000.

P- ¿Pasaste necesidades?

R- Viví del boxeo toda mi vida. No gané fortunas, tengo mi casita, de plan, que después pude agrandar, gracias al boxeo. Yo viví por y para el boxeo.

P- ¿Y la patrona esta con vos o todavía no volvés?

R- Jajaja. Si me falta la patrona, no puedo vivir. Es una gran compañía, una amiga.

P- ¡Y te dio diez hijos!

R- Sí y los siete varones me salieron boxeadores. No me hicieron mucho caso…Dos son amateurs, Manu y Matías, Alberto, que peleo por todo el mundo, Horacio, Billi, Gino, Maurito, que es campeón argentino. Lo mejor es que todos estudiaron y no hicieron como el padre. Y las chicas son Miriam, Silvana y Georgina. Me dieron 17 nietos y si te doy los nombres no terminamos más (risas). Cuando nos podemos juntar es maravilloso.

P- ¿Cuesta sostenerse desde Centenario?

R- Eso depende. Hay algunos que la pasaron muy bien en Estados Unidos, pero otros venden cartones. Todos te dicen mira Maravilla Martínez, pero es un solo caso. Sabes la cantidad que andan mendigando en Europa…. Y hay otros que les fue bien. El destino en la vida está marcado, no tengo dudas.

P- ¿Cómo es la vida de entreneador-promotor?

R- Es lindo, cuesta mucho pero es lindo. Hay veces que me siento muy feliz, pero especialmente por los amigos que me quedaron. Y todos me los dio el boxeo. Desde promotores hasta dirigentes de la FAB o locales. Cuando no tenés dinero, tenés que recurrir a los amigos. Y yo los tengo, levanto un teléfono, llamo a buenos Aires y puedo conseguir cosas. Deje una imagen como boxeador, que hoy me sirve para ser entrenador y promotor. No soy un grosso, pero el boxeador que esta conmigo sabe que va a tener chances.

P- ¿Tenés algún sueño pendiente?

R- El día que deje de soñar, largo todo. Hoy estoy en un proyecto con Betiana Viñas, de sacarla campeona sudamericana y una defensa de Mauro por el titulo argentino y sudamericano, y además les busco chances mundiales. Creo que Billi puede reaparecer. Y abajo hay muchos chicos, que pintan muy bien. Ellos me mantienen el sueño intacto. Y yo voy a estar al lado de ellos para ayudarlos.

La campaña,

en números

fue el récord profesional de Bruno. Disputó su primera pelea el 10/04/1987 y la última el 25/07/2001.

las veces que salió del país a pelear: Dinamarca, Irlanda Brasil, EE.UU y Sudáfrica.

Mamá Yolanda y la patrona, Graciela. Dos pilares en la vida de Bruno, que construyó su carrera deportiva desde Vista Alegre y Centenario.

Podio Boxeo

Datos

“Creo que a los 35 me tendría que haber retirado. Los últimos tres años estuvieron de más, pero es una decisión muy difícil de tomar”,
afirmó sobre el cierre de su carrera profesional, en 2001.
“A Graciela nunca le gusto. Un día me dijo elegí entre el boxeo o yo y le dije ‘bueno, nos vemos dentro de un tiempo’. Siempre volví”,
bromeó sobre su esposa.
Le dio diez hijos y los siete varones boxean.
Nació en Vista Alegre, se radicó en Centenario y se puso los primeros guantes a los 6 años. Le prometió el título argentino a “la vieja” y cumplió.
Hoy es promotor y entrenador y sus objetivos inmediatos pasan por llevar a lo más alto a Betiana Viñas y a su hijo Mauro, titular nacional superligero.

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