El triunfo del disparate

Como en la mejor de las primaveras, pero en toda estación y lugar, han aparecido maravillosos disparatólogos que utilizan la “cuestión mapuche” para todos los fines habidos y por haber, para hacerse famosos, para mostrar un indigenismo que nunca tuvieron (sobre todo cuando las papas quemaban en las diversas dictaduras) o para degradar la política y que muestran con arrogancia una ignorancia supina sobre el tema. Un catálogo de las estupideces que dicen y afirman como dogmas de fe ocuparía varias enciclopedias, por lo cual me limito a dos de ellas. La primera, que los grupos violentos de usurpadores que reclaman protección legal para que no los desalojen de las usurpaciones, no son todos ni siquiera la mayoría de los que se declaran mapuches y viven en Argentina. Son un pequeño grupo de violentos que, aprovechando la indiferencia de los organismos respectivos, han usurpado – previamente – algunas comunidades desplazando mediante actitudes agresivas a sus tradicionales conductores, cuyos reclamos ha desoído sistemáticamente la comodidad gubernamental. Cuando les conviene, esos grupos desinterpretan la legislación protectora, que habla de prohibir los desalojos de las ocupaciones ancestrales, tradicionales y actuales (actuales a la fecha de la ley) y no de impedir los desalojos de las ocupaciones ilegales que acaban de ocurrir. Cuando eso no les conviene, directa y claramente declaran que “mi nacionalidad es la mapuche”, expresiones textuales, por ejemplo del portavoz (werken) y conductor de la Confederación Indígena Neuquina (no se llama mapuche, según sus propios estatutos) Y a partir de allí desconocen al Estado Argentino y en consecuencia sus leyes. Estas expresiones no las inventó la ministra Bullrich, se pueden encontrar en cualquiera de sus manifiestos, en sus presentaciones judiciales o en Internet. Como ellos llegaron antes, su prioridad en el tiempo tiene mejor derecho, según un viejo aforismo romano. Advertencia final a los disparatólogos: si esta tesis triunfa, vayan pidiendo asilo político a las autoridades de la Mapu, pues en cualquier lugar de América que vivan serán usurpadores, Argentina es una ficción y el lugar que ocupan deben devolvérselo a estas gentes o cualquier otra de origen precolombino. Los usurpadores son ustedes, muchachos Julián A. Alvarez

DNI 7.574.027


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