Familia Nolasco- Alliani, pioneros de la Norpatagonia

Emparentados con pioneras familias como los Nordenstrom, los iniciadores de tan grande familia fueron inmigrantes europeos. El bisabuelo paterno, Nicolás Nolasco, español proveniente del País Vasco; se asentó en La Plata, Buenos Aires, y formó su familia con Martina Hegui, argentina. Tuvieron 9 hijos, entre ellos Esteban Alejandro, nacido en La Plata en 1894 quien vino a la región y fue comerciante en Cutral-Có. Se casó con Julia Alez, española de Málaga, en el año 1927 en Plaza Huincul. Julia había arribado al país en 1913, se asentó con padres y hermanos en Neuquén. La pareja tuvo tres hijos. El mayor, Nicolás quien nació en Neuquén en 1929 y falleció en 2010, había aprendido el oficio de panadero con un señor italiano.
Posteriormente, trabajó en YPF, mayormente de administrativo y esto hizo que tuvieran que trasladarse a vivir a Sáenz Peña, en Chaco, un par de años, y luego a San Pedro de Jujuy dos o tres años más para después volver a Neuquén.
Una vez jubilado, acompañó a su primo en el negocio “Casa Nolasco” de reparación de electrodomésticos. Hermosos recuerdos de infancia esos momentos compartidos en familia en casa de Jorge Nolasco y su hermana Flora (enfermera pionera en Neuquén).
La familia cuenta la siguiente anécdota: en 1956, Nicolás acompañaba a un amigo a volar en una avioneta Piper. En ese tiempo él le estaba enseñando a hacer pan dulce a los panaderos de la panadería La Capital, emblemática panadería del Neuquén del siglo XX (evidentemente, era fin de año), entonces lo iban a buscar y Elsa, su esposa, (mi madre, dijo la autora del relato), les decía que había ido a volar, a lo que el sr., como chiste, decía: – “y si se cayó el avión?” ¡Y así fue! Se habían parado los motores y el piloto lo hizo planear y, previos tumbos, cayeron en una chacra en Vista Alegre. Sólo tuvo tres puntos en la cabeza y un pedacito del “glass” (vidrio) de la avioneta en la parte interna del codo que se lo extrajeron 23 años después, cuando le empezó a oprimir un nervio.
Los Alliani, a su vez, emparentados con don Enrique Nordenström. Su padre vino de Noruega, pero su lugar de nacimiento había sido Suecia de acuerdo con el relato de una familiar que hizo las investigaciones pertinentes. Su hijo, nacido en Buenos Aires, se casó con Florencia Ochagavía y tuvieron catorce hijos. Una de las mayores, Damiana, se casó con Pedro Rodríguez; tuvieron tres hijos: Joaquín, Mauro y Damiana Amelia.
Damiana decidió vivir con sus padres junto a sus tres hijos, por lo que los niños convivieron con sus jóvenes tíos; dada la diferencia de edad entre Damiana y sus hermanos/as; fue una mujer muy valiente, supo hacer tareas de mujer y también de hombres. Además, fue partera. Tenía múltiples relatos de sus vivencias.
Su hermano Ismael, recordado municipal del ayer, siempre la visitaba y nos contaba cuentos cuando éramos chicos. Damiana Amelia se casó con Eusebio Alliani en 1927, se asentaron en el valle de Río Negro; él realizaba tareas de agricultor; había nacido en San Miguel del Monte, en Buenos Aires, en 1888. Octavo hijo de Benjamín, italiano, jornalero asentado en la misma localidad.
Arribó al país alrededor de 1870. Él y Damiana Amelia tuvieron una hija, Elsa Amelia, nacida en Cipolletti en 1928. Elsa, de soltera, y su abuela Damiana, trabajaron en el antiguo Hotel Confluencia, emblemático hotel del Siglo XX. Nicolás Nolasco y Elsa Amelia, asentados en Neuquén, tuvieron tres hijos: Eusebio Nicolás, Elsa Noemí y Hugo Daniel, todos profesionales, los que les dieron varios nietos.
En la foto observamos a uno de los descendientes de la familia, Nicolás Nolasco con sus nietos.
Ésta es una distinción a toda esta familia pionera cuyas historias se entrecruzan en el Valle del Río Negro y del Neuquén, y que supieron honrar con su trabajo estas tierras. En el día del padre homenajeamos a todos los padres para que nos sigan acompañando con su ejemplo de vida que rescatamos en estas historias.
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