Hombre y mujer

Los recónditos orígenes de la lengua castellana fueron realmente “inclusivos” por utilizar desde siempre en sus desinencias la renovada letra “e-de-género” que impone en su acervo vocal (vaya a saber uno cómo) una desconocida perspectiva de “inclusión” de preferencias de reconocimiento con la necesaria cuota de ambigüedad descriptiva. No como ocurre con formas que acuden a impronunciables equis o arrobas para garantizar la inclusión genérica “ellxs” o en “ell@s” que desconciertan el entendimiento y trancan la lengua. Más aún cuando estas gloriosas “e” se comporten de manera muy prolijamente “inclusiva”, puede ocurrir que en estos tiempos de absurda proliferación de tonterías estos términos conceptuales que remiten al origen bimodal de las especies animales y humana pueden resultar insuficientes. Por eso, propongo mejorar los alcances de nuestro idioma agregando a los ya conocidos hombre y mujer los neologismos hombro y hombra, mujor y mujar con intención de definir respectivamente a: hombres “muy machos”, hombres “afeminados”, mujeres “marimacho” y mujeres “femeninas” (no feministas, por favor). No se ría, que puede venir… Guillermo López Chamadoira DNI 10.103.185


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