Josefina y Domingo Sangare, descendientes de italianos que hicieron culto del buen vestir

Es un viaje cada historia de vida que nos narran los familiares de aquellos inmigrantes, quienes arribaron a la Nor Patagonia a dejar su impronta con su trabajo cotidiano. La historia que hoy nos convoca se remonta a principios del siglo XX: Carmelo Sangare y su esposa Filomena, llegaron desde su Calabria natal. Se establecieron en Carmen de Patagones, como tantos inmigrantes calabreses y sicilianos. Tuvieron 8 hijos: Domingo (Mingo), José, Nicodemo, Tito, Josefa, Rosita, Norma y Blanca. Familia de pescadores y agricultores. Por su parte, la familia Vacchi, provenientes de la zona del Rio Po, eran agricultores; estaba constituida por Alfredo y Emilia Silvestri, llegaron en la misma época en el vapor Principessa Mafalda, desde la provincia de Ferrara en la Emilia Romagna.

Se establecieron en Viedma. Y también tuvieron 8 hijos: Norma, Nemo, Eneide, Tito, Francisca, Josefina (Pina), María Elena y Luis. Como podemos ver, los caminos de ambas familias se estaban por cruzar. El mayor de los Sangare, Mingo, cruzó el río Negro y conoció a Pina. Se pusieron de novios, y se casaron en setiembre de 1937.

Mingo era sastre y Pina Modista: se establecieron en San Antonio Oeste para dedicarse a sus profesiones que tan bien ejercían. Tuvieron tres hijos:  Vilma casada con José Arias, Nidya, casada con Eduardo Bengolea, y Jorge, casado con Silvana Nicola. Los nietos y bisnietos completan la historia familiar. A mediados del año 1955, la familia se estableció en esta ciudad de Neuquén, donde ya otros familiares residían: la familia Turner. Mingo comenzó a trabajar en Casa New London como cortador sastre.

Era una gran tienda que vendía ropa de mujer y de hombre para “los bien vestidos” de la ciudad. Funcionó de 1940 a 1961, y estaba ubicada en la primera cuadra de la Avda. Argentina; ya hemos mencionado en escritos anteriores que uno de los gerentes fue el padre de Marta Anaya, recordada docente y poeta neuquina.

Al cerrar sus puertas esta casa, Mingo fue a trabajar a Casa Nobel, de los hermanos Solsi. Allí también se vestía a “los elegantes” de Neuquén, (en esa época toda la ropa se hacía a mano). Recordemos que en la década del ‘40 y ’50 pocas casas dedicadas a la vestimenta varonil había en la pequeña ciudad neuquina de entonces. Sus empleados se distinguían por la elegancia en el buen vestir. En junio de 1948, Luis Solsi y Francisco J. Pellegrini, abrieron en la céntrica Avenida Perón 125 –hoy Avenida Argentina– la Casa Nobel, dedicada a la ropa de hombres.

En sus inicios el personal era poco numeroso: Raúl Maldonado, su hermano Jorge y Roberto Pidarello. Recordados nombres trabajaron allí: don Lito Della Valentina (quien abriera posteriormente Camisería Lito), Omar Vallejo, Agustín Roos, Cuqui Córdoba, destacado sastre que aún nos acompaña en su céntrica sastrería; Alberto Menghini, igualmente en calle Independencia, Rodolfo Musatti, Domingo Zangare, Gloria Napal, Pedro Cáceres, G. Baglione, entre muchos otros. Como, posteriormente, la venta iba creciendo y se multiplicó, abrieron una sucursal en Cipolletti a cargo de don Oscar Solsi, en General Roca y Villa Regina. La sociedad dueña de Nobel la componían, además de Luis y Oscar Solsi, Pablo “Macoco” Inda.

En Neuquén, la primera ampliación de la tienda fue cuando Sedería Nobel pasó a denominarse Nobel damas en el año 1952. Luego Mingo se independizó y abrió su sastrería en Avda. Argentina, entre Mtro. González y Alderete, conservando su clientela. Mientras tanto, su esposa Pina se dedicaba en especial a confeccionar vestidos de novia, fiesta, comuniones, de egresadas; a la que suscribe le realizó el vestido de 15 años con perfección y calidad en la confección. Mientras sus hijos estudiaron, trabajaron, se casaron y siguen viviendo en esta ciudad.

Al retirarse de sus trabajos, Mingo y Pina vivieron en Alta Barda rodeados de familia y amigos. Mingo partió de este mundo a los 79 años el 30 de mayo de 1993, y Pina a los 86, el 19 de julio de 2001. Pinceladas de historia del Neuquén del siglo pasado que nos llevan a rememorar a sus habitantes con sus respectivos oficios que engrandecieron la ciudad.

Hoy homenajeamos a todas las madres en su día, y recordamos cálidamente a Pina por sus largas horas en su máquina de coser, en su casa de la segunda cuadra de calle Entre Ríos, para crear aquellos impecables vestidos de fiesta para mujeres del Neuquén del siglo XX. Beatriz Carolina Chávez


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