María Graciela Roger, maestra normal nacional de Neuquén

Neuquén

La partida a otra vida de una compañera de promoción y amiga de un antiguo Neuquén, en el que compartimos colegio, confiterías como El Ciervo, Tijuana, Blip Blup, Gente, entre tantos otros recuerdos, nos hace sentir nostalgia de aquella juventud del siglo XX. Graciela era hija de don Carlos Roger, con el que comenzó esta historia familiar, nacido el 10 de noviembre de 1908, en Puan, Provincia Buenos Aires. Era hijo de Diego Daniel Roger, descendiente de escoceses por parte paterna: su abuelo había venido con el ferrocarril asentado en Carhué. Su madre se llamaba Marina Inchauspe. Este matrimonio tuvo prolífica familia: Juan, Daniel, Carlos, Héctor, Vitelmo, Félix, Ángela, Victoria, y una hermana de la que no recuerdan el nombre. Dos de sus hijos, por razones laborales, se asentaron en esta ciudad: Carlos y Héctor.

Este testimonio fue brindado hace unos años por Carlos Enrique Roger Andino, hermano mayor de Graciela. Este breve relato nos hace entender los lazos familiares que se entretejieron en la historia. En primer término, había venido Héctor, se había casado con Ofelia Durán en 1946 e invitó a su hermano Carlos a la fiesta. La hermana de Ofelia, Elsa Durán, estaba casada con Antonio Andino, militar, quien, a su vez, invitó a su hermana Victoria a la celebración. Es así que se conoció con Carlos Roger, trabajador de YPF, con el que se casó en 1949.

De esa unión nacieron Carlos Enrique, estudió en la escuela San Martín y en la Universidad Nacional de La Plata se recibió de Abogado; María Graciela, maestra de la misma escuela, y Gloria Victoria Patricia, trabajadora de PAMI, casada con Omar Gobbi. Varios nietos y bisnietos completan la historia familiar. En la foto que acompaña el escrito observamos a Graciela en los festejos de su cumpleaños de 15 con sus padres y hermanos. La familia que nos ocupa en este escrito, los Roger Andino, estaba asentada en el tramo final de la calle Mendoza. Desde distintos ángulos de la pequeña ciudad neuquina partíamos a estudiar, entre otras cosas, a la querida San Martín. Vecinos a ellos vivían sus primos, hijos del tío Héctor y Ofelia Durán: Héctor Horacio, Tito; Néstor René y Juan Carlos Roger, que vivían en la casa contigua. La familia materna de Graciela, Andino era de origen italiano: Julio Cirilo Andino y María Benítez Carvalho. Tuvieron varios hijos: la nombrada María Victoria; Ramón, que fue secretario de la UOCRA y que luego de 1955 se asiló en Paraguay; María Julia, enfermera; Consuelo; Antonio, casado con Elsa Durán; Julio Humberto y Liliana Necha.

En 2018 la promoción 1968 de Maestras Normales Nacionales cumplimos las Bodas de Oro y allí nos congregamos para realizar los festejos, para celebrar la hermandad que nos había reunido en la juventud ante los cumpleaños de 15, la Plaza Roca, las tertulias, los asaltos.

Todo este grupo formaba parte de aquellas familias que, pioneras, vinieron a poblar estas agrestes tierras, donde eran recibidas por las fuertes ráfagas de viento que atemorizaba en un primer momento pero que ellos, tuvieron la valentía de quedarse: eran en su mayoría inmigrantes españoles, italianos, rusos, polacos, árabes, o migrantes de otros territorios. Y nos reencontramos en la fiesta, fue la alegría de sabernos vivas y con fuerzas para seguir construyendo, saboreando quizás un poco de la fuente de aquella juventud que nos dio empuje y valor.

¡Los recuerdos reviviendo en nuestras cabezas, las fiestas, el viaje de fin de curso, los bailes, la ropa!¡Y allí concurrió Graciela muy contenta, residía en Cipolletti con Arturo Gabetti, su compañero de muchos años de su vida! Y fallecido su esposo vivía sola: su alma solitaria, no muy amante del celular, transcurría sus días en su mundo de soledad, de libertad. Graciela fue eso, un ser libre, sin horarios.

Tranquila, sin tiempo ni reloj, así la despedimos sus compañeras de la promoción 1968 de Maestras Normales Nacionales de la nombrada Escuela San Martín. Nos quedan de ella gratos momentos compartidos en la juventud y en nuestros actuales encuentros. Gracias ¡María Graciela ¡por ser parte tan importante de nuestras adolescencias y nuestras vidas. Que descanses en paz. Beatriz Carolina Chávez y la Promoción 1968 Maestras Normales Nacionales.


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