«Celeste y las mil jarillas» arranca su gira por el Alto Valle

Este jueves a las 22 en Centenario, el viernes en Cinco Saltos, sábado en Cipolletti y Neuquén, y el domingo en Fernández Oro y Roca, teloneando a los Militantes del Climax.

La escena de rock regional tiene, este fin de semana, pinceladas indie, fusionadas con música patagonica y originaria. El grupo «Celeste y las mil jarillas» ya está de gira por Río Negro y Neuquén, hasta el domingo, que cierran teloneando a Los militantes del Climax, en Roca.

Esta banda está formada por músicos de Cipolletti, Neuquén, por dos patas bonaerenses y su cantante, que es porteña. La marca que los caracteriza, y que de alguna forma los unió, es el reconocimiento por lo autóctono, la recuperación de ese pasado originario, del cultrún, el loncomeo, el llaf llaf purrum, y algo del folclore que vino más adelante. Por eso, Patricio “Yiyi” Ferrari, guitarrista y percusionista del conjunto, explica que su género es la “música patagónica”.

“Nuestras letras están basadas en lo paisajístico, y en las vivencias de los lugares patagonicos”, explicó Patricio, y agregó que la idea es “difundir la cultura tradicional de la zona”. Con claves típicas del loncomeo y del llaf llaf, ritmos tehuelches y con una chacarera, el nuevo disco está en su etapa final.

El nombre de la placa aun permanece en el misterio, pero lo cierto es que las pistas ya están grabadas, con el mítico productor «Tilín» Orozco, que supo darle forma a las melodías de Mercedes Sosa, León Gieco, lisandro Aristimuño, entre otros grandes de la canción. Será el disco número 100 de su carrera, y trae, entre otras sorpresas, la participación de Liliana Herrero en la chacarera “Tumba sin nombre”, una emocionante canción que relata la nostalgia familiar de una de las integrantes de la banda.

“Somos muy respetuosos, y valoramos mucho a la cultura mapuche, porque trae una enseñanza ancestral interesante y pacifista, una forma de recrear esa identidad que lleva tantos años”, reseñó “Yiyi”.

Por momentos sabemos que estamos escuchando el estilo que supo materializar el maestro don Marcelo Berbel, cuando adaptó la danza ceremonial mapuche al folclore, sin embargo, en segundos nos vemos embebidos en una base típica del indie, con sintetizador, efectos en la voz y el clásico noise (ruido) que dio origen a este género.

“La idea es volver a los orígenes de la patagonia y de lo originario, pero además, yo que soy de Los Toldos, también siento eso”, explicó. Es que justamente en esa ciudad hay una comunidad mapuche muy fuerte, y representó el ultimo bastión que resistió a la “campaña del desierto”. “Íbamos de chicos y compartíamos”, recordó.


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