Clases, delicias y onda familiar: así es un día en Cerro Bayo

La cuña bien prolija, con apertura amplia y de manera progresiva. Así guiaba el instructor Francisco Loza Leguizamón a un niño tucumano que daba sus primeros pasos en la nieve en la pista de Principiantes del cerro Bayo, a 1500 metros sobre el nivel del mar. El día estaba cerrado, poca visibilidad, pero la nieve era buena para aprender. Atrás practicaban las maniobras dictadas su mamá y una hermana.

Esta familia caracteriza el plan de vacaciones que ofrece el centro de esquí boutique de Villa la Angostura, ubicado a solo 6 kilómetros de la ruta de acceso a la ciudad. “Es un centro de esquí familiar que tiene opciones para todos, la gente se siente contenida, la atención es más personalizada que en otros centros, el trato es cálido”, definió Santiago Mazza, gerente de Montaña de cerro Bayo.

El centro invernal del sur neuquino fue el primero en lanzar su temporada a mediados de junio y este fin de semana sumó más pistas y medios de elevación habilitados para que todos los niveles de esquiadores y snowboardistas tengan opciones para disfrutar.

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En total hay 300 hectáreas de dominio esquiable (incluyendo el fuera de pista de las Provinciales) y 30 pistas de todos los niveles. Además un abanico de propuestas para los que no quieran calzarse las tablas y prefieran el goce de la nieve con otras actividades como trineo, tubing o caminata con raquetas.

En la escuela de Ski y Snowboard del cerro, Fernando Mazzolenis, el director, conduce a unos 100 instructores en la alta temporada que reciben a miles de aprendices de los deportes invernales.

“Recomendamos que el grupo familiar tome clases por separado, los niños por un lado y los adultos por otro porque la metodología es distinta”, detalló este experimentado instructor quien señaló que en promedio con tres días de clases “se logra la libertad de esquiar por pistas hasta una de nivel intermedio”.

La oferta para aprender va desde las clases de bautismo para tener la primera aproximación a la nieve, cursos grupales con horarios fijos cada día o clases privadas con un instructor que en exclusiva se dedica a enseñar las técnicas del esquí o snowboard para que el aprendiz “logre rápido la independencia”.

El que recién comienza con las tablas tiene un aprendizaje con progresión desde las pistas de Principiantes para luego deslizarse por Panorámico que llega hasta la base.

Los más avanzados en el esquí, pueden optar por la pista azul de la zona de Provinciales donde también hay buenos fuera de pista para los más atrevidos, según detalló Gustavo Rodaro, el jefe de Patrulla del Bayo.

Para Mazzolenis, el Bayo logra buenas condiciones de nieve en sus pistas porque “el suelo es de arena volcánica y con un manto de nieve modesto se pueden habilitar las pistas”.

Otro dato positivo para los que recién se inician es que las pistas de Principiantes están en altura, a 1500 msnm lo que garantiza nieve la mayor parte de la temporada.

Ahora además el centro de esquí incorporó la fabricación de nieve. Este año arrancó con dos cañones pero está la instalación lista para una línea de 13, para innivar un amplio sector de Principiantes y pistas Intermedias.

El guiso de lentejas es un clásico de la montaña. Un plato calórico ideal para el invierno y que permite reponer energías para continuar el día de esquí en el Bayo.

A los 1500 metros de altura, en la salida de la telesilla Principal, el parador Altitud Bar de Amigos, rodeado de pistas y con vista al lago Nahuel Huapi a su izquierda, tiene un su menú como platos “para entrar en calor” el guiso de lentejas por $ 440 y la sopa de calabaza con queso azul por $ 390. Otra opción para compartir es la pizza del bosque con hongos por $ 320 o una contundente hamburguesa con fritas por $ 390.

En el parador Tronador en el acceso a la pista Principiantes y junto a la Escuela de Ski y Snowboard, la sopa de verduras con fondo de lenjetas y arroz es un clásico por $ 220 al igual que el guiso de lentejas que cuesta $ 380. Otra alternativa para saciar el apetito es la milanesa con guarnición por $ 410.

Roberto Schulz tiene muy fresco en la memoria los inicios del Bayo. “Antes teníamos solo un Poma (medio de arrastre) largo para subir y estabas como 15 minutos agarrándote fuerte hasta llegar, era un centro de esquí donde venía la gente de Cumelén y cuando pasaba el mes de vacaciones no quedaba nadie, solo 30 personas circulaban por la montaña”, dice entre risas este hombre que lleva 27 años en la oferta gastronómica de la montaña.

Tronador, el parador ubicado a 1500 metros de altura donde todos los días está Roberto, fue construido por sus propias manos tiempo atrás con una autorización del propietario original Jean Pierre Raemdonck. “Tenía un kiosco en la base y le dije a Jean Pierre que quería ampliar, él me dijo ‘si querés invertir construí algo arriba’”.

Hoy el parador ubicado en una de las zonas más transitadas de la montaña tiene dos amplios salones con buena luminosidad, con capacidad para 150 personas cada uno y un deck con excelentes panorámicas del lago Nahuel Huapi y la montaña. El sistema es autoservice con cafetería, comida rápida y platos calientes y calóricos para dejar afuera el frío de la nieve y la altura.

Como no puede faltar en un parador de montaña, una vieja estufa a leña calefacciona el ambiente y permite que los esquiadores que llegan hasta el lugar puedan secar sus guantes.