Cerró la única sucursal de Garbarino que quedaba en Roca

Son cinco los trabajadores que dejaron de percibir sus haberes de manera regular. La empresa tampoco pagó el alquiler y tuvieron que entregar las llaves.

Redacción

Por Redacción

Con las persianas bajas. Así amaneció hoy el último local comercial de Garbarino que sobrevivía en la ciudad, ubicado sobre calle Tucumán 570, a metros de Italia.

Trabajadores de la firma dedicada a la venta de electrodomésticos reclamaron por sus puestos de trabajo, sueldos adeudados y aclararon que lo que más les pesa es la incertidumbre sobre el futuro laboral. Además, la firma no pagó el alquiler del inmueble por lo que la situación es de extrema preocupación.

«Lo que pasa en Roca es que hace cinco meses que no se paga el alquiler y el dueño pidió la llave«, dijo Verónica Sandalich, empleada de la cadena.

Los trabajadores explicaron que el dueño del local exigió las llaves ante la deuda por el alquiler y por eso los empleados tuvieron que realizar un inventario de toda la mercadería y ante un escribano público.

Garbarino se encuentra en una crisis económica generalizada. Con el cierre de numerosas sucursales , y con más de 3800 empleados en todo el país, el caso de sus sedes en Roca no fueron la excepción. Una de las trabajadoras afirmó que la cadena adeuda salarios desde abril y que solo comenzaron a percibir un porcentaje del Programa de Recuperación Productiva (Repro) brindado por el gobierno nacional.

«La empresa genera los recibos de sueldo a fin de mes para poder cobrar el aporte que brindan desde Nación . De todos modos, lo que hacen es totalmente ilegal porque no nos están pagando con ese beneficio», aseguró Sandalich.

Actualmente, son cinco los empleados que se encuentran entre la angustia y la falta de certezas con respecto a la estabilidad laboral, el cobro de sus remuneraciones y la carga de sus contribuciones sociales.

A su vez, otros cuatro trabajadores se dieron por despedidos e iniciaron las acciones legales para lograr el pago de los sueldos adeudados y sus respectivas indemnizaciones.

Desde el año pasado, cuando Carlos Rosales compró la empresa de retail, la situación económica del comercio comenzó a empeorar. «En abril, la dirección nos avisó que no nos iban a poder pagar porque no habían ingresos suficientes. Eso es totalmente falso ya que la venta online creció muchísimo», sostuvo la empleada .

Por otra parte, Sandalich describió que, en los primeros meses de pandemia, comenzaron a pagarles «cómodas cuotas» o solo abonándoles la suma percibida por el programa Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). Tras los incumplimientos en los pagos, la dirección de la empresa comenzó con las suspensiones del personal y el posterior cierre comercial, en la sede del supermercado La Anónima, por falta de pago.

«En Neuquén las sucursales están tomadas por parte de los empleados», culminó la trabajadora.


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