“Chiqui”, el poderoso émulo de Pereyra

De bajo perfil, Manuel Arévalo formó y comanda el sindicato de jerárquicos y profesionales petroleros. En pocos años logró manejar una envidiable caja e hizo obras millonarias. Privilegia su clan familiar. Una de sus hijas dirige empresas que venden servicios al gremio. Sospechas de una constructora sello y la lujosa vivienda que edificó el hijo tesorero.

De bajo perfil, Manuel Arévalo formó y comanda el sindicato de jerárquicos y profesionales petroleros. En pocos años logró manejar una envidiable caja e hizo obras millonarias. Privilegia su clan familiar. Una de sus hijas dirige empresas que venden servicios al gremio. Sospechas de una constructora sello y la lujosa vivienda que edificó el hijo tesorero.

 

 

Manuel “Chiqui” Arévalo y Guillermo “Caballo” Pereyra siempre se midieron de muy jóvenes. Debutaron en los ’70 en los pozos de la perforadora Astrafor, en Buta Ranquil, y no tardaron en convertirse en delegados del neonato gremio que comandaba Hugo Rozar.

La carrera de Pereyra en el sindicato petrolero pegó un respingo superada la dictadura militar y, desde entonces, ostenta un poder omnímodo en Neuquén de casi 40 años. Arévalo tuvo en aquel entonces menos suerte. Lo echaron de Astrafor, encontró trabajo como ceramista y no tardó en retomar su vocación, al punto de ser uno de los impulsores del gremio neuquino de esa actividad.

Pero las buenas chances estaban en el petróleo. Se fue a SP Argentina y, de allí, otra vez al sindicato de Pereyra donde militó por una década.

El “Caballo” no imaginaba que le saldría un serio competidor.

Inquieto y perspicaz, Arévalo (67) vio un nicho desatendido en su mundo laboral por reticencias o prejuicios: el de los jerárquicos y profesionales. Y, junto a un puñado de seguidores, se ocupó de ellos: de los abusos en sus tareas, de su falta de descanso, de sus avatares impositivos…

Mientras el gremio de Pereyra le pagaba el sueldo, organizó la comisión organizadora del primer Sindicato del Personal Jerárquico del país en el 2000, pero recién en 2005 obtuvo la personería gremial que haría imparable su poder. Tanto que construyó una organización que -en obras millonarias, beneficios y alcance territorial- no tiene casi nada que envidiarle al gremio de Pereyra. La diferencia es que Arévalo lo hizo en apenas una década.

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Desde entonces, ambos dirigentes tomaron rumbos divergentes con ciertas mañas parecidas.

La hija empresaria

La sede del sindicato y la mutual de Jerárquicos en la capital neuquina no escatima en lujo interior:

La arquitectura del edificio sobre calle Chrestía al 200 fue dotada de materiales de la mejor calidad, espacios grandes y luminosos y tecnología de vanguardia en todos sus niveles. Hay un amplio auditorio-cine, cascadas en paredes, domótica que automatiza artefactos, y pisos y revestimientos como los que se encontrarían en un hotel de cinco estrellas.

 

Similar estética se buscó para las sedes de ocho localidades de Río Negro y Neuquén. El gremio lleva invertido un presupuesto generoso en centros recreativos de hasta 40.000 metros cuadrados, complejos turísticos como el que se erige en Las Grutas (sobre terreno frente al mar y en zona céntrica), salones de eventos, loteos residenciales y un proyectado edificio de departamentos de 15 pisos.

Sede del sindicato sobre calle Chrestía al 200.

 

Interior de la sede gremial en Plaza Huincul.

 

Maqueta de complejos turísticos en Las Grutas
(sobre terreno frente al mar).

 

Las claves para semejante desarrollo son los aportes de unos 5.000 afiliados y 13.000 adherentes con sueldos elevados por su categoría profesional o jerárquica, que le permitirían al gremio obtener un suculento piso de 1.200 millones de pesos al año con las retenciones del 2% de la cuota sindical, el 3% para la mutual y el 9% para la obra social (incluidas contribuciones patronales). A esa cosecha multimillonaria deben sumársele inversiones financieras y una administración prolija de recursos en manos Jorge Arévalo, el hijo del mandamás.

Precisamente la familia y los amigos ocupan un lugar liminar en este gremio que -como Pereyra- apuesta a la perpetuación de su líder y hace culto de la confianza vía su círculo áulico.

Casi todos los siete hijos de Manuel realizan o realizaron tareas dentro del sindicato. Pero es Jorge el alter ego del padre desde los inicios de la actividad gremial y Liliana quien adquirió un perfil empresario, al desarrollar sociedades con el objeto de brindar servicios al gremio.

Son tres las empresas germinadas prácticamente en las entrañas del sindicato:

Liftelim SA fue generada a fines de 2014 para realizar servicios de limpieza y desinfección de edificios. Viene manteniendo pulcros los 3.200 metros cuadrados del palacio gremial. Sus socios son Liliana Arévalo y Marcelo Vidaurre, con domicilio en Plottier.

Vanguardia Neuquina SA es, en los papeles, una constructora de “obras civiles, hidráulicas, viales, portuarias, de gas”, etcétera desde 2011. Constituyó sede en Brown 328, piso 8 A, pero se desconoce dónde tiene la base operativa (maquinarias, herramientas y operarios). A la empresa la formó un empleado mecánico del sindicato, Gustavo Sosa, junto a su esposa Marcela Carrizo. Pero hace menos de un año pasó directamente a dirigirla Liliana Arévalo.

Rutas Patagónicas SA también fue generada por Sosa como transportista de cargas y como armadora y carrozadora de vehículos. Nació en 2011. Al igual que Vanguardia, en 2017 pasó a ser regida por Liliana Arévalo. Ambas empresas tienen el mismo domicilio.

Parte del centenar de empleados del gremio realiza tareas en algunas de estas sociedades, según admitió Jorge Arévalo. El tesorero aseguró también que Vanguardia y Rutas proveen personal o vehículos al sindicato, en calidad de servicios tercerizados. Y que también lo harían para otras empresas.

“Mi hija tiene derecho a laburar y nosotros a ayudarla, siempre en el marco de la ley”, enfatiza Manuel, el máximo dirigente gremial. ¿Qué quieren que hagamos?”.

El abogado y la constructora

Otra constructora también fue formada en coincidencia con el nacimiento del Sindicato de Jerárquicos de Arévalo. Se trata de Patagonia 4×4 SRL, sospechada de ser una empresa de papel. Se registraron como socios Laura Corrales y Juan Tarifa, esposa y hermano respectivamente de Julio Tarifa, el asesor legal del gremio.

Julio Tarifa, quien además preside el Colegio de Abogados de Alto Valle Oeste, fue quien habló en la audiencia pública por la tarifa del gas en setiembre de 2016 y defendió los aumentos en nombre de gremio. Originó risueños títulos en la prensa nacional: “Julio Tarifa apoya el tarifazo”.

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La empresa del hermano de Tarifa tiene como domicilio real y legal Miguel Muñoz 645 de Cipolletti. Sin embargo, allí funciona un estudio jurídico donde tiempo atrás atendió el abogado del sindicato. Como domicilio fiscal figura el mismo de las empresas Vanguardia Neuquina y Rutas Patagónicas, es decir Brown 328. Pero ni en uno ni otro se observan movimientos propios de una constructora.

Tampoco de servicios petroleros, considerando que es la actividad principal por la cual fue inscripta Patagonia 4×4. De todos modos, como es de práctica, el objeto social es muy amplio y va desde la inspección de cañerías al transporte de cargas y pasajeros, pasando por el rubro inmobiliario y consultoría.

Liliana Arévalo (hija de Manuel) figuró como empleada de Patagonia 4×4 durante seis años.

Los Arévalo admiten que esta constructora les proveyó el servicio de gestión de personal (contratación de mano de obra) para las primeras sedes que edificó el sindicato, en Catriel y Rincón. Niegan rotundamente que la firma les pertenezca o haya sido creada a instancias del nucleamiento gremial.

“Opulenta casa”

No es lo que sostiene el capataz albañil José Escobar Costanzo quien denunció en la Justicia Federal a los directivos del gremio por supuesta “defraudación calificada en perjuicio del patrimonio público que administran”. El hombre asegura que él y su esposa fueron obligados por el gremio a inscribirse como monotributistas y a facturar a Patagonia 4×4 por obras en campings y piletas de natación de las sedes gremiales de Catriel, Rincón y Huincul, así como la construcción de la “lujosa y opulenta” casa particular de Jorge Arévalo en el barrio Río Grande de Neuquén capital. “Esta empresa para nada intervino en la administración y realización de las obras” y los pagos de los trabajos fueron efectuados “en el gremio por Jorge Arévalo, el tesorero”, asevera el denunciante. Escobar pidió especialmente se investigue “de qué forma se pagaron la provisión de materiales y los servicios de la vivienda privada”.

La denuncia por supuesta simulación de gastos y evasión simple fue desestimada por la fiscal Federal María Beute y, por consiguiente, archivada por el juez Gustavo Villanueva. No obstante, Escobar Costanzo apeló recientemente la decisión vía su abogado Alberto Gutiérrez.

“De ninguna manera le pagué a Escobar con nuestro dinero y dentro del sindicato mientras fue contratado por Patagonia 4×4”, sostiene Jorge Arévalo.

Del mismo modo, aseguró que para la vivienda que antes compartía con su esposa “yo contraté sus trabajos. Y con mi dinero”.

“Sí, son empresas de mi hija. La ayudamos”

Jorge Arévalo, tesorero del gremio e hijo de Manuel, fue quien decidió responder las preguntas de “Río Negro”. Su padre, el secretario general, permaneció a su lado y sólo hizo algunas acotaciones.

¿Patagonia 4×4 es de ustedes?

No, no. Nos hizo algunas obras chiquitas. Llevamos hechas 14 obras en ocho años.

No hemos hallado la base operativa de la empresa, sus maquinarias…

Con nosotros no trabajó con maquinaria. Contrataba personal. En Patagonia está el hermano de nuestro abogado. Su mujer era socia.

El capataz albañil Escobar Costanzo los denunció a ustedes precisamente por esta empresa. Señaló que se lo obligó a facturar para Patagonia pero usted le pagaba en el sindicato.

Eso no es así. Le pagaba la empresa. (Aclara luego que finalizado su vínculo con Patagonia, Escobar fue contratado por el gremio entre 2013 y 2015). Laburaba bien. También hizo la casa donde vive mi ex esposa.

¿El gremio pagó su casa?

No. Le pagaba yo. Y en la obra.

¿Cómo resolvieron contratar a Patagonia 4×4? ¿por experiencia, referencias?

No. Por la relación que teníamos con Julio.

¿Su hermana Liliana maneja las empresas Rutas Patagónicas, Vanguardia Neuquina y Liftelim?

Sí, mi hermana es la titular de esas empresas.

¿Por qué un empleado del gremio fue el que fundó dos de esas firmas?

Y… es difícil…

Manuel Arévalo (interrumpe): Uno cuando está acá siempre quiere dar una mano a una persona. Algunos creen que en el gremio está la papa. Y acá no está la papa.

Jorge Arévalo: cuando uno tiene que gestionar, debe tener personas de confianza. Porque es difícil. Si te descuidás, te hacen cualquier desastre.

¿Y para qué las empresas?

Algunas son operativas. Liftelim nos hace un servicio de limpieza. Tiene empleados que trabajan aquí y en otras sedes. Y la constructora “Vanguardia” presta servicios de personal y con algunas camionetas. “Rutas” también.

¿Pero dónde están las sedes?

Me parece que una en Plottier y la otra en calle Alcorta.

¿Qué obras les asignaron?

No tienen obras asignadas. (Vanguardia) no es una constructora que hace la obra sino distintos trabajos. A veces de limpieza, a veces de movimiento de áridos o vehículos.

Manuel Arévalo: El tema es cómo se cuida la plata. Uno tiene que conocer a quién contratar. Que no se pierda la confianza. Usted compra 400 tarros de pintura y, cuando se quiere acordar, le afanaron 80. O los hierros. Mi hija tiene derecho a laburar y nosotros a ayudarla, siempre en el marco de la ley.

El dueño

Manuel “Chiqui” Arévalo formó el Sindicato de Personal Jerárquico y Profesional del Petróleo en el 2000. Lo conduce sin interrupción desde entonces y evitando resquicios para una línea opositora. El gremio logró personería gremial en 2005 y en 2007 su primer hito: el Convenio Colectivo de Trabajo. Construyó 14 obras en sólo ocho años. Manuel cultiva perfil bajo. Adscribió al kirchnerismo y fue muy cercano al ex secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Con esa palanca, en 2013 tuvo la oportunidad de ocupar el sillón de director titular en YPF, en reemplazo de Guillermo Pereyra. Tiene 67 años y siete hijos. Uno de ellos, el tesorero Jorge, es su mano derecha.

 


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