Chomsky-Foucault: un diálogo memorable
En noviembre de 1971, la televisión holandesa transmitió un diálogo entre Noam Chomsky y Michel Foucault, sucedido en la Universidad de Amsterdam, e inscripto en una serie de encuentros organizados por el International Philosophers Project.
Durante su transcurso, sobre todo a la hora de abordar cuestiones vinculadas con la justicia y el poder, se sucedieron algunos intercambios memorables. Fue entonces cuando Foucault señaló que uno de los temas más cruciales de nuestra existencia se refiere al funcionamiento político de la sociedad en la que nos encontramos.
De allí su interés por desentrañar las relaciones económicas dentro de las que funcionan y el sistema de poder que define las maneras que asumen lo permitido y lo prohibido de nuestra conducta. Y más aún, su propuesta en torno de indicar y mostrar, incluso cuando están ocultas, todas las relaciones del poder político que actualmente controlan el cuerpo social, lo oprimen y lo reprimen.
Sostuvo el filósofo francés que, a su entender, la verdadera tarea política consiste en realizar una crítica del funcionamiento de las instituciones que parecen neutrales e independientes. Esto, con el propósito de desenmascarar la violencia política que se ha ejercido a través de éstas de manera oculta, para poder abordarlas e, incluso, combatirlas.
Por su parte, el lingüista norteamericano Noam Chomsky afirmó que, en su opinión, hay dos tareas intelectuales de relevancia. Una dirigida a intentar crear la visión de una sociedad futura donde impere la justicia, sobre la base de una teoría social orientada, si es posible, en una concepción humanista y firme de la naturaleza humana.
La otra tendiente a comprender cabalmente la naturaleza del poder, la opresión, el terror y la destrucción en nuestra propia sociedad. Puesto que si estamos sujetos a la democracia del mercado, pues entonces tal circunstancia debe ser entendida en términos de poder autocrático. Concretamente, a partir de la forma particular de control que procede del dominio de las fuerzas de mercado en una sociedad no igualitaria.
En relación con la justicia propiamente dicha, expresó que tal vez no se hallaban en situación de crear un sistema jurídico ideal. En lo fundamental, debido a que los conceptos de legalidad y justicia no son idénticos.
Sin embargo, en la medida en que la legalidad incluye a una justicia mejor, referida a una sociedad mejor, pues entonces deberíamos seguir y obedecer la ley, obligar al Estado a respetarla, así como a las grandes corporaciones y a la Policía, si es que tenemos el poder de hacerlo.
Por el contrario, en aquellas áreas donde el sistema legal no representa una justicia mejor sino más bien las técnicas de opresión codificadas por un sistema autocrático en particular, un ser humano razonable debería ignorarlas y luchar contra ellas, al menos por principio.
En tal contexto Foucault consideró que la idea de justicia constituye una categoría que ha sido construida y puesta a funcionar, en diferentes tipos de sociedades, como instrumento de cierto poder político y económico o como un arma contra ese poder. Pero que, en todo caso, el concepto mismo de justicia funciona dentro de una sociedad de clases como una demanda de la clase oprimida y como justificación de la misma.
Chomsky, por su parte, entendió como apresurado calificar nuestros sistemas de justicia actuales como meros sistemas de opresión de clase. Puesto que además de aquello y de otros tipos de opresión expresan asimismo una búsqueda a tientas de conceptos verdaderamente humanos y valiosos de equidad, decencia, amor, bondad y compasión, que estimó como reales.
A más de tres décadas, el diálogo mantenido entre ambos pensadores es ejemplo de cuánto hay para sumar cuando de perspectivas sociales se trata. Y habiendo sido tanta el agua corrida bajo el puente desde entonces, sería magnífico contar con una reactualización de aquel intercambio. Cosa imposible, debido a la muerte del Michel Foucault en 1984.
MARTÍN LOZADA (*)
Especial para «Río Negro»
(*) Juez de Instrucción y profesor de Derecho Internacional, Universidad FASTA, Bariloche.
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