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Cinco puntos clave para entender por qué la inflación sigue alta

Argentina es uno de los pocos países que no termina de controlar los elevados niveles de precios que registra su economía. En este primer cuatrimestre el IPC superó el 17% y el proyectado para el año se acerca al 50%. La masa de asalariados, entre los más afectados.

La emisión monetaria descontrolada y sin respaldo termina impactándo en los índices de inflación.

Argentina se ubica entre los pocos países del mundo que todavía no pueden controlar su inflación.

Es un problema endémico de nuestra economía y el Gobierno es el responsable directo del fenómeno. En cualquier nación europea la inflación anual se la ubica en promedio entre el 0,5% y 2,5%; la mita de la inflación mensual en la Argentina.

Pensemos en aquellos asalariados que acordaron un aumento al cierre de diciembre pasado. Sus haberes se depreciaron más del 17% en solo cuatro meses. Es decir, su poder de compra de desplomó en ese mismo porcentaje: su billete de 100 pesos hoy vale realmente 83 pesos.  

Se puede mencionar cinco puntos -entre otros- que nos hacen entender porque mantenemos índices de inflación altos.

-Carecer de un programa económico. Su ausencia genera incertidumbre en los distintos actores del sistema. Sin consignas claras hacia dónde vamos y como lograr una transición ordenada para salir de la crisis en la que está sumergida el país, los distintos sectores de la economía se cubren subiendo precios ante la falta de expectativas de un cambio de tendencia en la inflación. Esto genera una espiral creciente de precios.

-Emisión monetaria. El Gobierno necesita está herramienta para cubrir los desequilibrios fiscales que presenta hoy el presupuesto. Esa emisión aumenta la oferta de pesos en la economía, y como cualquier bien cuya oferta sube, su precio cae. La inflación es el reflejo de un peso que cada vez vale menos.

-Puja distributiva. El tema de la inflación se produce por una lucha distributiva. Pero, paradójicamente, no entre los asalariados y empresarios, sino entre Gobierno con sus ciudadanos. El primero usa la emisión para apropiarse de recursos del segundo al operar la inflación como un impuesto que recauda los pesos que se emiten a costa de una caída en el salario real. La solución es este perverso escenario tiene dos posibles vías: o el Gobierno le saca dinero de otra manera a la gente o decide gastar un poco menos y así castigarla menos con el impuesto inflacionario.

-Falta de inversiones. Sin capital el sistema no funciona. Argentina hoy es un mercado donde no llegan inversiones y por consiguiente la oferta de productos y servicios se encuentra estancada. En la medida que la demanda se mantenga creciente (por una mayor emisión) y la oferta estancada no hay forma de frenar la suba de precios.

-Confianza. Es clave para el mercado emitir señales con algo de credibilidad. Hoy el ministro Martín Guzmán, a cargo de dar los lineamientos de un posible plan, carece de poder -y confianza- como para poder hacer algún tipo de anuncio que lleve tranaquilidad a los distintos actores económicos.


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