El federalismo coercitivo

Hubo tensión entre la Provincia y Nación en torno al presupuesto del año que viene porque se necesitaba recortar gastos y no había mucha intención de pagar el costo político.

El gobierno de Omar Gutiérrez tiene ingresos asegurados, por encima de lo previsto, por la devaluación del dólar (las regalías son en esa moneda y la recaudación propia es una consecuencia) y el incremento de la inversiones en Vaca Muerta. Ambas, con la inclusión del incentivo a la producción de gas, se las debe al gobierno de Mauricio Macri, por lo que la relación cruje más de la cuenta cuando, como ahora, el presidente pide sacrificios.

Para no salirse del molde, el sector azul oficialista salió a mostrar los 2.500 millones de pesos que hay en el presupuesto para obras con un sugerente listado que no garantiza que se hagan. El sector azul rebelde y federal, en cambio, desempolvó el discurso primigenio del MPN con la disputa Nación-Provincia y el mentado federalismo. Observó que no estaba el tren a Vaca Muerta, que el dinero para Chihuido era simbólico y que se olvidaron del proyecto del hospital Norpatagónico.

Alberto Porto, investigador de la Universidad Nacional de La Plata e integrante de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, destacó que en proceso del federalismo argentino se multiplicaron los instrumentos de lo que denominó “federalismo coercitivo”. Enumeró la transferencia de servicios sin contrapartida financiera, las limitaciones a la utilización del poder tributario provincial, la tendencia a la uniformidad tributaria, las afectaciones de recursos coparticipables y las transferencias directas de la Nación a las municipalidades. La salida, para el académico, hay que encontrarla en volver a un régimen estructural que permita que cada nivel asuma la responsabilidad de sus políticas con una herramienta muy fuerte: la descentralización tributaria.

Como en el juego del jenga, que consiste en mantener un difícil equilibrio con rectángulos que se superponen, el gobierno neuquino debe sacar una pieza de un lado para ponerla en otro sin que, a la vista, se desmorone la torre. “Ocurre que, si toma el discurso de Rolo (el apelativo del vicegobernador Rolando Figueroa), Nación va a ponerse muy restrictiva y eso no va a ser beneficioso”, admitió un político veterano que comulga en un 80% según dice él con la gestión actual.

Es probable que el voto del MPN en Diputados cuando se trate el presupuesto no sea determinante, como ocurrió con la ley que cambió la fórmula de actualización de las jubilaciones, pero “lo que sobra de un lado se duplica en el faltante del otro” dice el decálogo de los que pasan horas y horas en la búsqueda de los votos en la Cámara.

En este caso, con otro disfraz, hay un federalismo de coerción porque se permitió por un año que no se reduzca el impuesto a los Sellos que en Neuquén significa mucha plata por los contratos petroleros. Aunque, a cambio, se pida una mirada piadosa sobre los olvidos e inclusiones en el presupuesto que son simbólicas.

La actividad petrolera no derrama en infraestructura urbana y servicios públicos. Los números estadísticos le sonríen a un dirigente con formación economicista: producción, aumento de población, trabajo informal y formal, etc. La contrapartida es que no se puede habilitar el hospital de Añelo, porque no hay profesionales o equipamiento y los nuevos loteos que se valorizan como metro cuadrado en la avenida Libertador (de Buenos Aires, no de Centenario) no tienen agua.

Gutiérrez estrenó su cargo de gobernador con ideas fuerza que hacían referencia a la unión de iniciativas como la reforma de la ley provincial de coparticipación que es de los 90, pero a los dos años de gestión prefiere que “de eso no se hable”.

El federalismo coercitivo tiene su versión emepenista con el adicional de que dentro del abanico de intendentes leales hay una competencia por cercanía. Huelen quien es el que hace las listas para la renovación de cargos en las elecciones. Es lógico.

El presupuesto nacional puso en tensión la relación entre la Nación y Provincia para priorizar gastos en un año en el que habrá renovación política.

La actividad petrolera destila millones pero no derrama en infraestructura urbana, cuya ausencia cruje en el incremento de población.

Panorama de Neuquén

Datos

El presupuesto nacional puso en tensión la relación entre la Nación y Provincia para priorizar gastos en un año en el que habrá renovación política.
La actividad petrolera destila millones pero no derrama en infraestructura urbana, cuya ausencia cruje en el incremento de población.

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