El momento de jubilarse

Momento significativo de la persona que debe afrontar inevitablemente en la vida. Lograr una adecuada adaptación a esta nueva forma de vida dependerá de distintivos factores, pero esencialmente de sí mismo.

La jubilación es la transición que vivencia la persona al pasar de un estado activo a uno pasivo, al menos en lo laboral. Esta situación lo afecta en un momento trascendental de su ciclo vital y lo expone a distintas situaciones psicológicas, físicas y sociales.

Es una transición inevitable que suele suponer un brusco cambio en la vida, pero parte de un proceso continuo en la persona donde internamente se plantea y acepta como natural el pasar de una etapa vital a otra. Es un momento donde la persona se proyecta objetivos iniciales de descanso, relaciones sociales y familiares, aprovechamiento del tiempo para ocio y recreación.

Pasar al estado jubilatorio equivale también a una merma importante en los ingresos económicos de la persona y su grupo familiar, y esto implica un cambio sensible y real en el rol productivo al que acostumbraba. Si bien esta situación no afecta en todos los casos, una capacidad adquisitiva menor puede modificar la vida diaria y desencadenar en el futuro situaciones estresantes de la persona y su entorno.

Esta vivencia puede predisponer un cambio de vida dependiendo de distintos factores que influyan en los “proyectos” personales que la persona se proponga. Estas actitudes determinarán una adaptación a la jubilación con caracteres positivos o negativos: rechazo, liberación, oportunidad y ambivalencia.

Numerosos estudios indican que factores como el carácter y la personalidad son determinantes para una adecuada adaptación a esta nueva forma de vida donde es de suma importancia el acompañamiento social (amigos, excompañeros de trabajo, jubilados, etc.), pero vital será el apoyo de su entorno familiar, especialmente de su núcleo afectivo, ya que el jubilado se podría adaptar de mejor manera a este proceso y con mayor satisfacción a futuro.

En ciertos casos, y luego de este periodo de “adaptación”, caen en un estado de desencanto al no lograr las expectativas propuestas, y deben hacerse esfuerzos para reorganizar actividades y roles que satisfagan sus deseos de acuerdo a la realidad que se presenta. Por lo tanto, es esencial que la persona pueda aprovechar y utilizar sus capacidades, fortalezas y recursos, con una mirada incentivadora de “futuros nuevos tiempos a vivir”, con cambios de actitudes, hábitos saludables de vida, adaptaciones positivas en lo familiar y social, aprovechamiento del tiempo y el espacio. En definitiva, “trabajar” para evitar relacionar la jubilación como un acontecimiento negativo y de estrés.

*Técnico en Orientación Familiar. Instituto de Ciencias para la Familia, Universidad Austral.


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