Comerciantes crearon grupos de WhatsApp para frenar los robos

Más de 100 vendedores de la calle Godoy integran la lista de mensajería para prevenir el delito. El sábado atraparon a una pareja sustrayendo ropa de un local. Utilizan distintas estrategias para evitar las pérdidas. Algunos imponen reglas de ingreso a sus clientes y refuerzan la vigilancia en los probadores.

Con rejas, cadenas y candados, los comerciantes intentan proteger sus vidrieras por las noches. Foto: Mauro Pérez

En la calle Godoy de Neuquén existe una paranoia generalizada de los comerciantes, quienes tienen miedo de ser robados y acuden a cualquier método para cuidar sus mercancías. Desde enero organizaron varios grupos de WhatsApp donde participan hasta los comisarios. Con este método, el sábado la policía detuvo a una pareja que estaba sustrayendo prendas en un pequeño comercio de ropa.

La Godoy se conoce como el centro comercial a cielo abierto del oeste de la ciudad. La calle es una batalla constante entre la astucia de los ladrones y el ingenio de los comerciantes para evitar ser víctimas. Como las cámaras de seguridad y las alarmas no alcanzaron, ahora los vendedores optaron por comunicarse entre ellos y así conformaron un grupo de mensajería que tiene 106 integrantes y donde circulan fotos con rostros sospechosos, encapuchados y videos.

En todas las cuadras los comerciantes del rubro de indumentaria dan cuenta de sus pérdidas: “Hoy cumplo dos años y soy más famosa por los robos que por mi negocio”, explicó ayer Belén Viñas, duela de la tienda de ropa femenina Valen Roc. Su local es pequeño, se ubica en Godoy 268 y el sábado por la tarde detectó a una pareja sustrayendo ropa.

“Se delataron solos, los ví que actuaban sospechosos y los empece a seguir por la cámara hasta que metieron tres calzas en una bolsa.Cuando los detecté fui y cerré la puerta, tenía 10 clientes adentro”, se quejó.

En esas tres prendas Belén hubiese perdido 4.000 pesos de venta, pero su enojo va más allá del delito y asegura que “además de que te roban, los clientes que tenía adentro no compraron nada por lo que pasó, pierdo prendas y ventas”, se quejó. Agregó que sobre la misma cuadra en los últimos meses también robaron una peluquería canina y otra tienda de ropa.

Mauro Meza, propietario de otra tienda Celestino explicó que su caso fue aún más grave. Porque en diciembre le cortaron dos candados, levantaron la reja, le rompieron el vidrio y se llevaron 50 prendas y una notebook. Sumando las perdidas el joven explicó que “fueron alrededor de 80.000 pesos que se me fueron. Yo tenía seguro, pero solo me cubrió un porcentaje de los gastos”.

El comerciante agregó que “eso ocurrió aproximadamente el 15 de diciembre, fecha de egresos en las escuelas. Perdí un montón de venta porque la gente llegaba a comprar y no tenía nada, es complicado porque te pueden terminar fundiendo”.

A partir de los hechos es que se crearon grupos de mensajería con la policía que se dividió en dos sectores: desde la Ruta 22 hasta calle Belgrano es el Sector 1 y hasta la avenida del Trabajador es el Sector 2. Los comerciantes explicaron que la experiencia fue positiva porque hay una respuesta rápida: “uno ve algo raro, avisa y al poco tiempo está el patrullero en la calle o se ubica cerca”, explicó Viñas.

El dato

230
es la cantidad aproximada de locales comerciales que existen sobre las calles Godoy y El Cholar.

La respuesta es rápida porque en el mismo grupo están los celulares de los patrulleros y también de los jefes de la comisaría 16″.

Belén Viñas es comerciante y dueña de una tienda de ropa femenina.

“Uno cuando empieza es inocentes, pero después te vas volviendo desconfiado”, explicó Mauro Meza y agregó que en su tienda la reglas para el cliente son claras: “Se entra sin mochila y a los probadores solo pueden ingresar con tres prendas. El que viene a comprar lo acepta y el que viene con otras intenciones se termina yendo”, explicó el comerciante.
Los vendedores optan por distintas estrategias pero “no alcanza nada”, agregó Belén Viñas y señaló que “las mecheras por lo general entran cuando hay mucha gente, pero es relativo.Hace un par de semanas entró una mujer con un carrito y su bebé, me dijo que no podía comprar y se fue, cuando revisé las cámaras me di cuenta que se llevó un suéter”, detalló.
Explicó que en su tienda los percheros están colocados a mayor altura para dificultar que descuelguen las prendas.
En el caso de Meza, optó por el control personal: “Con mi esposa nos tomamos el trabajo de controlar, cuando son dos personas las que miran, por lo general no roban”, explicó.


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