Cómo combatir el trabajo infantil en Bariloche

Un seminario fue el puntapié para elaborar estrategias en esa ciudad.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El reconocimiento expreso de que el trabajo infantil no es una realidad ajena a Bariloche y la idea compartida de que cualquier programa para abordar esa problemática debe surgir de un equipo local y no «bajado» como un paquete desde el Estado provincial o nacional. Así se podría resumir lo escuchado ayer en el seminario debate organizado por la fundación Gente Nueva bajo la consigna «niños trabajadores: ¿una realidad local?».

Javier González Olaechea (de la OIT) y Víctor Chebez (del Ministerio de Trabajo de la Nación y ex funcionario de UNICEF) fueron los disertantes invitados. Participaron también unos 40 referentes de distintas ONG´s que trabajan con chicos o con poblaciones marginales como el Grupo Encuentro, Conciencia, la Asociación de Recicladores de Bariloche (ARB), la asociación Construyendo Proyectos Barriales (Conprobar), la Fundación Arelauquen, la CTA, el refugio de Jesús, representantes del poder Judicial y del gobierno municipal.

Una primera aclaración surgió a la hora de caracterizar el trabajo infantil, qu suele aparecer en el imaginario colectivo como una gran fábrica o una plantación llena de chicos explotados que realizan tareas propias de un adulto. Ese cuadro, explicaron los panelistas, no tiene relación con la realidad local, pero sí existen otras manifestaciones, como los de «chicos en situación de calle» que deben llevar un dinero fijo a sus casas cada día o que realizan changas a la par de sus mayores, como «estrategias de supervivencia familiar». Hubo consenso en que las formas «más aberrantes», como los menores explotados sexualmente o los que trabajan en un basural, deben ser combatidas sin reparo alguno. Pero hay otras situaciones «difíciles de encuadrar»

y que requieren una «atención integral» que tenga en cuenta a todo el grupo familiar.

Elena Durón (de Conprobar) dijo que más allá de «la falta de decisión política» para atacar el problema que reconocen los propios funcionarios, «es importante apuntar a la conformación de un comité que unifique los esfuerzos».

Algunas experiencias concretas que tienen lugar en Bariloche, señaladas en el seminario, son las becas que entrega la asociación Conciencia, el programa desarrollado por la ARB con un grupo de 24 chicos de 13 a 17 años que iban a revolver basura y ahora participan de una huerta comunitaria «a contraturno de la escuela» y también la tarea del grupo Encuentro, que desde hace años contiene a chicos «en situación de calle». Víctor Chebez llamó a diferenciar la situación del chico explotado en un empleo semi- formal del que busca en la calle el sustento para su familia, acosada por la crisis. «Desde ya que si para estos últimos casos hay cierta tolerancia, es imprescindible fijar un límite -sostuvo-. Y el límite es que el chico no deje de formarse ni pierda oportunidades de desarrollo personal, porque de otra manera en el niño trabajador de hoy está la génesis del desocupado del mañana».

El delegado de OIT Javier Olaechea dijo que se calcula que en Argentina son 1.500.000 los chicos que trabajan y aseguró que el principal obstáculo que han encontrado es que «se trata de un problema no percibido».


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